Analistas evalúan el periodo de la posbonanza económica
Analistas debatieron sobre el periodo de posbonanza de la economía del país y sugirieron austeridad en el gasto e inversión pública para no sobrevaluar la moneda y evitar que la crisis derivada de la caída del precio del petróleo golpee fuerte a Bolivia.
También plantearon evitar el uso de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y mantener un tipo de cambio fijo acompañado de políticas fiscales y monetarias congruentes para salvar a la industria nacional de los efectos de la devaluación de las monedas de los países de la región.
El expositor Juan Antonio Morales, expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB); los panelistas Javier Cuevas, exministro de Hacienda; Gabriel Loza, exministro de Planificación; y Armando Álvarez, exgerente de la Bolsa Boliviana de Valores debatieron sobre el tema en el panel “La economía nacional: entre el aterrizaje suave y la desestabilización”, organizado por la Fundación Milenio.
“Para mí, un aterrizaje suave es donde apuntemos a una tasa de crecimiento más baja, entre 3,5 y 4% en lugar de cinco o 5,8%, pero con tasas sostenidas de crecimiento, evitar que el gasto público sea demasiado grande porque eso empuja la sobrevaluación de la moneda”, sostuvo Morales.
En su criterio el tipo de cambio debe mantenerse fijo para preservar la estabilidad de la economía, pero que se debe tener cuidado de no perder competitividad en las exportaciones.
La preocupación de Loza pasa por el uso de las RIN. Advirtió que el aumento de créditos del BCB en época de crisis podría llevar a desequilibrar la economía.
Sugirió congelar los créditos a las empresas estratégicas o en última instancia solo considerar los proyectos más viables, ya que la actual coyuntura de caída de precios de materias primas será más fuerte y prolongada que la de 2008-2009.
“Una vez que se movilicen los recursos en bancos (no ejecutados) y por la crisis empiecen a demandar más recursos las empresas estratégicas, eso va a generar, desde mi enfoque, los desequilibrios en la economía, eso es lo que más me preocupa”, manifestó la exautoridad.
Cuevas sugirió al Gobierno “sensatez fiscal” y no apostar solo por el gasto en una coyuntura de bajos precios y reducción de ingresos. También dijo que es importante “dar un respiro al sector privado” y revisar las multas que impone el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) y eliminar las restricciones a las exportaciones.
Álvarez opinó que la caída de las reservas internacionales podría generar presión sobre el tipo de cambio y que el encarar la crisis vía gasto público generará déficit en la balanza comercial, ya que gran parte de los bienes y servicios que contrata el Estado no se producen en Bolivia.
“Una buena parte del gasto público va a hacer que las importaciones crezcan y el resultado preliminar será un mayor déficit comercial por la caída de las exportaciones y esto incide en la caída de las reservas”, apuntó.
Comercio exterior
Exportaciones Las ventas del país al exterior disminuyeron de $us 12.893 millones en 2014 a $us 8.720 millones de dólares, según datos del Gobierno.
Hidrocarburos Las ventas bajaron de $us 6.674 millones a $us 4.033 millones.
Minería Las exportaciones de minerales cayeron de $us 2.291 a 1.836 millones.
Extitular del BCB destaca fortalezas de la economía
Juan Antonio Morales, expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), destacó que Bolivia no está desarmada y que presenta tres fortalezas para hacer frente a la coyuntura de caída de ingresos por el descenso del precio de las materias primas .
Identificó como primera fortaleza el nivel de Reservas Internacionales Netas (RIN), que pese a la caída en más de 2.000 millones de dólares en 2015, aún sigue siendo muy alto.
Como segunda fortaleza destacó la capacidad de endeudamiento que tiene el país. “Su coeficiente de endeudamiento con relación al Producto Interno Bruto es bajo y genera espacio”, manifestó.
Como tercer baluarte señaló al sector informal del país, al que se refirió como “una fortaleza que frecuentemente no se la menciona y que normalmente es más bien un dolor de cabeza”.
En su criterio, la actual estructura del sector informal es un “amortiguador de la crisis” porque en su interior se manejan salarios sumamente flexibles y no hay contratos laborales a largo plazo.
Además dijo que tiene una “gran versatilidad”, ya que las personas que participan en este sector “pueden cambiarse rápidamente de ocupación y de empleo y en la coyuntura actual eso puede ayudar a amortiguar el efecto de los shocks”.