El dueño de Starbucks aconsejasean humildes
Howard Schultz le busca la vuelta y lo consigue: ser parecido y a la vez diferente a Steve Jobs. En su famoso discurso ante los universitarios, viralizado en Internet, el extinto Jobs les había recomendado que no pierdan el hambre de progreso: “stay hungry”, había sido su recomendación. Schultz, accionista y director general de la cadena Starbucks, hizo su propia bajada de línea: vestido con un traje sencillo en el imponente escenario de la Opera de Monte Carlo, teatro donde los frescos de la cúpula se combinan con el oro de las gradas, Shultz recomendó al auditorio que no se olviden de mantener los pies en la tierra. “Permanezcan humildes (stay humble)”, fue su consejo ante unas 400 personas, varias de ellas inmensamente ricas.
En poco menos de una hora, Schultz combinó conceptos de management con observaciones sumamente críticas sobre la situación social, en particular la de su país, Estados Unidos. “Un niño afroamericano tiene al nacer cinco veces más posibilidades de ser encarcelado que un niño de otro origen. No podemos dar la espalda a la cuestión social de América”, dijo.
En términos del negocio, dijo que la actual capitalización bursátil de Starbucks es de 80.000 millones de dólares y que tuvo que retomar las riendas como gererente general, cargo del cual se había alejado en 2002, a partir de la crisis financiera de 2008. “Notamos que había una resilencia hacia nuestra marca por parte de los mismos empleados de la compañía, de modo que nuestra tarea se enfocó en comunicar, comunicar y comunicar. Siempre habíamos tenido como concepto que crecer no era nuestra estrategia, sino una causa. Todas las compañías tienen competidores. Pero si le das al consumidor un servicio que represente una empatía con sus propios valores, entonces no hay competencia que te pueda afectar”, planteó.
La conferencia de Schultz fue es uno de los platos fuertes del encuentro Emprendedor del año (EY World Entrepreneur of The Year), organizado por la auditora internacional Ernst & Young, la cual invitó a este cronista y de otros medios de la Argentina. Para esta edición de “Emprendedor del año”, la número 29 desde que comenzaron a hacerla en Estados Unidos, la Argentina está representada por Hugo Sigman, fundador y accionista del grupo farmacéutico Insud, quien compite por el galardón con representantes de otros 60 países.
El escenario es una ciudad donde el lujo se respira, pero a la vez obliga a cada participante, ya sea en una entrevista o en una conversación de pasillo, a hacer reflexiones sobre el contraste de las crisis económicas en distintas partes del mundo y la competencia que aquí se observa por ver quién tiene el barco más lujoso anclado en el Yatch Club Montecarlo. Pero las historias que cuentan los emprendedores que se dan cita aquí suelen están más vinculadas al mundo real: hay representantes latinoamericanos que comenzaron con una fundición de acero, o un gimnasio, y hoy facturan millones de dólares en base a un crecimiento continuo a lo largo de dos o tres décadas.
Hay un emprendedor rumano, Mircea Tudor, que se las ingenió para armar un sistema de detección de bombas en los aviones, un fenómeno que -dijo- es mucho más frecuente de lo que suelen comunicar las autoridades de los aeropuertos del Viejo Mundo. “Nosotros conseguimos detectar en pocos minutos si hay o no hay una bomba. El procedimiento habitual es bajar a la gente del avión, llamar al equipo y que éste no encuentre nada. Cuando se vuelve a embarcar a la gente, tres horas más tarde, sólo se les puede decir que no encontraron nada. Pero nadie les puede asegurar que no hay una bomba”, planteó Tudor, en una “mesa chica” de emprendedores dedicada a la innovación.
El sábado se conocerá quién es el galadonado por EY como “Entrepreneur of the Year 2015”. Aquí hay un solo ganador y no hay segundos, terceros, ni ranking alguno. De modo que todos quedan felices: están en Montecarlo, la brisa es cálida y hasta la luna juega a favor: redonda, ilumina la bahía del Mediterráneo, rodeada de edifcios de lujo y la calle que sirve como pista para la carrera más famosa de la Fórumula 1. Y también, claro, refleja la proa de los yates.