Bolivia llega a las urnas en la peor situación económica en décadas
A tan solo 24 horas de las elecciones presidenciales, la economía boliviana se encuentra en terapia intensiva aquejada por un incremento del índice de desempleo, con empresas que tienen una fuerte deuda con el sector financiero y con una importante baja en el consumo de productos y bienes.
Ante este escenario crítico de la economía boliviana, Róger Banegas, director del Banco Central de Bolivia (BCB), sostuvo, antes de presentar su carta de renuncia, que para esta gestión la institución proyectó un retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) del 6,2% debido a que diferentes sectores, como la construcción, la actividad minera y financiera, que son el motor del crecimiento, tuvieron problemas para generar números positivos y fueron los más afectados por la pandemia.
Banegas indicó que, de acuerdo con las últimas estimaciones, calcula que el PIB cerrará en un -7% y que para amortiguar e impulsar la reactivación económica el Gobierno electo deberá recurrir a los créditos externos con el fin de inyectar recursos a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas que estén agobiadas por las deudas y otras obligaciones financieras, y así en el corto plazo generar un mayor flujo de dinero que deberá ser reinvertido en el mercado interno, especialmente para el consumo de productos nacionales.
En la misma línea se ubicó Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), que precisó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desempleo a septiembre ya superó el 11%, un aspecto que en su criterio refleja la gravedad del problema y que si el nuevo Gobierno quiere lograr un escenario de certidumbre, deberá trabajar de forma urgente en ese aspecto.
Luis Bustillos, presidente de la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco), sostuvo que como nunca la economía del país sufre una grave crisis y que su sector es uno de los más golpeados, pues al segundo semestre, de acuerdo con el INE, la participación de la construcción en el PIB cayó un 50,8%.
Bustillos considera que el Gobierno que sea elegido debe conseguir más de $us 1.000 millones para reactivar la construcción, si es que quiere que uno de los motores que empuja la economía del país no colapse.
Mientras que el analista Germán Molina hizo una fotografía del momento económico que atraviesa el país al indicar que registra una contracción al finalizar el 2020 donde el PIB declinará respecto al 2019, mientras el desempleo continuará aumentando y en contrapartida la inversión extranjera directa seguirá declinando.
Créditos externos
Napoleón Pacheco, analista económico, indicó que para hacer frente a este panorama se debe recurrir al financiamiento externo para apoyar a las empresas que son las generadoras de puestos de trabajo y que para reducir el déficit fiscal es fundamental que se haga un diagnóstico financiero y técnico sobre la situación de las empresas públicas, para que estas dejen de ser una carga para el Estado y generen rentabilidad.
Juan Pablo Suárez, vicepresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, puntualizó que al acceso de créditos internacionales la estabilidad política también es importante si se quiere reducir los efectos negativos del decrecimiento de la economía, que estima que será de un 10%, acompañado por un 12% de desempleo, que se puede estirar si se toma en cuenta el trabajo informal que las personas realizan.
Para Jaime Dunn, experto en finanzas, Bolivia está en una situación crítica y para entender la magnitud del problema, la contracción de más de 10 puntos porcentuales en cuanto al crecimiento que se proyecta para esta gestión, después de la Revolución de 1952 que registró una caída de hasta el 9,5% del PIB, es la más alta de los últimos 70 años, incluso superando la crisis de los 80, donde la recesión del PIB fue de cerca de un 4%.