Unidos para enfrentar el poder chino

Renault, Volkswagen y el grupo italo-franco-estadounidense Stellantis estudian una alianza para enfrentar el poderío del automóvil chino.

Era el año 1967 y el mundo estaba en el apogeo de la Guerra Fría. En ese momento, Francia, Alemania y el Reino Unido se unieron para crear un avión comercial más económico, que satisficiera las demandas del continente europeo y fuera capaz de competir con los Boeing americanos. Allí surgió el embrión de Airbus, una industria que facturó 65.000 millones de euros el año pasado y que, a día de hoy, tiene como principales accionistas a los gobiernos de Francia, Alemania y España. Casi seis décadas después, una iniciativa similar también está en marcha en Europa, pero ahora los protagonistas son los fabricantes de automóviles.

A sugerencia de la francesa Renault, empresas como la alemana Volkswagen y el grupo ítalo-franco-estadounidense Stellantis están estudiando la formación de una alianza para hacer frente a la competencia cada vez más feroz de los chinos en el segmento de los coches eléctricos. “Necesitamos ser creativos para encontrar una solución”, afirmó Luca de Meo, presidente de Renault, en su participación en el reciente Salón del Automóvil de Ginebra.

Es fácil comprender el drama que están viviendo los europeos en el ámbito de la electricidad para automóviles. Si se suman las ventas anuales de coches 100% eléctricos de los cinco principales fabricantes de automóviles del Viejo Continente (Volkswagen, Mercedes-Benz, Renault, BMW y Stellantis), sólo igualan el volumen de vehículos matriculados por la china BYD y todavía están por detrás en las transacciones realizadas por la estadounidense Tesla. Para complicar el escenario, las empresas europeas se ven presionadas por una legislación que exige progresivamente un aumento de las ventas de coches eléctricos, con el objetivo de hacer que la región sea neutral en emisiones de carbono de aquí a 2050. A partir de 2035, cabe señalar, estará prohibido venta de automóviles propulsados ​​por combustibles fósiles.

Imitar del pasado

Como en el pasado, unir las industrias del continente ayudaría a distribuir los altos costos de investigación y desarrollo para hacer que los autos eléctricos sean más eficientes y baratos. También capturaría economías de escala para garantizar el futuro de un sector que representa el 7% del PIB europeo y emplea a 13 millones de personas. Según el director de Renault, la idea es asociarse con la misma base de proveedores y crear juntos tecnologías capaces de rivalizar con las asiáticas.

Fuentes europeas afirman que Stellantis, gigante nacido de la fusión de Fiat Chrysler con PSA, propietaria de Peugeot y Citroën, prevé nuevas fusiones de empresas precisamente con el objetivo de obtener economías de escala. La eventual creación de los “Airbus de los autos” acortaría estos caminos.

 No será un viaje fácil

Los fabricantes de automóviles europeos necesitan impulsar las inversiones en un momento en que el interés por los coches eléctricos se está desacelerando y los precios están cayendo. Además, el consorcio entre fabricantes de automóviles sería un acuerdo complejo. Una negociación para decidir quién asumiría cada etapa de la producción (lo que significaría mayor o menor valor agregado) podría retrasar aún más la innovación en estas empresas.

De hecho, los asiáticos se lanzaron al ataque. Recientemente, la china BYD anunció descuentos para los consumidores del 15% en la compra de modelos eléctricos recién lanzados en Europa; en gran medida, esto es

fue posible gracias a generosos subsidios otorgados por el gobierno chino. No son sólo los europeos los que temen a China. El multimillonario sudafricano Elon Musk, propietario de Tesla, afirmó que “sin barreras arancelarias, los chinos derribarán a la mayoría de las demás empresas automovilísticas del mundo”. Queda por ver si la creación del “Airbus de los fabricantes de automóviles” será suficiente para contener el impulso chino.

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