TPP: el verdadero debate está comenzando

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Finalmente concluyeron las negociaciones sobre el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Si bien el texto oficial aún no se ha hecho público, a partir de informes de prensa y textos filtrados pueden hacerse algunos comentarios preliminares. En primer lugar, el comercio es solo una parte del TPP.

Tanto o más importante son la inversión, la propiedad intelectual, las compras del sector público, las empresas estatales, los asuntos laborales y el medio ambiente. Los aspectos comerciales directos deberían tener un beneficio tan enorme que compensen con creces las desventajas de estos capítulos. De lo contrario, ¿para qué entrar en él?

En materia de propiedad intelectual es donde tal vez se concentren los mayores efectos adversos. Médicos Sin Fronteras, que definió al TPP como “el peor acuerdo comercial para el acceso a los medicamentos”, advirtió que el aumento de precios por la ampliación de los monopolios de las grandes compañías farmacéuticas perjudicará a los pacientes de los países en desarrollo y retrasará la competencia de los medicamentos genéricos.

En materia de inversión, el TPP abre el camino para que las empresas extranjeras sean tratadas en pie de igualdad o mejor que las locales, a la vez que prohíbe al Estado anfitrión imponer “requisitos de desempeño”.

El TPP también contiene el cuestionado sistema de solución de diferencias inversionista-Estado, que permite a los inversores extranjeros demandar al país anfitrión ante un tribunal internacional. El acuerdo contemplaría algunas salvaguardias, como reducir la capacidad de las empresas para hacer reclamaciones frívolas, pero no se sabe exactamente en qué consisten éstas.

En cuanto a las empresas de propiedad estatal, el TPP impondrá disciplinas y normas acerca de cómo deben funcionar, las subvenciones que pueden o no recibir y el requisito de que no sean discriminatorias (léase, que no den preferencia a las empresas locales).

La política de inversiones, las compras del sector público, las empresas estatales y el acceso a los medicamentos, que ocupan un lugar central en la economía de muchos países en desarrollo, ahora deben ser defendidas como excepciones y flexibilidades. Éste es un trago amargo y habrá que ver si vale la pena tomarlo.

El debate sobre el TPP se intensificará ahora que terminaron las negociaciones y todavía faltan otros dos años para que sea ratificado y entre en vigor. Así que no se trata de un “hecho consumado”. El verdadero debate apenas está comenzando.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.

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