La economía, el tema del otro diálogo en Venezuela

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El diálogo político entre el gobierno y la oposición en Venezuela está congelado y las autoridades de Estados Unidos ya advirtieron que si las conversaciones no arrojan resultados podrían terminar imponiéndole sanciones a Caracas.

“Teníamos grandes esperanzas de que este esfuerzo (…) iba a producir algo que llevara a Venezuela a la ruta de la recuperación, en términos de economía y en términos de política”, explicó el miércoles el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, para luego rechazar las acusaciones de “injerencismo” elevadas desde la capital venezolana.

“(Pero) lamentablemente ha habido un fracaso total del Gobierno venezolano para demostrar acciones de buena fe e implementar las cosas acordadas hace aproximadamente un mes”, se quejó el diplomático estadounidense, haciéndose eco de los reclamos de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

En un sentido estricto, sin embargo, esta descripción solamente se aplica a las accidentadas pláticas entre gobierno y MUD, que fueron interrumpidas por decisión de esta agrupación a inicios de la semana pasada.

Porque lo mismo no se puede decir del llamado “diálogo económico”, aunque el gobierno y el sector empresarial tengan opiniones bastante diferentes sobre su impacto actual.

“Ha habido una cantidad de reuniones y se han obtenido algunos logros importantes”, reconoció por ejemplo Jorge Roig, presidente de Fedecámaras, la principal agrupación del sector privado venezolano.

“Pero el proceso no ha sido todo lo interactivo ni todo lo efectivo que nos hubiera gustado. Y hoy estamos aún peor que cuando fuimos a Miraflores (a iniciar el diálogo)”, es la valoración de Roig.

Avances, pero…

Desde el oficialismo, sin embargo, hay una visión mucho más positiva de lo conseguido en las conversaciones con los empresarios, que arrancaron en el palacio presidencial de Miraflores hace ya casi tres meses.

“Se están logrando jugosos triunfos. Hay 56 acuerdos que el país todavía no conoce, reconocidos por el gobierno, que se han desarrollado en esa mesa y que ya los bolsillos de los venezolanos comienzan a sentir, de manera contundente”, dijo a BBC Mundo Nicmer Evans, un analista cercano al gobierno bolivariano.

Y, sin entrar en detalles, la buena marcha del diálogo económico -al menos cuando se le compara con el diálogo político- también es constantemente destacada por los funcionarios gubernamentales que han salido a acusar a la oposición política de querer sabotear las “conferencias de paz”.

Roig, por su parte, reconoce que como producto de las conversaciones se ha logrado avanzar en la flexibilización parcial del régimen de cambio de divisas, en el reconocimiento de parte de las deudas del estado con el sector privado y la actualización de algunos precios que estaban congelados, entre otros temas.

Aunque el presidente de Fedecámaras insiste es que todavía queda mucho que hacer en todos esos temas, por lo que aún es pronto para hablar de impactos.

“En tres meses no se pueden solucionar las cosas que por 15 años se han estado haciendo mal”, explicó.

Sin embargo, en claro contraste con el diálogo político, la lenta o incompleta implementación de los acuerdos y las obvias diferencias de opinión en torno a temas fundamentales -como el mismo modelo económico, que aún no han sido abierto a debate- no se han traducido en una suspensión de las pláticas.

“Es muy diferente. No avanza a la velocidad que queremos, pero no se ha paralizado”, expresó el empresario, quien también expresó dudas acerca de la verdadera disposición del gobierno para “completar el tratamiento” que a juicio del sector privado es necesario para la recuperación de la economía venezolana.

“Pero precisamente por eso es que no nos levantamos (del diálogo)”, explicó.

¿Coincidencia de objetivos o estrategia?

Para Roig, sin embargo, la diferencia de fondo entre el diálogo político y el diálogo económico, y la razón detrás de sus diferentes dinámicas, es que, en el tema económico, hay unos objetivos compartidos alrededor de los que se puede trabajar.

“A todos nos interesa que aquí baje la inflación, que haya más abastecimiento, que haya bienes de consumo para los venezolanos, que se acabe la escasez, que se estimule la producción nacional. Lo que no estamos de acuerdo es en la forma de lograr eso”, dijo a BBC Mundo.

“En cambio, en la mesa política evidentemente hay diferencias no solamente en la forma, sino en el mismo fin. En el diálogo político, vamos a estar claros, tú siempre vas a estar interactuando con actores que quieren quedarse con tu posición”, explicó.

Aunque para Evans -y para algunos de los sectores más duros del oficialismo- la diferencia de actitud entre aquellos que tienen visiones muy diferentes a las del gobierno -la oposición política y el sector empresarial tradicional- es fundamentalmente una cuestión estratégica.

“La oposición trabaja con agendas separadas y pretende que no tiene ninguna representación en la mesa económica, pero eso es falso, es mentira. ¿O es que vamos a desconocer que los que financian a la oposición son los que están sentados en la mesa económica, Fedecámaras y todos los gremios que están ahí?”, señaló.

“Los mayores acuerdos y las mayores ganancias de la oposición se han obtenido en los 56 acuerdos de la mesa económica. Sólo que cuando les conviene no lo cuentan como saldo a favor”, explicó.

La razón: “Porque así pueden seguir manteniendo una postura oposicionista recalcitrante, que permita seguir buscando el objetivo real de todos los sectores de oposición, violentos y no violentos, económicos o no económicos, que es la salida del proceso revolucionario y la salida del presidente Nicolás Maduro”, aseguró el analista.

Y la intención de sabotear el proceso para justificar nuevas acciones violentas contra el gobierno de Maduro también ha sido denunciada en repetidas ocasiones por los funcionarios gubernamentales, empezando por el propio mandatario.

Sin claridad

Por lo pronto, sin embargo, la decisión de Fedecámaras de insistir en el diálogo ya le ha valido críticas por parte de algunos de los sectores más duros de la oposición.

Roig también dice estar convencido de la necesidad e importancia del diálogo político, pues no concibe la recuperación económica en la ausencia de mayor estabilidad.

“Yo pediría paciencia a todos los actores. Este país necesita un poco más de paciencia, un poco más de tolerancia, un poco más de comprensión. Ojalá la tenga el gobierno, ojalá la tenga el sector político, y pueden estar seguros ustedes que el sector empresarial la tiene”, indicó.

Pero el empresario también advierte de una pequeña similitud entre el diálogo económico y el diálogo político que, afirma, es un buen ejemplo de las cosas que hay que mejorar, aunque por diferentes razones, ninguno de los dos sabe cuándo tendrá lugar su próxima reunión.

“Las nuestras han sido agendas de trabajo muy informales. A veces nos enteramos el día anterior que tenemos unos actos masivos en Fuerte Tiuna o unas mesas de trabajo que se instalan de la noche a la mañana”, se quejó el presidente de Fedecámaras.

“Precisamente estamos buscando cómo organizarnos, que tengamos una mayor formalidad en las comunicaciones y nos evitemos el estarnos citando ni por ruedas de prensa, ni por los medios de comunicación y procedamos con equipos de trabajos más pequeños, más eficientes, mejor organizados”, pidió.