La desaceleración de la economía china que afecta al mundo

Los datos de la economía china inyectaron otra dosis de pesimismo en los inversores por la caída de las materias primas.

La semana ha comenzado con complejos datos económicos que muestran una desaceleración considerable en la segunda economía más grande del mundo. En julio, la producción industrial de la China creció un 3,8%, cifra nada trágica, es cierto, si no fuera por la expectativa del mercado de un 4,5%.

Otro indicador de la fortaleza de la economía china se quedó corto: las ventas minoristas del país crecieron “solo” un 2,7% en el mes, frustrando la previsión de un salto del 5%. Además, uno de cada cinco jóvenes chinos está desempleado, el nivel más alto desde que el Gobierno comenzó a publicar esta cifra en 2018, según el Wall Street Journal.

También ayer, el Banco Central de China (BCCH) dio a conocer una decisión que no estaba en el radar de los inversores: recortó la tasa de interés de los préstamos a un año, del 2,85% al ​​2,75%.

Es un intento de estimular una economía que ya había estado lenta en los últimos meses, ya que el país enfrentó una serie de bloqueos severos para contener el covid-19 que incluso afectaron el PIB. Beijing es uno de los pocos gobiernos en mantener una política de “cero covid”, lo que significa que los bloqueos pueden regresar en cualquier momento, lo que agrega otra dosis de imprevisibilidad sobre los próximos pasos de la economía mundial.

La falta de gas también contribuye al temor generalizado que viven los inversionistas de todo el mundo, con tiempos nublados para la economía global. A diferencia de China, los bancos centrales de Occidente están aumentando las tasas de interés para tratar de combatir la inflación récord, que también está ejerciendo presión sobre sus economías.

Los datos de la economía anuncian una caída en la demanda de materias primas: el mineral de hierro ha bajado un 3,29 % en Singapur y el petróleo ha caído casi un 5 %. Mientras tanto, los índices de futuros de EE UU apuntan a la baja.