Los 80 años de Paul McCartney

Por Jorge Suxo Iturry
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paul McCartney
Foto: Hulton Archive, Getty Images

El beatle que fue dado por muerto en 1966 por una falsa noticia “conspiranoica”, cumplió 80 años. Exactamente el doble de lo que vivió John Lennon, su gran amigo en esa fabulosa sociedad musical del siglo XX que fueron Los Beatles. Lennon perdió la vida, a los 40, a manos de un fan devenido en asesino.

Un 18 de junio de 1942, cuando todavía la Segunda Guerra Mundial estaba desparramada por Europa y las bombas arrasaban Inglaterra, llegaba al mundo y a la familia McCartney-Mohin, James Paul, en la portuaria Liverpool. Autor de cientos de canciones, en dupla o en solitario, casi todos hits y clásicos de la cultura pop, Paul escribió su primer tema, I Lost my Little Girl, a los 14 años. Y a los 17 compuso la que, según él considera, es su mejor canción, su preferida: I Saw Her Standing There (La vi parada ahí). “Fue al salir de la escuela que nos sentamos con John a escribirla”, contó hace un año en el programa radial de Howard Stern.

De su padre, un aficionado al jazz, recibió una trompeta como regalo, pero enseguida lacambió por una guitarra para poder tocar y cantar a la vez. Cantar le ayudaba a soportar mejor la muerte de madre, la enfermera Mary, ocurrida cuando Paul tenía apenas 14.

Después siguió el interés por más instrumentos: piano, bajo, mandolina, banjo y varios más aunque, llamativamente, Paul nunca aprendió de manera formal música ni sabe interpretar una partitura. Toca de oído y así compuso varias de las más bellas canciones que se pueden recordar.

A los 11 años, el entusiasmo de Paul por el canto lo acercó hasta la Catedral de Liverpool con la idea de sumarse al coro. Lo rechazaron. Dos veces. Muchos años después, el entonces director de la agrupación aseguró que le hizo un favor porque, de lo contrario, Paul hubiera terminado como profesor de música. Señal de Dios o del destino, auto adjudicada por el pastor en favor de millones de fans.

Su etapa de colegio secundario fue clave para el futuro: en una fiesta escolar conoció a John Lennon y antes, había compartido viajes en bus camino a la escuela con George Harrison, coincidiendo en las mismas coordenadas que por entonces conformaban su pequeño mundo. Con los años, algunas referencias a esa geografía, compartida con los otros Beatles, se lverían universales gracias a canciones como Penny Lane, la avenida a pocas cuadras de su casa; Strawberry Fields For Ever, el hogar infantil vecino a su lugar de juegos; o Eleanor Rigby, la anciana a la que ayudaba a hacer las compras cuando era un scout.

“Con ella me llevaba muy bien. Descubrí que vivía por su cuenta, así que iba, hablábamos y yo me ofrecía a hacerle las  compras. Me daba una lista y le traía las cosas y después, nos sentábamos en la cocina a conversar”, contó el músico en el libro The Lyrics: 1956 To The Present. Solo le cambió el nombre a la señora que, en realidad, se llamaba Daisy Hawkins.

El músico de cara eternamente aniñada, el chico bueno del grupo, estuvo dos veces preso, una en Hamburgo y la otra, en Tokio. La primera fue en 1960, durante una de las giras de los incipientes Beatles por Alemania, al prender fuego a un preservativo intentando usarlo como lámpara. Junto al entonces baterista Pete Best, terminaron acusados de provocar un incendio y expulsados a Inglaterra.

La segunda fue durante una gira con su grupo Wings, por Japón, en 1980, cuando en la Aduana de Tokio le encontraron 200 gramos de cannabis en su equipaje. Luego de diez días detenido, decidieron liberarlo y deportarlo sin cargos. Años después, cuando fue multado en Barbados por posesión de marihuana, a su regreso a Inglaterra, declaró: “El cannabis es menos nocivo que el ron, el whisky, la nicotina y la cola, todo lo cual es perfectamente legal. No creo que yo estuviera haciendo daño a nadie”.

A favor de la despenalización, declaró: “La gente fuma marihuana de todos modos y convertirlos en criminales es un error”.

El hombre que musicalizó buena parte de la vida de millones de personas en todo el planeta, fue testigo directo de un hecho que cambió la vida del mundo. Paul estaba en el aeropuerto de Nueva York cuando ocurrieron los ataques a las Torres Gemelas en esa ciudad, el 11 de septiembre de 2001. Según él mismo relató más tarde, se encontraba en la sala de espera, a punto de tomar un avión, cuando por la ventana observó cómo el segundo avión suicida impactaba contra una de las torres.

El músico pudo viajar, a pesar del shock y, dos meses después volvió a la ciudad, y se presentó en el Madison Square Garden para homenajear a las víctimas del atentado. Entre otros temas interpretó Freedom, escrita luego de los ataques, y la Policía de Nueva York, en señal de agradecimiento, lo nombró detective honorario de la fuerza.

Acostumbrado a usar la mano derecha para todo, a pesar de ser zurdo, como le ocurrió en la infancia a muchos de su generación, cuando llegó el momento de empuñar una guitarra, la naturaleza pudo más y se impuso.

Así llegó hasta el Guinness como el compositor más exitoso de todos los tiempos, por colocar 188 canciones en las listas de temas más populares del Reino Unido, de las cuales, más de 90 están en el top ten y otras 30, en el número uno.

Así de prolífica también es su fortuna, considerado como uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña, con más de 660 millones de dólares, ganados a puro acorde y estribillo.

Ese don para escribir estrofas que ya son parte de la historia de la música, tal vez haya tenido su origen en la infancia, cuando su madre le leía poemas a él y a su hermano menor Michael, y su padre, les daba crucigramas para resolver. “Ellos fomentaron el hábito de la lectura en mí y aumentaron el poder de la palabra”, declaró. ​ En el prólogo de su libro Blackbird Singing, que reúne poemas y letras de sus canciones, explica: “Cuando era adolescente, tenía unas ganas tremendas de tener un poema publicado en la revista de la escuela. Escribí algo que fue rechazado y supongo que, desde entonces, he estado tratando de responderles”.

Según relata su biógrafo, Barry Miles, Paul escribió All My Loving, durante un tour: “Es la primera canción en la que escribí primero la letra, cosa que nunca hago y difícilmente lo vuelva hacer”, dijo el músico.

Las canciones emblema de Paul

Yesterday, es una de las canciones más versionadas de la historia, con más de 3500 variantes, según los datos de Guinnes. En Let it be está homenajeada su mamá, mother Mary. El músico contó que la canción la escribió luego de soñar con ella, una noche en medio de las grabaciones del álbum del mismo nombre. Según contó: “Me sentí bendecido. Eso me hizo escribir la canción. ‘Todo va a estar bien, déjalo ir (let it be)’, me dijo ella en el sueño”.

Paul también compuso una canción para su mitad fundamental en Los Beatles. En Here Today, que compuso después del asesinato de Lennon, evoca a John cada vez que canta: “Todavía recuerdo cómo era antes y no puedo contener las lágrimas, ya no. Ohhh, te amo”.

Su vida sentimental no tuvo la repercusión mediática típica de un rock star. Más bien fue puertas adentro, salvo por alguna etapa más complicada. Aún hoy, Paul se reserva bastante en ese aspecto de su vida a pesar de ser híper-famoso desde que tiene 20 años.

Relaciones en pareja y la esposa Linda

Su primera relación conocida fue con la actriz inglesa Jane Asher, en pleno apogeo Beatle. Eran la pareja glam de los años 60. Y fue en la casa de los padres de su novia donde Paul compuso temas como Yesterday, And I Love Her y You Won´t See Me.

Luego de cinco años de convivencia y planes de casamiento, e incluso un viaje a la India, el noviazgo terminó cuando Asher descubrió una infidelidad de Paul. Era 1968.

Poco después aparecía en la vida de Paul, Linda Eastman, la mujer con la que vivió 30 años y tuvo tres hijos.

La primera vez que se vieron había sido en 1967 cuando ella, una neoyorquina fanática de la música y fotógrafa de grupos de rock, coincidió con una de las estrellas del momento, en un concierto en Londres, al que siguió una fiesta. La pareja se casó en 1969. “Nos divertimos mucho juntos, nuestra actividad favorita es simplemente pasar el rato. Tuvimos una gran discusión la noche antes de casarnos, y casi cancelamos la boda, fue un milagro que lo hiciéramos. Pero lo hicimos”, relató el músico.

La exposición y la fama no ayudaron en un principio. “Sé que al público británico no le gustó mí separación de Jane Asher ni mi casamiento con una neoyorquina divorciada y con una hija”, relató McCartney años después. A pesar de las críticas, el matrimonio siguió su rumbo y también resultó una sociedad artística exitosa, ya que ambos compartieron los diez años del grupo Wings, antes de la etapa solista de McCartney. “Le enseñé a Linda lo básico de los teclados, tomó un par de lecciones y lo hizo muy bien”, declaró Paul.

​La pareja tuvo cuatro hijos: Heather (la hija de Linda legalmente adoptada por Paul), Mary (bautizada así en honor a su madre), Stella (la famosa diseñadora de moda) y James (también músico). Linda murió por un cáncer de mama a los 56 años, en 1998. Después de la muerte de su esposa, Paul declaró que se sentía triste y desorientado: “Lo bonito de nuestro matrimonio con Linda es que éramos solo un novio y una novia teniendo bebés”, describió.

La vida aparentemente armoniosa y feliz que Paul había compartido con Linda durante tres décadas, tuvo su contracara con la pareja que el músico formó desde 2002, con la modelo británica Heather Mills, 26 años más joven. Mills se volvió una activista contra las minas terrestres luego de sufrir un accidente en el que había perdido una pierna. ​

Tuvieron una hija, Beatrice, que nació en 2003, pero la relación no prosperó. Luego de un divorcio complicado, en 2006, Paul debió pagarle 25 millones de dólares.

Luego de esa etapa más oscura para alguien poco habituado a los escándalos, Paul volvió a formar pareja, (casualidad o no) con otra neoyorquina: la empresaria Nancy Shevell, hoy de 62 años. Paul eligió el mismo Registro Civil donde contrajo matrimonio con Linda Eastman para casarse con Nancy en 2011. La pareja continúa hasta ahora y comparte, entre otras cosas, la misma pasión por los animales.

Las otras aficiones de Paul

Desde 1975, McCartney no consume carne y milita por los derechos de los animales, incluso participando activamente con la organización PETA, para la cual realizó un video, en 2014, Glass Walls, en el que critica la industria cárnica, y sus efectos. En un capítulo de la serie animada Los Simpson, Paul y Linda Eastman aparecen para convencer a Lisa de hacerse vegetariana.

La música no es el único talento de McCartney. También desde niño, el ex beatle tuvo fascinación por la pintura. Sin embargo, su carrera musical postergó esa pasión hasta pasados los 50 años. “Sé cómo escribir canciones más de lo que sé pintar. Así que pintar, para mí, es más una exploración libre. Realmente disfruto eso”, detalló.

En 1999, la galería de arte alemana Kunstforum Lys Gallery lo invitó a mostrar sus pinturas. “No muestro mi trabajo para probarme ante el mundo. Creo que el mundo ya ha tenido suficiente de mí. Esto sólo lo hago para divertirme”, destacó en ese momento. En sus cuadros hay paisajes, retratos y alusiones a la mitología celta. Paul también retrató a sus amigos David Bowie y John Lennon.

Cuando, en 1985, un catálogo de más de 200 canciones de Los Beatles, fue comprado por Michael Jackson, en una subasta, McCartney comenzó un proceso judicial que continuó contra la compañía Sony/ATV, a quien Jackson le había vendido los derechos de autor antes de morir.

En 2017, el ex Beatle logró llegar a un acuerdo confidencial con la empresa.

La meditación trascendental

Adelantado, y desde la década de 1960, cuando Los Beatles se interesaron por la cultura de la India y se iniciaron en la meditación, a través del Maharishi Mahesh Yogi, Paul mantiene ese hábito. “Toda la experiencia en la meditación fue muy buena y me resulta relajante”, asegura.​

Junto a Ringo Starr, en 2009, se pusieron al frente de un concierto benéfico en el Radio City Music Hall, de Nueva York, para recaudar fondos destinados a la Fundación David Lynch, que promueve la enseñanza de la meditación en jóvenes en situación de vulnerabilidad social.

El chico huérfano de clase trabajadora que encauzó su dolor haciendo canciones, que fue un beatle (a esta altura una forma de interpretar el mundo), en 1997 fue declarado por la reina Isabel II, Caballero de la Orden del Imperio Británico con el título de Sir Paul McCartney.

Después de musicalizar gran parte del siglo XX en el planeta Tierra, en el cielo hay un asteroide que lleva su nombre: el 4148 McCartney, que forma parte del cinturón principal de asteroides del sistema solar.

El cuerpo celeste, descubierto desde un observatorio astronómico en Arizona, en 1983, fue bautizado con el nombre de Paul en 1990 y tarda 1228 días en completar una órbita alrededor del Sol, en el mismo universo sideral de Lucy in the Sky with Diamonds.

​Mientras tanto, McCartney, el de carne y hueso, está nuevamente de gira, con su tour Got Back, y celebrará sus 80 años, como no podía ser de otra manera, haciendo música.

 

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