Obituario: Charles Aznavour (1924 – 2018)

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Charles Aznavour se mantuvo enérgicamente activo. De hecho, cuando falleció a los 94 años el pasado 1ro de octubre en el sur de Francia, pensaba en una serie de conciertos para recuperar el tiempo perdido. Guardaba reposo para estar a plenitud este 26 de octubre en Bruselas, donde se presentaría, tras haberse visto forzado a cancelar varios conciertos en Japón debido a una fractura del brazo, provocada por una caída.

“Me inspira todo: la televisión, la radio, los libros… Como no tengo imaginación, cojo lo que veo. Hay gente que la tiene y, sin embargo, no es capaz de escribir una canción”, dijo en una entrevista al diario El País.

¿De dónde saca tanta energía?, le preguntó Laura Ventura, del diario La Nación de Buenos Aires hace un año, cuando vino a despedirse de América Latina. “Algún día estaré muerto, así que mientras esté en este mundo quiero ser feliz y mi modo de serlo implica estar siempre en actividad. Ya tendré tiempo de dormir. Me hace feliz salir al escenario. No me gusta tanto meterme en un estudio de grabación. Prefiero estar cerca de la gente”.

Pero, entonces, ella le inquirió: ¿Se cansa a veces de cantar las mismas canciones? “Sí, claro, entonces lo que hago es cambiar el repertorio. Es el único modo de no aburrirse”, respondió. Y, claro, él tenía un amplio repertorio para escoger: más de 1.400 canciones grabadas, 800 de ellas compuestas por él mismo, casi 300 discos publicados, más de 100 millones de álbumes vendidos. Cifras astronómicas equiparables a su inconfundible y portentosa voz en la que narraba historias integras.

Aunque reinaba en el Olimpo de los dioses de la música, era bien consciente de su vulnerabilidad y del paso inexorable del tiempo. ¿Cómo cuida su voz?, le preguntó La Nación: “Mi voz está muerta desde hace mucho tiempo, así que trabajo con esta voz rota…”. ¿Su voz está rota? ¿De verdad? “¡Sí! Y no puedo hacer nada al respecto, pero el público lo ha aceptado, y eso es lo más importante. No soy un cantante, soy alguien que canta letras. La voz no es lo importante, sino lo que digo”.

 

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