Vargas Llosa político y literato, de escritor de novelas porno a premio Nobel

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Vargas Llosa comenta sobre las vivencias que influyeron en su vida y lo acercaron a la literatura, y considera que el estímulo a la inversión y riqueza a través de la propiedad privada, encaminan a la sociedad hacia el progreso.

El premio Nobel de Literatura de 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, confesó ayer viernes 25 en el Hay Festival de Cartagena que se hizo profesional de las letras escribiendo cartas de amor y pequeñas novelas pornográficas para sus compañeros de colegio.

Ante una multitudinaria asistencia congregada en el Centro de Convenciones “Julio César Turbay”, Vargas Llosa, de 76 años, remarcó que su paso por el colegio militar Leoncio Prado, a donde lo envió su familia, fue fundamental para escribir la novela “La ciudad y los perros”, su obra cumbre que cumple cincuenta años.

En su coloquio con el ensayista colombiano Carlos Granés, Vargas Llosa rememoró que escribía cartas de amor para sus compañeros cuando éstos no sabían cómo contestarlas.

Detalló que esas “novelitas pornográficas” tenían entre una y dos páginas” y las hacía porque “dentro de las ramas de la literatura, el erotismo sí parecía una rama viril”.

El Nobel hispano-peruano añadió que llegó al colegio militar “en parte por culpa de la literatura.

“Mi padre vio que tenía una vocación literaria, vio que escribía poemas, que leía mucho y esto lo alarmó; él pensó que una vocación literaria era un pasaporte hacia el fracaso en la vida”, dijo.

Pero, contra la voluntad de su padre leyó “más que nunca”, pues estuvo muchos fines de semana castigado

“Nunca había escrito tanto como escribí en esos dos años, y me convertí en cierta forma en un escritor profesional”, recordó.

Vargas Llosa comenzó a redactar “La ciudad y los perros” cuando tenía 22 años, y no la habría escrito si no hubiera tenido “las vivencias del colegio militar Leoncio Prado”, dijo.

Su paso por esa institución fue una experiencia desagradable porque “era una reproducción de la sociedad peruana en pequeño formato, había muchachos que venían de las familias más encumbradas a los que los padres los mandaban al colegio militar porque no sabían qué hacer con ellos…había también muchachos de origen muy humilde, incluso campesinos. Cada muchacho llevaba al colegio su propio mundo, sus prejuicios, sus rencores, sus complejos y eso hacía que la atmósfera del colegio fuera muy explosiva”.

Señaló que en la época en que escribió esa historia “en América Latina y sobretodo en ciertos países como el Perú, la vocación literaria no tenía mucho reconocimiento social”.

Y su primer contacto con el problema social del Perú llegó con las lecturas que lo llevaron a tomar la decisión de ingresar a la universidad de San Marcos, aunque su familia “hubiera preferido que fuera a una Universidad Católica”.

“Yo quería era ir a la Universidad de los cholos (indígenas peruanos), ir a la universidad donde hay esa tradición de rebeldía y soñaba con ser comunista, entonces entré a San Marcos y San Marcos era verdaderamente un foco de resistencia a la dictadura del general (Manuel) Odría”, explicó.

Y añadió: “estuve un año en el partido comunista, como decía un amigo mío: los comunistas en el Perú éramos pocos pero bien sectarios”.

Aclaró que leer al filósofo Jean-Paul Sartre lo salvó del sectarismo comunista. “Fue un escritor que marcó profundamente mi juventud y que creo, marca profundamente mi primera novela”  “Le creí todo lo que escribía”, remarcó.

Del “boom latinoamericano” dijo que para él significó “el descubrimiento de América Latina. Yo no me sentía un latinoamericano cuando fui a Europa, era un peruano que soñaba con ser un escritor francés”.

“Lo que descubrí en París fue a América Latina, ahí descubrí que había escritores latinoamericanos que yo no conocía; Julio Cortázar, Alejo Carpentier, García Márquez, Carlos Fuentes, que estaban produciendo en esos mismos años una literatura muy rica, muy novedosa”, añadió.

A juicio de Vargas Llosa, esa era una literatura que “de alguna manera tenía unos ciertos denominadores comunes que venían de un mundo que compartíamos” y que lo mejor de todo es que “la literatura latinoamericana alcanzó un reconocimiento que no ha perdido y que no tenía antes”.

De otro lado, el autor hispano-peruano reveló que acaba de terminar su nueva novela, “El héroe discreto”, que se enmarca en el Perú de hoy día.

“Tenemos democracia, creo que hay unos consensos en defensa de la democracia muy amplios, tenemos una política de apertura de defensa de la propiedad privada, de estímulo a la inversión, de estímulo a la creación de riqueza a través de la empresa privada; todo lo que hoy, creo que empuja a una sociedad hacia el progreso”, comentó.