
En primer lugar, Estados Unidos publicará la primera lectura del PIB del primer trimestre, que se produce en medio de la evaluación de los economistas de que la actividad estadounidense se está desacelerando incluso antes de que Estados Unidos intensificará la guerra comercial.
Las expectativas recogidas por The Wall Street Journal indican que el PIB estadounidense creció 0,4% entre enero y marzo, una desaceleración significativa en comparación con el 2,4% registrado en el último trimestre de 2024. La tasa de crecimiento del PIB estadounidense está anualizada, lo que significa que el indicador replica cuál sería la expansión en doce meses si el desempeño reportado se repitiera en los trimestres siguientes.
Luego se publicarán datos del mercado laboral privado y del PCE, la medida de inflación utilizada por la FED para decidir el futuro de la tasa de interés de Estados Unidos.
Los inversores han aumentado las apuestas sobre que la desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos es lo suficientemente grave como para justificar recortes de tasas en la reunión de junio. No sólo porque la economía ya se estaba enfriando antes, sino también porque la guerra arancelaria de Trump tendrá un impacto aún mayor en la actividad en el futuro.
Por otro lado, la Eurozona sorprendió al mercado al reportar una expansión del PIB mayor a la esperada, destacando la expansión del 0,2% de la economía alemana, que se había contraído a fines de 2024.