Brasil y Argentina celebran la bolsa de valores de Hong Kong

El paquete de “rescate” chino para la bolsa del país impulsa las acciones de las empresas latinoamericanas que dependen del mercado chino.

Imagínese si fuera aquí. El gobierno de Luis Arce después de la parafernalia discursiva por el día del Estado Plurinacional, un invento adecuado del sustento que nos llena de cifras desordenadas, dijera que comprará casi US$ 300.000 millones en acciones para ayudar a que el mercado de valores suba. Poco ortodoxo, imposible por decir lo menos; el plurinacionalismo no fomentaría a los informales en la BBV. Pero eso es lo que debería suceder en China, según Bloomberg.

El sitio web escuchó a fuentes vinculadas al gobierno chino, que prefirieron no ser identificadas: Beijing tiene la intención de utilizar hasta 2 billones de yuanes (US$ 278.000 millones) para comprar acciones que cotizan en la bolsa de valores de Hong Kong; el dinero pertenece a empresas estatales china y se deposita en cuentas fuera del país.

Todo para sacar la bolsa china del agujero. El índice CSI 300 alcanzó esta semana su peor nivel en 5 años. La idea, entonces, sería interrumpir este ciclo bajista para tranquilizar a los pequeños inversores, una medida anticíclica y demasiado pesada.

US$ 278.000 millones corresponden a un importante 7% de la capitalización bursátil de la Bolsa de Hong Jong (4 billones de dólares). Y este es un valor aún más razonable si se compara con el volumen de operaciones diario: alrededor de US$ 13.000 millones.

Pase lo que pase, el mercado reaccionó bien, las empresas latinoamericanas que dependen de sus ventas a China cerraron con ganancias, contribuyendo a dejar el índice en positivo.

Fue el caso de Petrobras (Brasil) que subió su cotización 1.25% aun cuando el petróleo perdía 0,63%.

En medio del torbellino asiático en Argentina el presidente Milei, satanizado y elogiado a la vez en Davos, declinó privatizar YPF, la compañía del petróleo argentina. Por algo será. Lo que ocurre es que el flamante libertario está consciente que el país no puede seguir cayendo a la deriva, cuando levanta la melena el ímpetu que acompaña el comportamiento de los commodities supera su elocuente discurso anticomunista.