A cuatro años de la “mentira” del “mar de gas”, producción cayó en 22 MMmcd
Después de cuatro años de la “mentira del mar de gas”, la producción de gas natural sigue en declive y entre 2014 y 2022 cayó en 22,1 millones de metros cúbicos día (MMmcd) y la de hidrocarburos líquidos en 28.546 barriles diarios.
En un encuentro reciente con corresponsales de medios internacionales, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, sostuvo que un exministro “le hizo creer” al exmandatario Evo Morales que estaba en un “mar de gas”, pero todo se trataba de una “mentira”, según una columna firmada por el corresponsal Javier Aliaga y que se publicó ayer en Página Siete.
“Un exministro de Hidrocarburos le hizo creer a nuestro expresidente (Morales) que estábamos en un mar de gas. ¿O no? ¿O me estoy inventando? Le dijeron: ‘Estás en un mar de gas’ y era una mentira y hoy, obviamente, estamos pagando los platos rotos de no haber explorado en esos años, en esos momentos”, manifestó Montenegro en un encuentro con periodistas de medios extranjeros, con quienes conversó sobre la situación de la economía boliviana.
Un 13 de enero de 2019, el entonces ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, anunció que a partir del “éxito” con el pozo exploratorio Boyuy X2 se descubrió un “mar de gas” debajo de los departamentos Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, donde se encuentran 33 áreas hidrocarburíferas en las que se ubican campos como Margarita, Sábalo, San Alberto, Itabu, Iguazú y otras 43 zonas.
La producción de gas cayó de 61,3 millones de metros cúbicos día (MMmcd), en 2014, a 39,2 MMmcd en diciembre de 2022, segun datos oficiales procesados por la Dirección de Hidrocarburos de la Gobernación de Santa Cruz. La producción de líquidos cayó de 63.086 a 34.540 barriles por día entre 2015 y 2022.
Álvaro Ríos, exministro y analista, al recordar lo sucedido con Boyuy, indicó ayer que está comprobado que a una profundidad de 8.000 metros no se encuentra el “mar de gas”, ya que ahora ni las actuales autoridades volvieron a hacer perforaciones a esas profundidades.
“Fue una salida para tranquilizar a los periodistas y analistas, que cuestionaban que las reservas estaban cayendo; por tanto, anunciar que se había descubierto un mar de gas calmaba a la población porque al final la gente cree lo que dicen sus autoridades. Creo que el Gobierno entendió perfectamente que eso no es como lo dijo Sánchez; por eso YPFB está perforando Itacaray y Astillero, que son pozos que van a estructuras mucho más someras”, manifestó Ríos.
En ese contexto mencionó que la realidad en el país es que entre 2014 y 2015 se pudo llegar a una producción máxima de cerca de 62 MMmcd, y a finales de 2022 esa capacidad de producción se sitúa en 39 MMmcd, y probablemente este año llegue a 36 o 37 MMmcd. “Estamos declinando a un ritmo de 4 a 5% por año. Si proyectamos esto y en Astillero e Itacaray no se descubre nada, la producción seguirá cayendo y, por ejemplo, a finales de 2024 tendremos una producción de 34 MMmcd”, anticipó el experto.
Ante este panorama de caída de producción, la sugerencia de Ríos es que se necesita algún tipo de incentivo para que no se perforen sólo dos pozos al año, como actualmente se hace, sino 20 y la ecuación pueda remunerar lo que se llama el brazo exploratorio, lo que significa que se debe perforar cuatro o cinco pozos, para que se descubra uno.
“Una de las propuestas que mencioné es que el 32% de IDH de producción cero sigue siendo cero y el 11% de regalía de producción cero, sigue siendo cero. Entonces, cuando se tenga producción cero, el IDH y la regalía no existen; en ese contexto, una de las cosas que se puede hacer es un ‘tax holiday’, que quiere decir diferir impuestos, que puede ser a siete o 10 años, de manera que la inversión pueda darse”, explicó a este medio.
También señaló que de seguir con el panorama de caída de producción, Bolivia tendrá que concentrarse en producir para el mercado interno, que en su pico máximo demanda 14 MMmcd y que puede subir hasta 16 MMmcd, al tomar en cuenta la demanda de la planta de Amoniaco y Úrea, en Cochabamba, y la puesta en marcha de la planta del Mutún, en Puerto Suárez.
El resto lo podrá comercializar en Brasil a través de Petrobras u otras empresas, ya que Argentina se torna autosuficiente con Vaca Muerta, que produce un gas competitivo que cuesta entre cuatro dólares el millón de BTU.
El analista José Padilla recordó que se aprobaron por decreto incentivos para que las petroleras inviertan, pero no hay un cambio de la Ley de Hidrocarburos para atraer capital y hacer más atractivo el sector.
Tampoco hubo un aumento de reservas de gas y sólo el campo Incahuasi generó algo de producción adicional y varios de los pozos perforados en Cochabamba y La Paz fueron negativos y se corre el riesgo de perder los mercados externos por no contar con reservas suficientes.
Existe un déficit de 50% en la producción de líquidos. “El tema de fondo es que no tenemos una ley atractiva a la inversión y seguridad jurídica. Se debe hacer sísmica dos y tres con empresas de alto nivel”, indicó Padilla.
El año pasado se cerró con una subvención de 1.500 millones de dólares a los hidrocarburos y para este año se proyectan 8.072,2 millones de bolivianos (1.170,8 millones de dólares). El 94% va a hidrocarburos y el restante, a cubrir los alimentos.
En 2019: “El gas descubierto que no lo quieren visualizar”
“El mar de gas lo hemos descubierto, solamente que ustedes no lo visualizan, no lo quieren visualizar; la prensa habla barbaridades, se dicen y desdicen. Para encontrar el mar de gas hay que encontrar otros pozos”, manifestó en 2019 el entonces ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, en la gestión de Evo Morales.
La autoridad se refería al “éxito” con el pozo exploratorio Boyuy X2. Pero, cuatro meses después, mayo de 2019, ese yacimiento se declaró “no comercial”, en vista de que no será productivo. La perforación demandó más de 130 millones de dólares.
El presidente actual de YPFB, Armin Dorghaten, en agosto dijo que aunque la producción de gas haya declinado, esto se está revirtiendo con la exploración y perforación de nuevos pozos y un “agresivo” plan de inversiones en exploración que en la actualidad encara la estatal petrolera. “La idea es mejorar las condiciones económicas para hacernos más atractivos a la inversión internacional y ahora estamos en una época en la que hablamos de transición energética, donde el gas es la energía de esa transición”, dijo.