Los gays contra los JO de Sochi

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A 48 horas de que comiencen los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, activistas gais de todo el mundo organizan una jornada mundial de protestas en repulsa a la creciente homofobia en la Rusia de Putin. Colectivos de defensa de derechos de los homosexuales llevarán a cabo diferentes actos y concentraciones en 19 ciudades del mundo, entre las que destacan Nueva York, Londres, París y San Petersburgo. El objetivo declarado de los promotores de las protestas es que las grandes empresas que patrocinan la cita olímpica, como Coca-Cola, McDonaldŽs o Samsung, se pronuncien públicamente en contra de las últimas leyes rusas contra la homosexualidad.

Según declaró Marie Campbell, una de las directoras de esta campaña mundial, a la BBC, «todos queremos celebrar los valores olímpicos de la fortaleza, el esfuerzo y la integridad, pero no podemos ignorar lo que está ocurriendo en Rusia». La ola de protestas no ha sentado nada bien en el corazón del olimpismo oficial. Se suma a la negativa de los más destacados líderes europeos a asistir a la cita. El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dijo ayer que los Juegos son un evento estrictamente deportivo que no debe ser utilizado para defender planteamientos políticos. «Tengan el coraje de tratar sus desacuerdos a través de un diálogo político directo y pacífico y no lo carguen en las espaldas de los atletas», demandó Bach.

El mes pasado el presidente ruso, para el que los juegos de Sochi se han convertido en una apuesta política de primer orden, dijo que los homosexuales serían bienvenidos en Sochi, pero añadió: «Solo dejen a los niños en paz». Putin hizo aprobar una ley que castiga penalmente a quienes faciliten información sobre la homosexualidad a los menores de 18 años. El presidente ruso insiste en que en su país no rige una prohibición sobre las relaciones homosexuales, sino sobre la «propaganda» homosexual. Pero por más que desde Moscú intente disimularse, la percepción al oeste es la de que en Rusia se abre paso una actitud cada vez más hostil hacia los gais, una percepción que se agrava con declaraciones como la del alcalde de Sochi, Anatoly Pakhomov, que afirmó el 27 de enero que en Sochi no hay homosexuales.

Además de la repulsa de movimientos sociales y gobiernos occidentales, Sochi 2014 afronta también la cruenta amenaza del terrorismo. Moscú ha desplegado un impresionante operativo policial y militar en la ciudad, ubicada en la conflictiva región del Cáucaso, después de los dos atentados que golpearon Volgogrado y causaron decenas de muertos.