El lector recuerda el Mundial de Fútbol en Qatar (?). Las piezas de construcción de los estadios erigiéndose a 50° (asfixiante), trabajadores (en su mayoría inmigrantes sin seguro) desfalleciendo para poner a punto la sede. Entonces, (cualquier cosa se puede esperar de la FIFA) se teorizó que EEUU podría reemplazar Qatar. Y el reemplazo era obvio. Fue sorprendente -en primer lugar- que Qatar hubiera superado a EEUU como anfitrión del torneo mundialista en 2022 por razones que, por supuesto, terminaron siendo completamente de corrupción. La teoría sobre Estados Unidos como sede alternativa se basaba en el supuesto de que, si se tenía que encontrar un reemplazo repentino, el país tenía la infraestructura necesaria para manejar una Copa Mundial de rápida resolución. Hay estadios enormes en todo el país, y constantemente albergan eventos deportivos, conciertos de rock y convenciones. Podrían levantarse de la cama mañana mismo y afrontar una Copa del Mundo sin problemas.
¿Qué pasó durante y en la final de la Copa América?
Sorprendente e inusual (más sorprendente e inusual escuchando los informes) resulta que no haya sucedido nada verdaderamente horrible. Los videos mostraban a los hinchas colombianos entrando al estadio a salto de mata, mientras agentes de seguridad golpeaban cachiporras al viento. Una masa interminable de personas apretujadas tratando de entrar y procedimientos de escaneo de entradas y seguridad desastrosamente deficientes. No es difícil imaginar cómo esto podría haber sido mucho peor.
Al final, se permitió el ingreso masivo de aficionados sin entradas para evitar que la situación se agravara (lo que podría haber sido aún más peligroso, considerando que muchos de ellos nunca pasaron por el control de seguridad y podrían haber tenido un arma, tan normal en EEUU). Yo pensaba -muñido en el sillón- que las alarmas de la Seguridad Nacional entraron en alerta máxima tras el atentado –un día antes- al candidato presidencial Donald Trump.
¿La culpa es de los latinos?
Los organizadores del torneo y el personal del Hard Rock Stadium han culpado en su mayoría a los que se apresuran a entrar a los estadios por el caos. Leo el informe de Henry Bushnell (analista de fútbol): “Los fanáticos sin boletos son una característica de los principales partidos internacionales de fútbol, especialmente en Sudamérica. Y existe una estrategia comúnmente implementada que los torneos internacionales y sus anfitriones utilizan para lidiar con esto: establecer múltiples perímetros de seguridad fuera del estadio, lo que dificulta que alguien sin boletos se acerque a las puertas. Esta es una táctica familiar también en los EEUU, en el Super Bowl. Pero los organizadores de la Copa América los ignoraron por completo”.
Messi y CIA vs Maluma y Shakira
Tal vez se podría haber dicho que se trató de un incidente aislado o que se le atribuyó a Miami o a la intensidad de un partido entre Messi vs Maluma y Shakira (su desventurado hip hop erótico, tema de otra historia) o, los fanáticos colombianos, famosos por su rabia. Leyendo más informes, la Copa América estuvo plagada de problemas: “Los jugadores se quejaron del césped en el que jugaron. Los estadios estaban vacíos en tres cuartas partes. Las entradas eran sorprendentemente caras. El calor era abrumador. Las políticas y los procedimientos de los medios de comunicación fueron caóticos. Y en el partido más importante antes de la final, la emocionante victoria de Colombia sobre Uruguay, terminó con una violenta pelea en las gradas entre jugadores uruguayos y fanáticos colombianos”.
¿Cómo diablos manejarán la Copa del Mundo?
Esto es particularmente preocupante porque esta Copa América fue vista, explícitamente, como un ensayo general para la Copa del Mundo, que se llevará a cabo en menos de dos años. La única salvación en 2026 puede ser que Canadá y México hayan sido reclutados para ayudar; albergarán algunos de los partidos, pero ninguno de los grandes. La final de la Copa del Mundo será el 19 de julio de 2026 en el MetLife Stadium en Nueva Jersey. El juego por el tercer lugar se llevará a cabo en Miami.
Hubo un momento, muy recientemente, en que los Estados Unidos era el lugar infalible en cuanto a seguridad, eficiencia y preparación para un evento como este, tanto que el mundo sintió que podía contar con él en caso de apuro con un tiempo de respuesta imposible. ¿Y ahora? Ahora la Copa América, y quizás pronto el Mundial, nos están haciendo ver como un lugar en el que no se puede confiar para nada. Tenemos dos años para averiguarlo. Mire a su alrededor. ¿Le parece que algo va a mejorar en dos años?