Tomar un café en Buenos Aires se ha convertido en un lujo

Por El País con edición dat0s
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Tomarse un café en Buenos Aires es el más caro que se paga en la región a sazón de 3.5 dólares.

Recientemente alguien que venía de la Argentina hacía comparaciones de precios y no dudaba que los precios de varios productos estaban en las nubes. El presidente de Argentina, Javier Milei, solía repetir hacia finales de 2023 que el peso, la moneda nacional, “no vale ni excremento”. Estaba en campaña por la presidencia y aún proclamaba la dolarización y el cierre del Banco Central como el único remedio posible contra la inflación, que por entonces volaba por arriba del 10% mensual.

Poco más de un año después, Milei redujo la inflación por debajo del 3% mensual, pero no dolarizó, ni cerró el Banco Central (como había prometido) y el peso ya no es excremento. Las compras se hacen en dólares, pero como en la UDP en los 80 en Bolivia, para comprar un auto debes cargar a la concesionaria literalmente una maleta.

La fórmula que aplicó el ministro de Economía, Luis Caputo, fue más ortodoxa: emisión cero y atraso cambiario. Es decir, vació poco a poco el mercado de pesos y mantuvo a raya la cotización del dólar con un tipo de cambio que sube a razón del 1% mensual y trabas al libre cambio de divisas, el llamado “cepo”.

El daño colateral de la estrategia fue una disparada de los precios cuando se los mide en dólares, porque la inflación en pesos, si bien ha bajado, no se ha detenido. Cualquier turista extranjero que pase por Buenos Aires puede dar cuenta de ello. Hoy, tomar un café en un bar de la capital argentina cuesta el equivalente a unos 3,5 dólares, contra los 1,5 dólares de Bogotá o São Paulo o los 2,5 dólares que habrá que pagar en Ciudad de México o Santiago de Chile. O los 2.3 dólares al cambio oficial que te cuesta en Bolivia.

En la comparación de algunos precios de referencia, Argentina es el país más caro de la región. Para una hora de estacionamiento, el porteño gastará 4,5 dólares por hora, contra los dos dólares del mexicano o el colombiano. El patrón se repite en el litro de leche de primera marca o en una lata de Coca-Cola en el supermercado. La brecha es especialmente amplia en un menú de mediodía en un restaurante céntrico: 18 dólares en Buenos Aires, contra un promedio de siete dólares en el resto de las grandes ciudades latinoamericanas. En Bolivia un almuerzo ejecutivo en un local medianamente razonable a la sazón de los 7 dólares calculando aun el cambio oficial que muchos comercios lo calculan con un pequeño ajuste.

Volviendo al caso argentino, los precios se disparan aún más en los casos de la ropa, los automóviles o los electrónicos, sectores que en Argentina están muy protegidos de la competencia externa. Ni siquiera compensa el salario mínimo, que solo es más alto, por poco, que el de Brasil, y está muy por debajo del de Chile o México. En Bolivia lo irrisorio es que con pequeñas variables aún mantiene su poder adquisitivo, haciendo abstracción del cambio paralelo al que también aquí se lo denomina “blue”, como en la Argentina que esta 50% más caro.

"Todo intelectual tiene la obligación moral de poner en discusión las decisiones que emanan del poder político"

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