La menor desocupación no esconde la mala calidad laboral en Bolivia

El Deber
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Foto: EFE

La tasa de desocupación pasó de 11% en el tercer trimestre de 2020, a 4% en el mismo periodo, pero de la gestión 2022. Esa fue una de las buenas noticias celebradas por el presidente Luis Arce en su discurso del 22 de enero.

Sin embargo, hay investigaciones, opiniones, y también historias, que muestran otros matices, los de una disminución en la calidad del empleo.

Marcelo Mamani es uno de esos ejemplos. Es chofer de micro. En Nochebuena, salió de casa a las 5:30, retornó a las 22:30, pero las 15 horas laborales, sin contar que debe operar 26 días al mes, lo dejaron destruido. No pudo sostener su cuerpo hasta la cena y el abrazo.

Nunca podrá jubilarse, no tiene seguro de salud, y salió a trabajar en esos feriados porque él mismo debe generar su aguinaldo. Mamani es un ejemplo de lo que se conoce como empleo precario.

Lo mismo le pasa Leyla Cossío (no quiere dar su nombre real). La comunicadora social tiene poco más de 30 años, pero en el último tiempo no encuentra un trabajo estable. Está vendiendo ropa usada donde le permiten asentarse. Y lo mismo le pasa a P. Ribera, que cambió su profesión por la venta ambulante de refrescos.

Falta información

Para el economista Jaime Dunn, no hay mucha información actualizada sobre subempleo, y la que existe no necesariamente tiene una metodología estandarizada, lo que ocasiona que los indicadores oscilen.

Dijo que otras formas de subempleo o empleo precario tienen que ver con la disminución de horas laborales, incluso para los profesionales, o que estos estén desarrollando oficios por debajo de sus capacidades y estudios.

“Considerando que Bolivia tiene un 80% del sector de empleo en el área informal, entonces puede presumirse que el nivel de subempleo en Bolivia es relativamente alto”, opinó.

Dunn, además, cree relevante recordar que la informalidad estuvo subiendo en los últimos años, y que por ende el subempleo también ha seguido ese camino.

Cuestionó que, en la encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) sobre empleo en el país, no se incluyeran preguntas relacionadas a subempleo.

“Lamentablemente, el INE ya no difunde los datos, mientras que en varios países se miden, y además es una medida muy importante, sobre todo para ver cómo eliminar el subempleo o empleo precario”, opinó, y citó un cálculo del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), que estima 21% de subempleo en 2001, y por encima de 60% en 2019-2020.

Investigación

Desde el Cedla se vislumbró, además, que la proyección laboral en el país no es alentadora porque la tendencia es el incremento de la informalidad, la ocupación por cuenta propia y los empleos asalariados cada vez más precarios.

Se atribuyen los bajos niveles de desocupación al incremento de las ocupaciones en el sector informal, principalmente el trabajo por cuenta propia, fenómeno que se agudizó con la pandemia, y que acarrea ausencia de aporte a jubilación, seguridad social de corto plazo, bonos de antigüedad, etc.

Según el Cedla, al segundo trimestre de 2022, el 60% de los trabajadores tenía un empleo independiente, la mayoría como cuenta propia.

El informe “Busco y no encuentro: El desempleo juvenil en Bolivia”, también del Cedla, indica que la calidad del empleo para los más jóvenes, va a la inversa de su nivel de formación y adquisición de nuevas habilidades.

De acuerdo con la investigación, la precariedad laboral extrema en jóvenes del área urbana, entre 15 y 24 años, ha pasado de 68% en 2017, a 71% en 2019.

En ciudades capitales, el subempleo pasó del 29 en 2014, al 49 en 2019.

Lo más inquietante es que el panorama no es tan alentador, y esta tendencia a la precarización es una barrera para jóvenes que tienen un mayor grado de formación, ya que no encuentran trabajo de acuerdo a su nivel de instrucción y, si lo encuentran, no va de la mano de condiciones aceptables.

Para el abogado laboral Sócimo Paniagua, uno de los sectores con las peores condiciones, las más precarias, es el del sector de la construcción.

“Es el área más complicada por el peligro, no tienen seguridad, se caen, mueren, y nadie reclama. Además, es donde ocurren más accidentes que en cualquier otro sector”, recordó.