TikTok en disputa: la estrategia de Trump para crear un oligopolio digital “amigo”

La compra de Tik Tok para la Administración Trump se ha vuelto una obsesión tanto que hasta el propio presidente estadounidense ofreció a China rebajar parte de los aranceles a cambio de que apruebe su venta. Al parecer, la razón de esta obsesión es la adquisición de la rama estadounidense por parte de un conglomerado cercano a Trump.
El presidente estadounidense lanzó esta oferta, en la primera semana de su guerra comercial, como una forma de presionar a los propietarios chinos, nucleados detrás del fundador de la aplicación Zhang Yiming, para que desinvirtieran antes de un nuevo vencimiento del plazo establecido para “americanizar” Tik Tok por la Ley de Protección de los Estadounidenses contra Aplicaciones Controladas por Adversarios Extranjeros (ANTISOCIAL ACT). La legislación, sancionada por el Congreso y avalada por la Corte Suprema de Estados Unidos, prohíbe que cualquier red social en Estados Unidos esté controlada por un “adversario extranjero”.
La ANTISOCIAL ACT fue financiada en el Congreso, además, por la organización pro israelí Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD). Para FDD: “ByteDance, el conglomerado chino detrás del fenómeno de las redes sociales TikTok, es fundamental para los planes de Beijing para la supremacía de la inteligencia artificial (IA). ByteDance no es sólo una empresa de tecnología; es un engranaje de la vasta maquinaria militar de China”. La red social se volvió en un objetivo desde que aparecieron videos virales en contra de la invasión israelí a Gaza. La legislación también fue promovida por la organización empresarial Business Roundtable, que reúne a las principales corporaciones estadounidenses asociadas al complejo militar-industrial financiero y tecnológico. En su junta directiva destacan figuras como Larry Fink, CEO del fondo financiero BlackRock, Phebe Novakovic, CEO de la armamentística General Dynamics y exespía de la CIA, Jamie Dimon de JP Morgan, Lachlan Murdoch, hijo del dueño de la cadena FOX, Rupert Murdoch, Sundar Pichai, CEO de Alphabet propietario de Google, Andy Jassi, presidente de Amazon, y Mike Wirth de la petrolera Chevron, entre otros. La patronal empresarial hizo lobby a favor de la ley con parte de sus 19 millones gastados en 2023 para favorecer determinadas iniciativas legislativas.
Desde el fundador de la plataforma de adultos Only Fans, Tim Stokely, hasta Jeff Bezos de Amazon, o la empresa Walmart, han intentado comprar la rama estadounidense de la aplicación. Incluso apareció una oferta de Steve Mnuchin, quien como Secretario del Tesoro de Trump, presionó a ByteDance para que vendiera las acciones de la compañía desde el Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos. Según The New York Times, Mnuchin quiso armar un grupo de inversores para lograr esta adquisición. El exejecutivo del banco Goldman Sachs es cercano al lobby israelí reunido alrededor del American Israel Public Affairs Committee. En la actualidad dirige el fondo de inversiones Liberty Strategic Capital, que tiene como representante en Israel al exembajador de Estados Unidos, David Friedman.
Todas estas ofertas fallidas muestran cómo el atractivo de Tik Tok condensa toda una trama geopolítica, que va desde China hasta la Casa Blanca.
Trump, Tik Tok y la oferta de sus empresarios amigos
Una de las razones que explican por qué Trump pasó de impulsar la prohibición de Tik Tok a convertirse en critico de la nueva legislación es su cercanía con Jeffrey Yass, un donante republicano impulsor de la privatización de las escuelas públicas y accionista de Tik Tok a través de su fondo de inversión Susquehanna International Group. Según un comunicado emitido por la compañía el año pasado, el 60 por ciento de ByteDance, la empresa matriz de Tik Tok, “es propiedad efectiva de inversores institucionales globales como Carlyle Group, General Atlantic y Susquehanna International Group, el 20 por ciento de “empleados de ByteDance en todo el mundo” y el restante 20 de su fundador”.
Si bien la aplicación fue removida, de manera temporal, en las tiendas de Apple y Google cuando se puso en marcha la nueva legislación, la Administración Trump suspendió su vigencia por 75 días, a través de una orden ejecutiva, en busca de que se concrete un acuerdo de compra para “americanizarla”.
La oferta que, al parecer, cuenta con la aprobación de Trump es la dada por el gigante gigante de capital de riesgo estadounidense Andreessen Horowitz, junto con el fondo de inversión BlackStone, y accionistas estadounidenses de la empresa, como General Atlantic, KKR y Coatue, Susquehanna de Jeffrey Yass y el gigante del software Oracle. Para la periodista Kaya Yurieff: “según la propuesta de Trump, TikTok America estaría en manos de nuevos inversores estadounidenses en aproximadamente un 50 % y licenciaría el algoritmo de TikTok a ByteDance. Los inversores actuales de ByteDance tendrían un tercio de la participación en la nueva empresa, mientras que ByteDance conservaría el 19,9 %. Esta estructura situaría la propiedad de ByteDance justo por debajo del umbral del 20 % exigido por la ley estadounidense aprobada el año pasado, que obliga a TikTok a romper vínculos con su empresa matriz para no ser prohibida. Con la nueva estructura, Trump podría considerar que se ha producido una desinversión cualificada según la ley, aprobada por el Congreso el año pasado y ratificada por el Tribunal Supremo”.
Como algunos expertos han señalado, si el algoritmo quedará en manos de la compañía china de ByteDance, se caería el argumento de que su control en manos extranjeras pone en riesgo la “seguridad nacional”.
Quienes participan en la oferta, además, son abiertos partidarios de Trump. El fondo Andreessen Horowitz, que lidera la iniciativa, fue cofundado por Marc Andreessen, quien ayudó “a reclutar personal para el Departamento de Eficiencia de Elon Musk”. Andreessen, uno de los principales inversores en Silicon Valley, invirtió 400 millones de dólares en la compra de Twitter por parte de Musk en 2022. Además, pasó de ser un donante demócrata a estar entre los CEOS tecnológicos que rodean a Trump. También es accionista de empresas mineras, como KoBold Metals, interesadas en los dividendos geopolíticos que brinden las iniciativas de Trump en Groenlandia y la República Democrática del Congo con un tratado de minerales. Forma parte, por ende, del ecosistema de negocios cercano al presidente estadounidense.
Sin embargo, para el periodista Casey Newton, especializado en tecnología, esta oferta parece ser una forma de regalarle TikTok a su aliado, el director ejecutivo de Oracle, Larry Ellison. En la primera Administración Trump, ByteDance se asoció con esta empresa para almacenar todos los datos de los usuarios estadounidenses en los Estados Unidos como una forma de despejar las dudas sobre la seguridad de los datos. También, en medio de los rumores de prohibición de la aplicación, ByteDance casi vende su participación a Oracle y Walmart. Ellison, no es un donante tradicional de Donald Trump, pero llamó la atención hace unas semanas cuando presentó, en la Casa Blanca, la iniciativa Stargate, junto a Sam Altman de OpenIA y los ejecutivos del banco Softbank, dirigida a construir centros de datos en Estados Unidos para la inteligencia artificial. En la conferencia de prensa, le preguntaron a Trump si Elon Musk podría comprar Tik Tok y respondió: “me gustaría que Larry también la comprara”. Al igual que Andreessen, Ellison de 80 años en el pasado respaldó políticos demócratas como Bill Clinton.
El billonario posee una fortuna de 175 mil millones de dólares y es un activo partidario de utilizar la IA como herramienta para una sociedad de vigilancia. Según su modelo, habría cámaras por todas partes con cada movimiento analizado por IA. “Los ciudadanos se portarán bien, porque registraremos e informaremos todo lo que sucede”, declaró a los inversores de Oracle hace unos meses. Según The New York Times: “también en la lista de tareas pendientes de Ellison está combinar miles de bases de datos en un enorme repositorio electrónico para que sea explorado por IA. Eso curará enfermedades y arreglará todo lo demás, le dijo a Tony Blair, el ex primer ministro británico, en un simposio sobre la reinvención del gobierno celebrado en Dubai en febrero”.
Por supuesto la ética en el manejo de datos por parte de su empresa Oracle es cuestionable. El año pasado, por ejemplo, un tribunal federal de California obligó a la empresa pagar 115 millones de dólares por una demanda colectiva que la acusaba de “recopilar y vender indebidamente datos de personas, tanto en línea como fuera de línea, sin su permiso”. Lo que hace pensar lo peligroso que sería para la libertad de expresión estadounidense que un empresario, como Ellison, controle una de las principales redes sociales de Estados Unidos con 170 millones de usuarios. Según un amigo del magnate, citado por The New York Times, su motivación para ofertar por Tik Tok habría sido la compra de Twitter por parte de Musk. “Una cosa es ser rico, otra relevante para los consumidores, con influencia en la cultura, la política y los medios de comunicación”. En esta década, la compra de redes sociales se ha convertido en símbolo de influencia en los asuntos públicos mundiales, como en el siglo XX lo eran los diarios, las cadenas de televisión o la TV por cable. Y para la derecha trumpista en una obsesión por controlar las principales plataformas (Twitter, Tik Tok) por donde circulan la mayoría de las narrativas políticas y culturales de la época.
La saga, además, muestra cómo la Administración Trump edifica una “casta empresarial amiga” para que se apodere de resortes estratégicos de la economía estadounidense y mundial. Negocios que van desde el interés de su amigo Ronald Lauder en los minerales de Ucrania hasta las gestiones de Larry Fink de BlackRock para quedarse con dos puertos estratégicos en el Canal de Panamá.