Mientras América Latina aun dormía, el republicano Donald Trump pronunció su primer discurso ante sus seguidores que celebraban su virtual victoria en las elecciones estadounidenses. En el complejo proceso electoral estadounidense, Trump obtuvo 267 votos de delegados, de los 270 necesarios, para ganar la disputa, lo que hace inevitable la derrota de Kamala Harris.
Wall Street decidió celebrar. Los futuros del S&P 500 y del Dow Jones subieron más del 2%, mientras que el Nasdaq subió un 1,8%. El Bitcoin sube más del 6%, en su máximo histórico. Las acciones de Tesla se disparan más del 13% en las operaciones previas a la comercialización. El dólar está en su precio más alto en un año.
No es una lectura obvia. Esta es una de las elecciones más turbulentas de la historia, pero hasta la semana pasada el mercado financiero parecía ignorar las incertidumbres políticas. La volatilidad de los activos financieros fue baja durante todo el período. La primera señal de que Wall Street estaba entrando en campaña llegó con la subida del dólar. Luego, el aumento del tipo de interés de la deuda pública estadounidense.
Trump predicó, durante la campaña, un mayor proteccionismo para la economía estadounidense y una política fiscal expansionista. Ambas medidas podrían aumentar la inflación, de ahí las apuestas por tipos de interés más altos. La consecuencia es que más personas migran recursos a Estados Unidos, en busca de ingresos de los bonos públicos. De ahí el ascenso de la moneda estadounidense.
Lo absurdo de esta historia es que las tasas de interés más altas tienden a reducir las ganancias de las empresas, lo que pesa sobre las acciones. A menos que Wall Street apueste por la victoria del proteccionismo, al contrario de lo que predica el libre mercado.
Durante su primer mandato, Trump subió el tono en el conflicto comercial con China e impuso más barreras a las importaciones para países de todo el mundo; esto también afectó a Brasil, que, por ejemplo, tenía gravadas excesivamente sus exportaciones de aluminio y acero.
Pero, por otro lado, esto puede ayudar a las empresas locales. Esta es una de las apuestas para quienes están comprando acciones de Tesla. Elon Musk, dueño de la automotriz, fue un fiel aliado de Trump durante la campaña e incluso sorteó premios en efectivo entre los votantes. Y ha pedido barreras a la importación de coches eléctricos chinos, que están “robando” cuota de mercado a sus Teslas.