En 2018, la economía boliviana se recuperó un poco, pero nos deja un futuro incierto

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La gestión 2018 marca una leve recuperación de la economía boliviana. Si en 2017 el PIB había llegado sólo al 4,2 por ciento, este año (al menos oficialmente) subió a poco más de 4,5 por ciento, pero es sólo una recuperación leve y a costa de otros pagos: la deuda externa subió hasta el 40 por ciento del PIB, las Reservas Internacionales Netas (RIN) bajaron de 15 mil millones de dólares en 2014 hasta 8,500 millones en 2018, y el tipo cambiario es una “burbuja”.

Así lo evalúa la Fundación Milenio, en un informe, advirtiendo que, en esta situación, el futuro económico de Bolivia es muy incierto, considerando, además, que el contrato de venta de gas a Brasil fenece el año venidero, en un contexto de agotamiento de reservas y de barreras persistentes a la atracción de inversiones y el desarrollo de nuevos proyectos de exploración y explotación. “Y para colmo, 2019 es un año electoral en Bolivia, lo que hace de su futuro más incierto todavía”, agrega Henry Oporto, director de la fundación.

Según el informe (secundado por analistas económicos consultados por este medio), a pesar de las condiciones externas más favorables en 2017 y 2018, el modelo económico vigente demostró ser extremadamente sensible y vulnerable a la caída de los precios de exportación (especialmente de hidrocarburos), que, de hecho, redujo los ingresos externos y fiscales, generándose déficits externos y fiscales tras varios años de superávits.

El ritmo de crecimiento económico se redujo desde 2015 (desaceleración). En 2014, el PIB creció 5 por ciento; en 2017, éste redujo a 4,2 por ciento.

En 2017, el PIB minero creció en apenas 1,6 por ciento y el de hidrocarburos cayó en 2,4 por ciento.

En cuanto a la balanza de pagos, en 2017, el déficit en cuenta corriente fue de 6,4 por ciento (que se mantenía hasta mitad de 2018) y el déficit del Sector Público No Financiero (SPNF), de 7,8 por ciento del PIB, lo cual ha implicado un aumento del endeudamiento externo público de 2.160 millones dólares y, consiguientemente, de la deuda pública total de 3.713 millones de dólares. El elevado endeudamiento externo, según Milenio, ha amortiguado e incluso evitado una caída más pronunciada de las RIN, que en 2017 se redujeron en 179 millones de dólares, muy por debajo de las caídas de observadas en 2015 y 2016.

Según la fundación, la situación evidencia la fragilidad y el agotamiento del modelo de crecimiento económico basado mayormente en el uso de recursos externos para financiar el impulso fiscal, a través del gasto e inversión pública.

Según Milenio, de no mediar un ajuste fiscal oportuno, la situación es muy delicada para 2019 y 2020. Asimismo, el peso de la deuda ganaría mucha relevancia con relación a las exportaciones y con la deuda total escalando al 66,7 por ciento del PIB. Por cierto, son condiciones que eventualmente harían cada vez más difícil el acceso al financiamiento externo, el cual, ya hoy mismo, se constituye en la base del crecimiento de la economía boliviana.

Tipo de cambio

En la medida que la economía empezó a mostrar signos de desaceleración a partir de 2015, la tasa de inflación fue cayendo de 5,20 por ciento en 2014 a 2,72 por ciento en 2017. En 2016, hubo un repunte debido a los efectos de la sequía de ese año sobre la provisión de alimentos.

La caída en las tasas de crecimiento de los principales agregados monetarios también contribuyó al descenso en la tasa de inflación, principalmente con relación a los bienes no transables. La caída en los ingresos de exportación trajo como consecuencia una caída en el nivel de reservas internacionales. Esto tuvo un efecto sobre el crecimiento de la emisión, que comprende la cantidad de billetes y monedas en poder del público más la caja de los bancos, que hasta marzo de 2016 mostraba tasas de crecimiento anual de 10 por ciento, pero en 2017 y 2018 bajaron a 4 por ciento.

A pesar de que la economía boliviana atravesó un periodo cíclico, de alzas y caídas de precios de exportación que han incidido fuertemente en los ingresos externos del país, el BCB ha mantenido su política de mantener un tipo de cambio fijo con relación al dólar, y no se prevé que haya cambios en 2019, más aún si se trata de un año electoral.

 

DATOS

El tipo de cambio se depreció en 5%. En 2017 el tipo de cambio real se depreció en 5 por ciento, debido a la menor inflación y a la mayor apreciación cambiaria observada en los países socios comerciales de Bolivia. Al mes de mayo de 2018 se registra una apreciación acumulada de 30 por ciento desde el año 2010.

Déficit en superávit de 2.376 millones de dólares. El balance en cuenta corriente de la balanza de pagos pasó de un superávit de 570 millones de dólares en 2014 a un déficit de 2.376 millones en 2017. El deterioro es explicado principalmente por el significativo déficit en el balance comercial de bienes y servicios.

 

CRECIMIENTO DE LA CARTERA Y DEPÓSITOS BAJAN EN BANCA

A octubre de 2018, el ritmo de crecimiento interanual de la cartera de créditos en el sistema bancario ha sido del 12 por ciento, levemente menor al de gestiones pasadas, al igual que el de las captaciones y depósitos, que en los últimos 12 meses alcanzó un acotado crecimiento de 6,3 por ciento, indica un informe de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban).

De acuerdo con este informe, correspondiente a octubre de este año, la salud del sistema bancario es destacable, gracias a los colchones con los que cuenta, a pesar de las tendencias que denotan algunas variables.

“Desde la banca, se considera relevante realizar una revisión al marco normativo, de manera que se preserve su sostenibilidad y se continúe impulsando el crecimiento económico”, dice el informe.

Durante 2018, el sistema bancario continuó expandiendo el crédito, principalmente en los sectores regulados, aunque el ritmo de crecimiento registrado en los primeros 10 meses del año ha sido levemente menor al de gestiones pasadas.

A octubre, la cartera alcanzó a 22.184 millones de dólares equivalentes a un crecimiento interanual de 12 por ciento, lo que equivale a 2.352 millones de dólares.

Asoban indica que, durante los primeros 10 meses del año, los bancos han concentrado sus esfuerzos de colocación en los sectores regulados para cumplir las metas, por ello el 60 por ciento de los créditos fueron otorgados a sectores productivos y de vivienda de interés social. Por otro lado, el ente gremial llama la atención sobre un retroceso de 138 millones en la cartera de sectores no regulados (comercio y consumo).

 

PUNTO DE VISTA

José Gabriel Espinoza. Analista económico

“Vienen problemas el año que viene: hay que sumar que es un año electoral”

Hay problemas para el año que viene considerando que es electoral y el déficit tiende a subir. De hecho, este año tenemos el doble aguinaldo y esta habilitación se va a dar a las instituciones públicas para gastar recursos de inversión en el pago de este beneficio. Claramente, el factor político va a incidir.

El año que viene es un buen momento para repensar el modelo económico del país. Parece que las autoridades han ajustado un poco sus expectativas sobre la economía. Eso es positivo, es algo que se va pidiendo desde hace mucho tiempo. Habrá que ver si ese ajuste de las perspectiva que tienen las autoridades del Gobierno redunda en un cambio de enfoque. El modelo ha estado apoyado más en inversión pública. Cada año, se invierte más o por lo menos se proyecta mayor inversión, pero las tasas de crecimiento son menores. Eso significa que no se puede seguir creciendo solamente en base a consumo porque el consumo significa endeudamiento e inversión publica cada vez con menores rendimientos, sigue el modelo y la consecuencia, al año, será un gasto extraordinario y las tasas de crecimiento no lo van a acompañar.

El 2019 será el sexto año continuo con déficit fiscal. En términos monetarios, estamos hablando de más de 12 millones de dólares de déficit fiscal acumulado.