La guerra en Ucrania provoca un aumento del flujo del capital financiero a América Latina
Unos 10.800 millones de dólares en inversiones financieras entraron a los países de Latinoamérica en el mes de marzo, un flujo mensual considerable no visto en casi un año, detonado por la invasión rusa en Ucrania que generó incertidumbre e incrementó el riesgo en economías de Europa del este, de acuerdo con la patronal bancaria Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
A diferencia de la inversión directa, la cual se destina a inmuebles, negocios y activos, la inversión financiera es aquella en valores que cotizan en bolsa, mayoritariamente acciones y bonos de deuda. Los flujos de capital son, por lo tanto, las apuestas que hacen inversionistas globales a través de inversión financiera, buscando los instrumentos que ofrezcan mejores rendimientos a un precio atractivo y ofreciendo un nivel de riesgo que están dispuestos a absorber. “Son un espejo de cómo los inversionistas están evaluando una región o un país”, explica Jonathan Fortun, economista del IIF.
“Todo es relativo y a partir de la guerra, la percepción de riesgo en mercados afectados ha empeorado, lo que hace a Latinoamérica más atractiva en comparación”, dice el especialista, cuyos datos recopilados durante el mes de marzo demuestran una desinversión considerable de países como China y Polonia, mientras que grandes flujos entraron a países de Latinoamérica en proporción a su tamaño. Los países que más se beneficiaron fueron Brasil y México, por ser los más grandes, seguidos por Chile, Colombia y Perú. Argentina es la gran excepción, ya que, por haber caído en incumplimiento de su deuda soberana, no tiene acceso a los mercados.
Estos flujos explican, por lo menos parcialmente, las apreciaciones de las monedas en la región. En Brasil, de acuerdo con datos del banco de inversión Natixis, el real se apreció 7,4% durante marzo, mientras en Colombia el peso se apreció 4,2% y en México, un 2,8%. La decisión por parte de los bancos centrales en Latinoamérica de subir sus tasas de interés durante los últimos meses para contener la inflación también ha sido un factor, asegura Fortun. “Han vuelto marginalmente más atractivos, especialmente los bonos, en comparación con otros países que no han subido tanta su tasa de interés”, asegura el economista.
Los flujos hacia Latinoamérica resultan particularmente significativos cuando se toma en cuenta que, durante el mismo periodo de tiempo, hubo una salida de mercados emergentes de 9.800 millones de dólares netos. Es decir, todos los mercados emergentes, en su conjunto, perdieron capital, mientras que Latinoamérica, un grupo de emergentes en sí mismo, vio el incremento más alto en los últimos diez meses.
“Vemos inversores con una mayor sensibilidad al riesgo a medida que aumenta la ansiedad por los eventos geopolíticos, las condiciones monetarias más estrictas, el aumento de la inflación y los temores de que muchas economías no se recuperen lo suficientemente rápido de la pandemia. En general, el primer trimestre del año ha visto a los inversores ser más selectivos”, dice un reporte del IIF.
Por su parte, estrategas de mercado del banco de inversión Mizuho coinciden con este análisis. “Las esperanzas desvanecidas de un acuerdo de alto el fuego entre Rusia y Ucrania ayudaron a mantener el flujo de capital hacia América Latina,” escribieron esta semana, “ya que la región está menos expuesta directamente a las consecuencias económicas de la guerra en comparación con las economías de Europa del Este”. Los datos del IIF no solo confirman esta tendencia, sino que además muestran una fuerte salida de capitales de China.
“Las razones específicas por las que están saliendo de China son debatibles”, apunta Fortun. Durante febrero y marzo, el país asiático también sufrió confinamientos intermitentes por contagios de covid, algo que ya no se ha visto en economías avanzadas. Esto limitó la producción y generó disrupciones en cadenas de suministro a nivel mundial. Lo que todavía no se sabe es si es una sola ocasión o si será más sostenido.