¿Qué pasó con FTX? la empresa que imprimía dinero falso (Parte I: El ascenso)

Por Alexandre Versignassi  (BC S/A)
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Foto: Internet

Con una capitalización de mercado equivalente a la de Bradesco (Banco Bradesco S.A. el segundo mayor banco privado del Brasil y de América Latina) FTX se convirtió en polvo en cuestión de días y trajo un nuevo frente frío al mundo de las criptomonedas.

Sam Bankman-Fried, de 30 años, creó una impresora de dinero. Produjo miles de millones de dólares. Durante mucho tiempo, la gente creyó que el dinero era real, tan legítimo como los billetes que produce la Fed (el banco central de los Estados Unidos). Pero de un momento a otro se cayó, y también la casa de Sam.

Ese es el resumen del resumen de lo que llevó a la quiebra la FTX, el exchange de criptomonedas que fundó Bankman-Fried en 2019, y que se convertiría en el quinto más grande del mundo.

Antes de FTX, en 2017, Sam había creado otra empresa. Era Alameda, un fondo de inversión. Tomó dinero de los clientes, compró criptomonedas en un rincón del mundo e inmediatamente las vendió en otro, donde la tasa de cambio era más alta. Luego se embolsó la diferencia, compartiendo las ganancias con la clientela. Esto es lo que el mercado financiero llama “arbitraje”. Normal: todo el mundo hace esto, con todo tipo de activos.

Alameda también pidió dinero prestado para comprar criptomonedas en momentos de caída y las vendía en alta. Es decir, lo que el mercado llama apalancamiento. (En los mercados de valores, hace referencia al hecho de que con pequeñas cantidades de dinero puede realizarse una inversión que se comporta como otra de un volumen muy superior). Normal también.

En 2019, Sam entendió que el negocio estaría más aceitado si tuviera su propio exchange de criptomonedas. Y montó el FTX. Como ejemplo: es como si una empresa minera decidiera tener su propio puerto para transportar la producción. En lugar de pagar tarifas para operar en otros corredores, Sam pagaría tarifas por sí mismo. Además de eso, las eventuales ganancias de FTX financiaron el apalancamiento de Alameda: él se pediría prestado a sí mismo. Estupendo.

Bueno, los exchange de criptomonedas a menudo emiten sus propias criptomonedas. Este es el caso de Binance, el exchange más grande del mundo. Si sus ahorros criptográficos están en forma de Binance Coin (BNB), las tarifas de transferencia y retiro son mucho más baratos dentro de Binance. Luego, Sam creó un BNB que lo llamó FTX Token (FTT).

Las criptomonedas de exchange ganan o pierden valor según la demanda. Si hay mucha gente dispuesta a utilizar los servicios de corretaje pagando menos comisiones, la cotización sube.

Y durante el auge de las criptomonedas, en 2021, no hubo escasez de demanda. El FTT subió un 1200 % en 11 meses, saltando de $5,82 por unidad a $77,69. En el mismo período, el aumento de Bitcoin fue menos estratosférico.

Solo que hay un detalle: buena parte de la demanda vino de Alameda, su otra empresa. La existencia de un gran comprador siempre dispuesto a comprar más inflaba la cotización. Es un efecto bola de nieve: si el FTT estaba en US$ 50, Alameda iba allí y lo compraba en US$ 51. Otros inversionistas vieron subir el valor y lo compraron también, con la esperanza de que subiera aún más en el futuro. Entonces la demanda se disparó, y el precio también.

Para Sam, era gratis: Alameda, después de todo, pagaba FTX. Sam lo sacaba de un bolsillo y lo ponía en otro, y eso fue suficiente para bombear el FTT. Luego, Alameda usaría los FTT sobrevaluados artificialmente como garantía para obtener préstamos en dólares y seguiría el juego de bombeo de criptomonedas de la otra compañía de Sam. Un negocio redondo.

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