Las langostas se quedarán años en el país; las medidas serán sólo paliativas

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Foto: El Deber

Un enjambre que hace imaginar la octava de las 10 plagas de Egipto, una guerra de muchos años que recién comienza y cuya primera batalla está perdida… Con estos términos se refieren agrónomos, productores y hasta el mismo Gobierno a la invasión de langostas en el oriente boliviano.

Las cifras oficiales hablan de 1.500 hectáreas afectadas de cultivos, aunque el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Bolivia eleva la cifra a 70 mil y hasta 100 mil hectáreas, aunque en esta superficie incluye bosques y cultivos de maíz, sorgo, soya, frijol, yuca, papaya, plátano y cítricos. La invasión se extendió en menos de un mes a seis municipios en Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca: La CAO y el Gobierno coinciden en que ya es tarde para tratar de exterminar estos insectos, pues ya desovaron (100 huevos por langosta) dejando un futuro incierto. Habrá que aprender a convivir con esta plaga, sentenció el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico.

¿Y las pérdidas económicas? Aún no se cuantificaron. El presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos en Bolivia y parte del Comité Técnico Interinstitucional conformado, Marco Antonio Villarroel Virhuez, explica que la plaga se extendió en un polígono de 700 mil hectáreas, de las cuales la séptima parte ya fue afectada. Además, las familias afectadas son más de 500. “Hay incertidumbre total ahora. No se está haciendo nada y no hay control; las langostas se mantienen en la zona”, afirmó alarmado Villarroel.

El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Julio Roda, dijo que, ante este panorama, ya es un hecho que la plaga sólo podrá controlarse y no exterminarse “en muchos años, hasta que se sepa cómo combatirla”. Ocurre que el uso de químicos en el suelo, donde las langostas depositan sus huevos, podría generar un efecto adverso a otros insectos o animales que benefician al crecimiento de los cultivos.

Una opinión similar la dio el presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Reinaldo Díaz. “No vamos a pretender exterminar la plaga de manera rápida porque eso da para mucho tiempo de estar monitoreando”, dijo.

El 28 de enero pasado, se inició la guerra contra la plaga tras recibir las primeras denuncias y se conformó un Comité Técnico Interinstitucional integrado por el Senasag, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), la Gobernación de Santa Cruz, Anapo y el Colegio de Ingenieros Agrónomos.

Villarroel Virhuez explicó que las condiciones climáticas son la razón por la que esta plaga es propia de la zona del oriente, en este caso de Santa Cruz y parte de Chuquisaca y, ahora, Tarija.

En Cochabamba, según el Senasag regional, no existe, hasta ahora, un fenómeno similar.

Para poder contrarrestar esta situación, Anapo viabilizó la presencia de técnicos especialistas en fumigación aérea de Estados Unidos y otro del encargado del control de la langosta migratoria en Argentina a fin de ser capacitados y orientados para luchar contra la plaga.

“El impacto es una merma en el rendimiento y un impacto económico, pero lo importante es que se reaccionó a tiempo y se combate con diferentes productos químicos”, aseguró el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.

Biotecnología

Rodríguez insistió una vez más en la autorización del Gobierno central para el uso de la biotecnología en el agro porque serviría para prevenir las plagas que azotan la producción en Santa Cruz haciéndolas más fuertes ante cualquier insecto u hongo que pueda aparecer como ocurrió con el gusano cogollero el año pasado y lo que sucede hoy con las langostas.

“Lo que queremos es avanzar en la soberanía alimentaria incluso para generar excedentes de exportación y no sólo para autoabastecernos”, afirmó el Gerente General del IBCE.

Villarroel Virhuez explicó que una inspección demostró que la plaga no afectó cultivos transgénicos, debido a que sus componentes la repelen.

 

50 AÑOS DESPUÉS

El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Julio Roda, indicó que las personas mayores que viven por la zona advierten que después de 50 años es la primera vez en la que se presenta una plaga de langostas “que no fue tan grave” porque el maíz se sembraba en menor cantidad.

“También lo mismo existió en Argentina hace 50 años cuando tuvo una invasión de esa magnitud, incluso está en la biblia, y ahora hemos desvirtuado que era producto de la deforestación o aplicación excesiva de químicos”, aseveró Roda. Otras personas indican que hace siete años hubo un pequeño ataque, pero desaparecieron.

 

SI LA PLAGA SIGUE AVANZANDO REDUCIRÁ EL ABASTECIMIENTO DE PRODUCTOS EN BOLIVIA

Buscan aplicar “cinturones” de control para evitar una catástrofe

Ante la rapidez con la que la plaga de langostas avanza, generando daños irreparables en los sembradíos en Santa Cruz en cuestión de horas y días, el presidente Evo Morales aprobó la semana pasada un decreto en el que dispone de 5,3 millones de bolivianos para el control de este insecto.

Paralelamente, se diseñó un plan de acción con cinturones de protección, que inició su aplicación el jueves pasado, para evitar que la plaga emigre a otros lugares. El presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Reinaldo Díaz, explicó que existen tres cinturones de seguridad; el más externo comprende 85 kilómetros por 90 en una franja de 500 metros de ancho con 17.300 hectáreas de fumigación preventiva.

Díaz indicó que la franja siguiente es de contención y la tercera, más pequeña, servirá para evitar que la plaga se propague a otros sectores. A esta determinación se suma el ataque con productos químicos a la mangas (grupos de langostas) mediante el uso de avión al igual que por tierra.

Díaz explicó que son 100 técnicos de instituciones privadas y públicas distribuidos en 12 brigadas que trabajan vía terrestre y otros 300 que coadyuvarán como “monitores de alerta temprana”.

El control de las langostas se realizará mediante el uso de químicos. Para las adultas voladoras será uno de acción rápida al contacto directo; en cambio para las más jóvenes o “las saltonas” se usarán químicos de acción residual sistémica que permanecen 15 días  para causar la muerte.

Además, se capacita a los productores para que reaccionen rápidamente en caso de percibir la presencia de las langostas. “Es muy importante el control permanente porque sino nos afectará la seguridad alimentaria y en Santa Cruz estamos muy preocupados porque las langostas se están yendo a zonas productivas de hortalizas”, dijo el presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Bolivia, Marco Antonio Villarroel.

Otras plagas pasan a segundo plano

Las plagas que afectan al departamento de Santa Cruz en los últimos años fueron varias, entre ellos el gusano cogollero y la mosca blanca, que afectó a la producción del maíz; pero ante la rapidez de la acción de la plaga de langostas, estas otras pasaron a segundo plano.

En noviembre del año pasado, por ejemplo, la afectación de la primera plaga abarcaba entre el 50 y 70 por ciento de las parcelas, lo que representó la pérdida de 182 mil toneladas de las 320 mil que se esperaban cosechar en el área este y campaña de invierno. Sin embargo, con la producción de maíz transgénico BT, que introdujo en su gen el de un hongo permite que el gusano cogollero no ataque al maíz.

Para el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Julio Roda, la sequía, la inundación y los gusanos cogolleros en el maíz corresponden a otras plagas que también azotan al departamento y país generando daños cada año.