Jaime Ocampo, gerente de LAFAR “El talento humano y el cuidado de la vida son invalorables”
Laboratorios Farmacéuticos Lafar se ha convertido en estos 33 años desde su fundación en un baluarte del desarrollo de la ciencia y la industria farmacéutica.
Dat0s conversó con el gerente general de Lafar, Jaime Ocampo Díaz –hijo- sucesor de Jaime Ocampo Montán, fundador de la compañía que luego de largos años de continua superación y constancia convirtió la compañía entre las más grandes, eficientes y productivas del país en la fabricación de medicamentos. Él nos cuenta una parte del importante crecimiento de Lafar en la fabricación de medicamentos con los estándares de calidad y seguridad más rigurosos del mercado a nivel mundial.
Cuéntenos sobre la historia de la empresa
Estamos trabajando hace 33 años a raíz de una visión con el carisma y cultura de trabajo que le ha impuesto a la empresa el fundador de Lafar, el doctor Jaime Ocampo Montán; químico farmacéutico de profesión, que también se especializó en desarrollo de tecnología farmacéutica en Europa. Fue el primer becado boliviano para el desarrollo de fórmulas farmacéuticas que volviendo al país decidió iniciar Lafar con la producción no solo de productos galénicos o de uso tópico, se enfocó con mucho éxito en el desarrollo de productos farmacéuticos como los antihipertensivos y antibióticos por la seguridad y eficiencia con la que se producían estos medicamentos. En estos 33 años de vida se han cumplido varios hitos en la compañía. En la actualidad producimos alrededor de 200 productos, la mayoría desarrollados para especialidades como pediatría, obstetricia, para medicina general, medicina interna, cardiología y especialidades como neurología y reumatología.
¿Cómo decide seguir los pasos de su fundador?
El sueño del fundador no hubiera sido posible sin el apoyo de mi madre la señora Hilda Díaz de Ocampo que permanentemente lo ha apoyado y ha sido parte de la visión y los sueños que él tenía en la construcción de la empresa, el apoyo de mi hermano Enrique y mi persona; somos quienes integrados en la empresa hemos apoyado y formado el equipo tanto en el componente familiar, como en la implementación del capital humano que se ha constituido. Debo rescatar el trabajo del elenco profesional multidisciplinario de ingenieros industriales, farmacéuticos, técnicos químicos, abogados, médicos, ingenieros comerciales; con el apoyo de quienes se ha desarrollado la empresa. Aunque Lafar no ha dejado de ser familiar goza de un protocolo que rige, enfoca y delinea las metas estratégicas de la empresa.
Una empresa familiar es poco abierta a los cambios ¿cómo Lafar ha logrado su crecimiento?
Los hitos se han cumplido poco a poco. La empresa tiene oficinas en todo el país, infraestructura propia en Santa Cruz, empleados directos que trabajan a nivel nacional y también parte de ese crecimiento significa tener oficinas en Lima, Perú, donde contamos con un equipo e instalaciones propias. Allá, la compañía se llama Lafar Perú. Este crecimiento nos ha obligado a trasladar la planta a la zona franca en la ciudad de El Alto, son 10 mil metros cuadrados que se han adquirido sobre los cuales siete mil están construidos para la producción de sólidos, semisólidos y líquidos. El equipo humano de la compañía comprende a unas 320 personas. Todos estamos dedicados a satisfacer las necesidades de nuestros clientes y sobre todo para proteger la salud de los bolivianos. Trabajamos en base a un sistema certificado de calidad Iso 9001/15. Además de cumplir con las buenas prácticas de manufactura, se trata de una certificación muy importante no solo para la industria de medicamentos, sino de cualquier industria que fabrique productos de calidad con buenas prácticas de manufactura.
El sueño de cualquier empresa es buscar su crecimiento en el mercado internacional, ¿cómo han logrado internacionalizar Lafar?
Valorando la calidad y seguridad en la que desarrollamos nuestra producción de especialidades farmacéuticas decidimos asumir retos rompiendo paradigmas; de que un producto boliviano no es competitivo en el exterior. Con esa misión decidimos incursionar en territorio peruano, obtuvimos los registros y actualmente estamos comercializando una buena cantidad de productos en ese mercado. La confianza que nos hemos ganado día a día nos ha permitido exportar parte de nuestra producción a Venezuela y estamos en los pasos finales para iniciar nuestras actividades de comercialización y exportación a Ecuador. Tenemos en el futuro otros países en carpeta para demostrar que la producción boliviana es competitiva más allá de nuestras fronteras
¿Cuál es su evaluación sobre la pandemia de la Covid-19, cómo vivieron ese periodo?
Desde un principio atendimos en base a tres pilares: capacidad de reacción, capacidad de adaptación y resiliencia. Con mucho sacrificio cumplimos en materia logística proveyendo los insumos que íbamos a necesitar, es por eso que no tuvimos bajas ni necesidades apremiantes ni fallas de stock. Y la resiliencia en el cambio de todos para que la planta no deje de producir. El equipo de promoción médica no paró de atender el mercado. También aplicamos respuestas a las necesidades con productos dispuestos a nivel nacional e incluso importamos productos que no fabricamos como el Remdesivir. Por supuesto, cumplimos los controles dispuestos por las autoridades sanitarias y Agemed en cuanto a la relación de precios justos para que nuestros productos sean accesibles en todo el país.
¿Cuál es la capacidad tecnológica instalada que tiene la planta?
La parte principal es el talento humano, una industria farmacéutica no se puede desarrollar si no tiene un elemento humano calificado, permanentemente capacitado y con esa capacidad, con la pasión que tiene, haga bien su trabajo. Es importante que este personal mantenga las normas de seguridad adecuadas en la manipulación de medicamentos, en el manejo de equipos sofisticados que aseguran su producción y venta. A este aspecto se suman los equipos de punta que nos aseguren la eficiencia y la seguridad de la producción. Otra parte muy importante son los ductos de tratamiento de aire y, finalmente, una adecuada infraestructura de paredes, techos y de estructura de suelos que aseguren que la fabricación de medicamentos se realice dentro de las buenas prácticas de manufactura.
¿Si le dieran a escoger entre talento humano y tecnología de punta, por cuál se inclinaría?
El talento humano y el cuidado de la vida son invalorables, en el tema de infraestructura son alrededor de 10 millones de dólares que se invierten en una planta farmacéutica para que pueda trabajar con las instalaciones apropiadas, otro monto es el que se invierte en la capacitación y en tratar de retener el talento humano. Creo esas son las partes más importantes de una industria farmacéutica.
Hay un tema de permanente preocupación en el país sobre todo para los empresarios que es el contrabando, ¿cómo afecta este problema en la industria de la farmacia?
Se trata de un tema que afecta día a día en todas las actividades y principalmente en la industria farmacéutica. Se trata de un factor de incidencia importante que evita el crecimiento y afecta la creación de nuevas fuentes de trabajo tanto directo como indirecto. Esta por un lado el riesgo que corre la salud de los pacientes bolivianos. El otro tema es la inseguridad jurídica, hay cosas que no están claras, son ambiguas y sujetas a interpretación de acuerdo al punto de vista de quien interpreta la ley o reglamentación; esta inseguridad origina ciertos problemas. Sin embargo, confió que a medida que la actividad se tecnifique, tanto la parte pública y la privada unifiquemos criterios para mejorar no solo la industria farmacéutica sino el crecimiento de la industria en general.
¿Qué planes tiene Lafar a futuro?
Dentro la cultura de empresa familiar, tenemos el firme propósito de que la empresa siga dirigida por los descendientes del fundador. Estamos encarando la tercera generación en la dirección de la empresa con cinco nuevos socios que se han incorporado con el criterio de mantener la misión y la visión viva; el criterio está enfocado y unificado para que Lafar entre en un proceso de expansión tanto en la fabricación de nuevas líneas de producción como en nuevos mercados para diversificar sus actividades, sirviendo por muchos años más la salud de los bolivianos.
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