El delicado escenario de la recuperación mundial

Por Redacción dat0s con PS
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La inesperada resiliencia de la economía global en 2023 ha llevado a muchos analistas a adoptar una perspectiva optimista para este año. Pero, acontecimientos como la guerra en Medio Oriente y la persistente volatilidad de los mercados dejan escaso margen a las posibilidades de una recuperación real.

Los economistas conductuales han popularizado el término “sesgo de lo reciente” para describir nuestra tendencia a estar desproporcionadamente influenciados por los últimos acontecimientos en comparación con los anteriores. ¿Podría este fenómeno cognitivo explicar por qué numerosos analistas tienen una inclinación bastante optimista sobre la economía mundial en 2024? ¿O existen tendencias realmente positivas que contrarrestan los obvios y crecientes desafíos al crecimiento global?

Un editorial reciente del Financial Times reflejó el optimismo prevaleciente y proclamó que “después de la resistencia del 2023, hay muchas posibilidades de que la realidad de este año también sea mejor de lo esperado”. Las tendencias que respaldaron la inesperada resiliencia de la economía global en 2023 “también ofrecen muchas razones para ser optimistas de cara a 2024”, afirman.

Este sentimiento optimista se ha extendido a los mercados financieros. Un número cada vez mayor de comentaristas ha predicho que los mercados bursátiles terminarán el año por encima de los niveles ya elevados de 2023, que se vieron impulsados ​​por un notable repunte de fin de año. El pesimismo, sin embargo, ha vuelto a instalarse en las montañas nevadas de Davos, donde la élite mundial no parece dispuesta a dejarse vencer por la inflación y resiste concesiones más optimistas a los inversionistas que siguen pagando el alto precio de las tasas en los mercados. Por otro lado, las guerras en Europa y en el Medio Oriente dejan perspectivas poco alentadoras de los vientos en contra que enfrenta la economía global.