El contrabando genera fuga de dólares a Perú, Brasil y Argentina

Edwin Miranda V.
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Foto: Revista dat0s 238

El IBCE estima que al menos US$200 MM están liberados de uso en el mercado interno.

Desde Desaguadero

El IBCE estima que al menos US$200 MM están liberados de uso en el mercado interno. Desde Desaguadero Echado abajo el velo a una realidad que está matando las exportaciones bolivianas y generando condiciones inmejorables para una hecatombe económica, el gerente general del Instituto de Comercio Exterior (IBC), Gary Rodríguez, reveló que “en la Argentina, el negocio no es más exportar, sino, financiero, (es decir) llevar dólares para venderlos en el mercado paralelo”.

¿Lo mismo pasa en el Perú, y también en el Brasil?, preguntó entonces Datos al directivo empresarial. “Esta situación irregular no solo es un asunto que concierne al Perú, sino también al Brasil”, respondió, sin titubear. ¿Cómo explica Bolivia la fuga de dólares a la frontera con tres países? ¿Qué pasa con la economía nacional? Dat0s visitó el Desaguadero, región fronteriza con el Perú y allí pudo conocer cómo el comercio de la divisa norteamericano se ha vuelto en un negocio altamente lucrativo. A pesar de que la frontera con el Perú está formalmente cerrada, el comercio bilateral es febril. El puente internacional que vincula ambas naciones se halla acordonado y con un férreo control militar. Pero el comercio se dio modos de burlar la vigilancia.

Sucede que a vista y paciencia de la Policía del Perú, y la inexistencia de vigilancia por parte de la Policía de Bolivia, el comercio internacional se abrió camino a través del Río Desaguadero. Allí los comerciantes se organizaron en un servicio de botes de casi 24 horas para llevar a ciudadanos bolivianos y peruanos entre ambos países. Medianos, con motores de borda de última generación, y altamente livianos, las embarcaciones transportan entre 8 a 9 pasajeros, cada minuto, de un lado a otro de la frontera, con mercaderías de toda índole a solo Bs. 5 ($2, el equivalente en moneda peruana) por persona.

Con un viaje de al menos 3 horas desde la ciudad de La Paz, Desaguadero en el lado boliviano, recibe a frenéticos comerciantes los días martes y viernes (días de feria) de madrugada y a partir de las 04.00 horas, arranca el intercambio comercial entre ambos países.

“Al Bote, por solo Bs. 5”, informa un ciclista que, al igual que los barqueros, prestan servicios para llevar pasajeros y trastear mercadería.

Los asiduos comerciantes transportan a hombro, en bolsas de yute, y/o envases de cartón prefabricados, todo tipo de mercaderías. Desde una leche condensada pasando por inmensos lotes de plásticos y cargamentos inmensos de enlatados y conservas de industria peruana a precios significativamente bajos.

¿Qué está pasando en el Perú? Una crisis galopante golpea al Perú desde hace más de un año. De hecho, hace dos semanas, el Gobierno peruano subió el costo de los combustibles y volvió a devaluar su moneda. Como la nación vecina no tiene como regla subvencionar el diésel, la gasolina o el preciado GLP, el costo de vida trepó a los cielos. Entonces la población que vive en la frontera con Bolivia, también llamada Desaguadero, optó por reflotar la crisis de dos maneras: comercializar dólares americanos, y traficar Gas Licuado de Petróleo (GLP), sin descartar también diésel y gasolinas, desde Bolivia.

Es decir, cómo en nuestro país el dólar mantiene fijo el tipo de cambio hace más de una década, la divisa norteamericana es barata en comparación con el precio que tiene en el Perú, y esta situación anómala comenzó a alimentar, en los últimos meses, una comercialización intensiva que llegan desde el país en cantidades significativas a la región fronteriza.

Sucede un fenómeno similar con los combustibles. Con los precios congelados desde el año 2010, el Gas Licuado de Petróleo (GLP), se ha convertido en una fuente valiosa para abaratar costos, por ejemplo, a la creciente actividad productiva peruana, como es, la producción de alimentos, actividades comerciales, y porque no decirlo, el propio transporte. “Para sobrevivir medianamente con holgura en el Perú, se requiere, por lo menos, 1 500 Soles ($) de ingresos mensuales (equivalentes a Bs. 2 850 al cambio oficial)”, comentó, Alicia Flores, ama de casa que vive de la venta de bebidas calientes como café, té y mates. Con ingresos semanales de $ 30 (Bs. 57), Flores no tiene otra alternativa que comprar GLP boliviano, para mantener el negocio de café en pie, pero, ante todo, ahorrar Soles y, aguantar el costo de vida en su país.

“El gas boliviano lo compro de almacenes que están en la plaza central en $37 (Bs.62), porque el GLP del Perú está en promedio $60 (Bs100), al cambio oficial, nadie compra el gas que producimos porque no alcanza el dinero”, comentó Flores.

Para comprobar los hechos Dat0s penetró en la población peruana para conocer, de cerca, que está sucediendo. En calles y avenidas próximas a la Plaza Central de Armas del Desaguadero, es posible divisar una cantidad significativa de garrafas de GLP, apiladas en comercios similares a los que existen en Bolivia y que llevan en nombre de abarrotes. Los comerciantes peruanos venden el combustible a $24 (Bs 46), cada garrafa. Los botellones se hallan expuestos a vista y paciencia de la población e incluso llevan la etiqueta de envase de origen que identifican a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

¿Quién pone el cascabel al gato? En territorio extranjero, el GLP boliviano se vende barato y sirve, de hecho, para alimentar, cada día, a la población y el comercio peruanos. Como el GLP está congelado en nuestro país a Bs. 22.50 ($12 al cambio oficial), el combustible es barato y accesible para el depauperado bolsillo de la población del vecino país. Por responsabilidad con la información, este medio buscó a las autoridades de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), para saber qué están haciendo para evitar el contrabando de GLP al Perú. Sin embargo, la respuesta fue nula. La Unidad de Comunicación de la entidad estatal, no quiso prestar ninguna información al respecto y optó por el silencio. Sin embargo, un hecho que llamó la atención a Dat0s fue que mientras esperábamos una respuesta de las autoridades de la ANH para conocer una posición sobre el tráfico de combustibles a la nación vecina, pudimos constatar que visitan la entidad personas naturales y jurídicas del Perú, solicitando información para importar GLP al vecino país. “Mire, queremos conversar con alguna autoridad para comprar por lo menos dos cisternas de GLP para el Perú”, solicitó información una persona que llegó hasta la ANH para saber precios y condiciones.

Con el hermetismo que caracteriza a la entidad reguladora para la producción y comercialización de combustibles, el funcionario que recibió la solicitud, optó por derivarlo a la ANH regional La Paz, para que allí pueda encontrar una respuesta. Pero legalmente ¿Qué cantidad de GLP exporta Bolivia al Perú, al igual de diésel y gasolinas? El Gerente General del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, puso en autos, para apelar al léxico en derecho, sobre lo que está sucediendo en materia de comercialización de combustibles entre Bolivia y el Perú.

En plena pandemia durante la gestión 2020, y con las fronteras cerradas, aparentemente, Bolivia exportó al Perú 33.530.400 kilogramos brutos de GLP por un valor de US$ 11.186.909.75. Este año la situación no sufrió alternaciones. De hecho, hasta el mes de febrero de 2021, el volumen de exportación de GLP llegó a 3.185.000 por un valor de US$ 1.5 MM ¿A qué precio vende GLP Bolivia al Perú?, ¿Bajo qué condiciones exporta combustibles al vecino país? ¿Qué cordón de seguridad tiene el Estado para impedir que el combustible llega a la ama de casa y la gran industria en el Perú, subvencionado?

Las preguntas que debió responder la ANH al respecto no fueron absueltas y esperamos que la autoridad nacional para regular la exportación de combustibles pueda hablar en algún momento y aclarar está situación irregular que en los hechos implica, fuga de divisas. Otra actividad que está dejando para la población peruana que vive en el Desaguadero, son la comercialización de dólares americanos desde Bolivia.

Como el Sol peruano mantiene una depreciación, la moneda nacional, así como la divisa norteamericana se apreciaron más, es decir, subieron el valor adquisitivo que tienen. Un Sol del Perú equivale ahora a Bs. 1.90, es decir, 60 centavos menos que hace un año cuando $1 tenía un valor de Bs. 2.50. Con el boliviano más apreciado, el comercio con el Perú, es más febril. Suma a esta situación el hecho de que la divisa norteamericana también suba de precio. En el Perú US$ 1 equivale a casi $4, es decir, el equivalente a Bs. 7

En el país el dólar está congelado desde hace once años en Bs. 6.97. Sin embargo, en los últimos días, y a raíz de un bajón en el nivel de importaciones de Bolivia, la divisa norteamericana sufrió un descenso en al menos 5 centavos, tanto para la compra, como para la venta. Rodríguez puso las cifras sobre la mesa, pero también explicó las razones de esta explosión del mercado de divisas en el cordón fronterizo internacional con el Perú, pero también con la Argentina y el Brasil. “El año pasado producto de la cuarentena debido a la pandemia del coronavirus a nivel internacional y el cierre de fronteras y confinamiento, golpeó de tal forma al comercio que el año pasado Bolivia dejó de importar por un valor de US$ 2 600 MM en comparación con el año 2019”, dijo el director ejecutivo del IBCE.

Es decir, esa fue la cantidad de dólares que no demandó el mercado interno en Bolivia para comprar bienes afuera. La situación, meses después, no sufrió cambios significativos. “Hasta febrero de 2021, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señala que las importaciones cayeron hasta en un 14%. Solamente en los primeros dos meses, entre enero y febrero, la demanda de dólares disminuyó en al menos 200 MM”, reveló Rodríguez. De hecho, tenemos al frente “una economía en problemas”, subrayó el directivo empresarial del IBCE. Es decir, además del tipo de cambio fijo, el dólar se volvió más barato y accesible que antes, lo que motiva a que el comercio de divisas norteamericanas fuera de nuestras fronteras, a precios ostensiblemente bajos, pero de costos altos en la frontera con Perú, Argentina, y el Brasil, se ha convertido en un negocio altamente lucrativo.