III Parte: Fabricación de autos Flex Fuel y sus imponderables

Por Redacción datos
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Ayer las dificultades en el mercado de los autos de recarga eléctrica. Hoy la producción de etanol en Bolivia

Desde 2018, la gran preocupación del Estado fue incorporar estrategias para reducir el gasto por la importación de hidrocarburos que le representa un gasto al país de algo así como 1.8 mil millones por año. Una cantidad de recursos que en la actualidad se ha convertido en moneda de oro por la crisis que agobia a la ciudadanía y por supuesto al sector estatal. Mientras los ingresos por las exportaciones de las materias primas que demandaba la economía mundial andaba bien, con divisas constantes ingresando a las arcas públicas el Estado Plurinacional gestó una estabilidad económica que trascendió en el consumo interno.

El mercado automotor formal contribuyó grandemente en la generación de recursos para el Estado a través de tributos aduaneros e impositivos, alcanzando condiciones óptimas para que la ciudadanía accediera a créditos bancarios, que significó un enorme crecimiento del parque automotor; las ciudades comenzaron a ser grandes núcleos del transporte (público y particular).

Las importadoras legalmente establecidas tuvieron años de bonanza. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2018 el parque automotor alcanzó un crecimiento sorprendente con casi dos millones de unidades. Cabe resaltar, sin embargo, que de esa cantidad casi el 80%, alrededor de 1.6 millones de movilidades constituían un significativo bloque de autos antiguos (1969 – 2015) que no estaban adecuados para evitar la contaminación.

Después del periodo de la pandemia el mercado automotor siguió en expansión. En 2023 ya habían 2.5 millones de movilidades entre nuevas, semi nuevas y usadas de las que una insipiente cantidad (del 10 al 20%) estaban preparados desde fábrica con aditivos tecnológicos incorporados para no afectar el medio ambiente. En fin, el mundo exigía características de transporte menos contaminantes.

Bolivia fue incorporando nuevas reglas para deshacerse de su parque automotor antiguo. Es así que en el año 2018 el gobierno emitió regulaciones prohibiendo la internación de vehículos con más de dos años de antigüedad. El decreto dictado por el Gobierno en 2018 que de dos años de antigüedad pasó a uno en 2016 alcanzaba a automotores semipesados: jeep, vagonetas, automóviles sedan, deportivos, minibuses, furgonetas y buscaba evitar que el país se convirtiera en receptor de autos chatarra.

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Istock

Asimismo, la normativa prohibía la importación de vehículos destinados al transporte masivo de personas con más de cuatro años de antigüedad y en 2016 ese período se redujo a tres. El decreto prohibía por completo que se introdujeran autos accidentados, con daños leves o graves. A pesar de esas prohibiciones los comerciantes ilegales seguían comprando vehículos usados y nuevos en las zonas francas del norte de Chile por donde se internan mercaderías de todo tipo por más de 2.000 millones de dólares (con datos de la Zona Franca de Zofri de Iquique en 2022) de los cuales el 30% correspondían al sector automotriz.

Es un secreto a voces para quienes conocen el mercado informal que un importador “gris” (denominativo que se aplica a los importadores ilegales) evaden gastos administrativos y por consiguiente no pagan impuestos al Estado. Según la CAB, estos importadores legalizan operaciones fraudulentas a través de subfacturaciones que generan una evasión fiscal de aproximadamente 100 millones de dólares al año, sin considerar evasiones también denunciadas por un monto similar por evasión impositiva en ventas.

El Decreto Supremo 5142 de 2024

Con el objetivo de diversificar la matriz energética en abril de 2024 el Gobierno promulgó el Decreto Supremo 5142 para incentivar el uso de aditivos de origen vegetal mediante la importación de vehículos con tecnología Flex Fuel. Ese mismo decreto modificó el tratamiento tributario aplicable a la importación de vehículos híbridos (de los que nos referiremos en el último capítulo de este Especial).

 El mencionado DS se enmarca en un conjunto de incentivos tributarios destinados a fomentar la adquisición de este tipo de vehículos. En este sentido, la norma se aplica a los vehículos con tecnología Flex Fuel, híbridos auto recargables (HEV) y eléctricos híbridos enchufables (PHVE). Respecto a la definición, la norma establece que los vehículos con tecnología Flex Fuel son aquellos que pueden utilizar indistintamente combustibles con mezcla de aditivos de origen vegetal y combustibles de origen fósil, o una combinación de ambos en diferentes proporciones.

La norma también prevé la concesión de créditos para la fabricación, ensamblaje y compra de vehículos automotores con tecnología Flex Fuel, considerando financiamiento al sector productivo. “Las entidades financieras que ya ofrecen productos para este propósito quedan autorizadas para su aplicación. Además, se modifican las alícuotas del Gravamen Arancelario y del Impuesto a los Consumos Específicos (ICE) para la importación de vehículos automotores con tecnología Flex Plus y vehículos híbridos auto recargables”, reza la norma en uno de sus artículos.

Como las buenas intenciones en Bolivia están empedradas de obstáculos los redactores del DS 5142 saltaron varios procedimientos tecnológicos sobre la fabricación de las movilidades con motores Flex Fuel que en su conjunto incorporan mezclas apropiadas definitivas de gasolina y etanol (alcohol anhidro). Un importador local que prefiere mantenerse en reserva, ha señalado que la iniciativa le parece excelente para expandir el uso del biocombustible, pero hace notar que la fabricación de estos motores (para usar mezclas adecuadas), son una exigencia del fabricante de origen de acuerdo a las condiciones propias de cada país. Ejemplifica: “Años atrás para importar un coche a Bolivia los fabricantes añadían una corona o piñón de montaña por las condiciones del terreno, ocurre lo mismo con los motores Flex Fuel; los fabricantes deben saber con precisión que compuesto usará el motor para un funcionamiento ideal”.

Características técnicas del fabricante (Eficiencia y Rendimiento)

Estos vehículos están equipados con motores especialmente diseñados para funcionar con una amplia gama de mezclas de combustible, desde puro etanol hasta gasolina pura, así como cualquier combinación intermedia. Los sistemas de inyección electrónica de combustible y los sensores de oxígeno monitorean constantemente la composición del combustible y ajustan la mezcla aire-combustible en consecuencia para garantizar un rendimiento óptimo.

El etanol, que se produce principalmente a partir de fuentes vegetales como la caña de azúcar, el maíz o la remolacha, tiene la ventaja de ser un combustible renovable y más ecológico en comparación con la gasolina tradicional. Al quemarse, el etanol emite menos gases de efecto invernadero y otras emisiones contaminantes, lo que lo convierte en una opción más limpia y sostenible.

La disponibilidad de combustible también juega un papel crucial en la viabilidad de los autos Flex Fuel. En países como Brasil, donde el etanol está ampliamente disponible y es económicamente competitivo con la gasolina, estos vehículos se han vuelto una opción popular entre los consumidores. Sin embargo, en otros lugares donde el etanol es menos común o más costoso, la adopción de esta tecnología puede ser más limitada.

Los fabricantes de automóviles continúan desarrollando motores más avanzados y sistemas de gestión de combustible más sofisticados para optimizar el funcionamiento de estos vehículos en una variedad de condiciones.

Los componentes ideales de la mezcla

La discusión en torno a las mezclas se ha hecho polémica a lo largo de estos meses. Una investigación de la carrera de la Unidad Académica de Mecánica y Electromecánica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), afirma que “incrementar el contenido de alcohol no es dañino para los motores; hasta donde hemos avanzado en las investigaciones no afecta para nada al estado operativo de los motores. Toda la gasolina que se está usando actualmente ya tiene 12%; y no se ha reportado ningún daño a los vehículos”, enfatiza esa investigación. A su turno, representantes de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH y de YPFB) corroboraron esas declaraciones puntualizando que la gasolina que se distribuye en el país cumple con estándares nacionales e internacionales. Nada dijeron sobre los motores Flex Plus y no han proporcionado información conveniente para orientar sobre los componentes tecnológicos de estos motores.

La historia corta del Etanol

En 2018 durante el gobierno de Evo Morales se avizoró un ajuste en la normativa del sector para incentivar la producción de etanol anhidro en acuerdo con cinco ingenios de Santa Cruz. Ese año se firmó un convenio entre el sector público y los cañeros del oriente boliviano para la ampliación de la producción de alcohol con el fin de producir biocombustible. “Comprar lo verde y dejar de importar lo negro”, fue la frase célebre del entonces ministro de Hidrocarburos, para impulsar la ampliación de la producción de alcohol con el fin de utilizarlo como aditivo para gasolinas. Por entonces, se hablaba de una inversión de 1.600 millones de dólares para ampliar las plantaciones de caña y los ingenios azucareros de Santa Cruz incentivaron inversiones adecuando sus plantas de producción.

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Los productores de caña y la producción del biocombustible

Se anunció que hasta el 2025 el objetivo, a partir del acuerdo, era ampliar en 155 mil hectáreas la frontera de los cultivos de caña, subir a 380 millones los litros de alcohol, generar 25 mil nuevos empleos, reducir la contaminación y bajar la importación de gasolina, entre otros beneficios. El alcohol anhidro (libre de agua) es extraído de la caña de azúcar y funciona como aditivo de la gasolina para obtener un mayor volumen para la comercialización y coadyuvar al autoabastecimiento de este producto en el mercado interno.

“Hay que ampliar la capacidad de producción de los ingenios, campos y la maquinaria, seguro que decenas de miles de personas que están desocupadas tendrán una oportunidad de trabajo”, destacó Sánchez y explicó que dentro del acuerdo se incorporaba “el precio en diferencia (con el sector cañero), que es un incentivo” para garantizar la extensión de los cultivos. Los empresarios de Santa Cruz aseguraron que toda la cadena productiva se sumaba al proyecto. “Duplicaremos la superficie cultivada, incrementaremos la capacidad industrial; equivaldría a instalar cuatro nuevos ingenios, que representan 1.000 millones de dólares, y en el agro 600 millones de dólares”, destacaron.

Se avanzó tanto en tan poco tiempo que algunas estaciones de servicio ofrecían al consumidor el novedoso Ron 91 o Súper 91 por la demanda de vehículos cada vez más modernos que requieren combustibles ecológicos.

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Qué paso con el tiempo

A pesar de los decretos y disposiciones del Ejecutivo que incluyen el campo empresarial dedicado a la producción de caña de azúcar, este acuerdo público – privado no avanzó de acuerdo a las intenciones entre ambos sectores. Los ingenios de Santa Cruz ejecutaron fuertes inversiones para alcanzar el objetivo, pero al correr el tiempo se vieron obligados a buscar mercados de exportación.

Seis ingenios azucareros de Santa Cruz invirtieron importantes sumas de dinero para la producción a escala de alcohol anhidro, lo que al correr del tiempo se convirtió en una permanente preocupación para los empresarios. Primero por la falta de una política de información efectiva sobre la composición de las mezclas (los conductores afirmaban que mezclar gasolina con alcohol anhidro desgastaría la funcionalidad de sus motores) y, por otro lado, los ingenios comenzaron a sufrir la lentitud en la reposición de sus ingresos por la estatal del petróleo YPFB.

Pasado este periodo, este año (2024) y parte del anterior se habían retomado las negociaciones (la crisis económica para dejar de depender de la importación de hidrocarburos que desangra la economía); y, además, porque las grandes fabricantes de vehículos vienen desarrollando sofisticados procesos de fabricación con dispositivos de tecnología para evitar la contaminación; menos componentes tóxicos y pruebas de que sus automóviles están emitiendo menos gases tóxicos (vehículos eléctricos, carros con motores Flex Fuel y coches híbridos (una mezcla que se alimentan de cargas de carburantes fósiles y baterías eléctricas).

Como se ha visto, el Gobierno ha planteado regulaciones de internación con facilidades a las importadoras que dispongan de movilidades con motores Flex Fuel; hasta donde se sabe los fabricantes están dispuesto a importar estas movilidades no sin antes conocer las características de las mezclas. El ejecutivo de una casa importadora conocida en el medio ha señalado que Bolivia no está preparada para importar vehículos Flex Fuel hasta que no se determine con exactitud el tipo de mezclas que se usará en el mercado local.

Los cañeros del Oriente están preparados para el siguiente desafió. La zafra 23-24 ha alcanzado una producción de 24,3 millones de litros de alcohol inalcanzables a los 380 millones (litros) fijados para la conversión de combustibles fósiles a biocombustibles hasta el año 2025.

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