Los mayores traficantes de marihuana de la historia en la Edad de Bronce

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Foto: National Geographic

Hace unos 5.000 años, una misteriosa tribu apareció en Europa procedente de Asia. Venían de la estepa de los territorios formados hoy por Rusia y Ucrania. Traían con ellos poderosos conocimientos sobre metalurgia, sobre cómo montar a caballo y hasta conocimientos tecnológicos, como los referidos al funcionamiento de la rueda.

Sin embargo, los historiadores creen que estos migrantes ancestrales cargaban otro precioso producto: nada menos que la mejor marihuana que crecía en las escarpadas cumbres del Cáucaso. Y según concluye una nueva investigación recientemente publicada por la revista Vegetation History and Archaeobotany, parece también que se trataría de los mayores traficantes de toda Eurasia.

Los antropólogos sospechan que los Yamnaya fueron una de las tres o cuatro culturas prehistóricas que lograron penetrar en la civilización occidental – huyendo en desbandada rumbo a Europa, e inundándola de nuevas lenguas, de una nueva mezcla genética y de las herramientas de metal que cifrarían el advenimiento de la Edad de Bronce. Paralelamente, también se dirigieron hacia Oriente, y se diseminaron por China y el Asia Central.

Se trataba de una tribu de pastores nómadas originada en un territorio conocido como la Estepa Póntica, y es probable que hablaran la lengua protoindoeuropea, la lengua madre de cientos de idiomas indoeuropeos que se hablan a día de hoy. Algunas poblaciones, como los noruegos, han conseguido relacionar cerca del 50 por ciento de su ADN con el linaje de tales ancestros.

Por mucho que los Yamnaya fueran consumidores habituales de marihuana, una evidencia que los científicos han desentrañado gracias a suculentos alijos arqueológicos, lo cierto es que la psicoactiva hierba lleva siendo cultivada por toda Eurasia desde hace cientos de miles de años.

Los restos momificados de la poderosa planta han sido descubiertos en las tumbas de la realeza china en la zona de Sinkiang. Toda apunta a que habría sido empleada para la celebración de rituales chamanísticos. Las semillas de cannabis, semillas fechadas del año 3.000 A.C, habrían sido descubiertas también en kurganes o túmulos funerarios de Siberia. Y las psicodélicas antigüedades de los Indoescitos, un temido clan de guerreros, fueron descritas en su día por el gran historiador griego Heródoto, como artilugios “que ningún baño de vapor griego puede traspasar… que viajan sobre el vapor, y a lomos de jinetes que gritan muy fuerte”.

Pese a todo no fue hasta la edad de Bronce cuando la devoción popular por la marihuana empezó a florecer. “Todo apunta a que las semillas de marihuana habrían sido ampliamente distribuidas desde hace 10.000 años. Es posible que desde antes”, ha declarado Tengwen Long, uno de los coautores del informe, a la revista New Scientist. Claro que deberían de pasar otros 5.000 años hasta que aparezcan los primeros hallazgos arqueológicos que delatan un poderoso uso de marihuana.

A pesar de la habitual presencia de la hierba en Eurasia, los autores del estudio teorizan sobre que el negocio intercontinental del cannabis durante la Edad de Bronce permitió que las cosechas de la poderosa planta arraigaran en nuevos destinos. Mucho antes del advenimiento de la llamada Ruta de la Seda, ya existía otra ruta, a la que se conocía como el Corredor del Hexi o el Corredor del Gansu, y que era muy utilizada por los comerciantes de bienes y mercancías, y que también es muy probable que sirviera para facilitar el tráfico histórico de la hierba.

“Se trata de una hipótesis que exige más evidencias para ser confirmada”, confiesa Long. Y también sugiere que el estallido del tráfico de cannabis por todo el continente insinuaría que podría haberse tratado de “una divisa en especias antes de la llegada del dinero”.

Desde aquellos tiempos inmemoriales, la marihuana ha crecido y su cultivo ha sido adoptado a escala global. A día de hoy, multitud de variedades son seleccionadas y cultivadas y son responsables de paliar el dolor en enfermos o de estimular psicoactivamente a gente de todas las edades.

Claro que de no haber sido por los desbocados jinetes Yamnaya, llaneros que galopaban con un hacha en mano y con la sangre llena de marihuana, es muy posible que la cultura de la hierba psicoactiva, tal y como la conocemos hoy, no existiera. Así que ya lo sabéis, el siguiente canuto que os fuméis, os lo podéis fumar a la salud de aquellos ancestros, que sabían mejor que nadie que un amigo con marihuana es un buen amigo

 

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.