La desregulación de la economía que propone Milei, incluye un severo ajuste fiscal de características draconianas en marcha.
16 minutos le tomaron al presidente argentino, el ultraderechista Javier Milei el desmontaje del Estado peronista con medidas de una magnitud nunca antes vista en la Argentina. Rodeado del equipo de la mesa chica de su entorno flanqueado por la radical del PRO Patricia Bullrich y por las caras duras del resto, impávido sin que se le moviera un pelo de su abundante cabellera, el mandatario argentino comenzó la regularización de la economía argentina con 30 medidas anunciadas anoche de otras 300 que se conocerán en el transcurso de las horas, sin pasar por el Congreso.
Las medidas reunieron en el set de las principales cadenas de televisión a analistas que entre incredulidad y certeza opinaron sobre los días difíciles para el país. Todas las empresas argentinas son desde hoy susceptibles a la privatización. El decreto autoriza que todas pasen al sector privado sin excepción. En conjunto, las medidas significan la liberación de la economía argentina desde las góndolas de los supermercados que se regían por fuertes controles para evitar el ajuste de precios, pasando por igual medida para los alquileres y las transacciones en dólares, Argentina amaneció este jueves blindada en el centro cerca al Congreso y la Casa Rosada para evitar protestas de los gremios afiliados al peronismo.
La otra parte del discurso del ultraderechista se concentró en críticas despiadadas al anterior modelo que dejó, lo repitió dos veces un drama en la población “Ocho de cada 15 argentinos menores de 18 años son pobres”, dijo levantando los ojos a las cámaras. Las medidas entre otras que se irán anunciando de a poco contempla cambios en el marco regulatorio de la medicina prepaga y las obras sociales; la modernización del régimen laboral; la derogación de la normativa que impide la privatización de las empresas públicas y la posibilidad de que los clubes de fútbol puedan convertirse en sociedades anónimas. En resumen, se trata de pulverizar el anterior esquema.
“Como dijimos durante todos estos meses, el problema no es el chef, sino la receta. Esas ideas que fracasaron en Argentina son las mismas que fracasaron a lo largo y ancho del planeta. Porque allí donde se intentaron, han sido un fracaso en lo económico, social, cultural y encima le han costado la vida a millones de seres humanos”, afirmó el mandatario.
Para completar su ataque a lo que él llama la “casta” política que tanto daño le ha hecho a la Argentina, reafirmo: “Esa doctrina que algunos podrían llamar izquierda, socialismo, fascismo, comunismo, y que a nosotros nos gusta catalogar como colectivismo, es una forma de pensamiento que diluye al individuo en favor del Estado. Es el fundamento básico del modelo de la casta. Es una doctrina de pensamiento que parte de la premisa de que la razón de Estado es más importante que los individuos que componen la Nación, que el individuo solo es reconocido si se somete al Estado, y que, por lo tanto, los ciudadanos les debemos pleitesía a sus representantes, la casta política”.