Latinoamérica consolidó una ‘nueva ola’ de presidentes de izquierda tras los comicios y/o posesiones de 2022 en Chile, Colombia y Brasil que se sumaron a otros triunfos electorales de esa tendencia en los últimos años; mientras al otro lado del Atlántico la ultraderecha abarcó más terreno en los Parlamentos y coaliciones gubernamentales. Dos espectros políticos distintos, pero que encuentran en común el descontento social. Pobreza, desigualdad, presión migratoria, inflación y efectos derivados de la pandemia, entre otros, han movido las balanzas y reflejan nuevos desafíos.
América Latina se alinea a la izquierda y en Europa se expande la derecha.
En un contexto de descontento social y condiciones económicas adversas, sus electorados han girado a la oposición del ala política que los gobernaba independientemente de su bandera ideológica, coinciden los expertos consultados por France 24 sobre los virajes políticos en ambas regiones.
En el caso latinoamericano, justamente las nuevas dificultades pueden golpear la implementación de las robustas agendas y promesas sociales, sumado a Legislativos, cuyos escaños, contrario a los Ejecutivos elegidos, no se tiñen por completo del mismo color que ondean los mandatarios de turno.
El actual bloque presidencial de izquierda latinoamericana no encara las mismas condiciones que el que surgió a principios de los 2000 y su tendencia no es homogénea. No todo es blanco ni negro, existe una amplia gama de grises en su visión y accionar.
Y de la ejecución de sus promesas de cambio que los llevaron al poder dependerá en gran parte la prolongación de la tendencia o un eventual nuevo giro a un bando contrario.
El hartazgo social, un grito que se tradujo en votos
Si bien no es la primera vez que surge un bloque de presidentes de izquierda en América Latina, sí es la primera vez en la historia que las cinco principales economías de la región: México, Argentina, Chile, Colombia y Brasil estarán simultáneamente gobernadas por mandatarios de ese espectro político. Y no es coincidencia que estas naciones cambiaran de rumbo político.
Latinoamérica llega a este panorama tras años de descontento social. “Hay condiciones estructurales que favorecen los proyectos de izquierda en la región: la tremenda desigualdad social que existe en América Latina y la prevalencia de la pobreza. En condiciones como estas, un discurso de izquierda encuentra terreno fértil para germinar”, asegura a France 24 Brenda Estefan, analista internacional y ex representante de la Secretaría de Gobernación en la Embajada de México en Estados Unidos.
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Otro elemento, añade, es que derivado de la crisis sanitaria, “la protesta de la crítica social y el aumento de la desigualdad en casi todos los países de la región latinoamericana fue una constante y eso generó la necesidad de políticas más redistributivas que centraran su discurso y su mensaje en disminuir la brecha entre ricos y pobres, reducir el número de personas que se encuentran en la pobreza en América Latina que es significativamente alto”.
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Una ‘ola roja’ no tan roja
Los analistas coinciden en la enorme distinción entre los tipos de izquierdas que actualmente conviven en la región. “Solemos ponerlos en una sola canasta y decir que América Latina se pintó de rojo, pero entre estos proyectos de Gobierno y líderes hay enormes diferencias”, apunta Estefan.
En el marco de esos contrastes, Latinoamérica abarca naciones con Gobiernos que van desde una izquierda social-demócrata, similar a la de países de Europa, con una agenda que incorpora libertades sociales y en la que la defensa del medio ambiente es fuerte como es el caso de Boric en Chile y Petro en Colombia, pero no en la agenda del presidente mexicano López Obrador ni en la de Luis Arce en Bolivia, explica la experta.
La región atraviesa también por el proyecto de izquierda democrática que busca consensos en una amplia coalición de Gobierno como ocurre con el recién elegido Luiz Inácio ‘Lula’ Da Silva que volverá al Palacio do Planalto en enero de 2023, tras gobernar Brasil en la primera década de los 2000.
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Gobiernos de izquierda y Congresos con un peso importante en la derecha
La conquista de la izquierda en las Presidencias de Argentina, México, Colombia, Brasil y Chile contrasta con un dominio de los partidos de derecha que las poblaciones eligieron para los Congresos de esos países. ¿Equilibrio de poder o una fórmula contradictoria?
Para Estefan, tras los antecedentes de líderes autócratas y las dictaduras que vivieron algunas naciones en el siglo XX, el electorado impulsa la distribución de la capacidad de poder.
“Buscan muchas veces un contrapeso, creen en el Ejecutivo en alguien más inclinado hacia los vulnerables, pero en el Congreso le ponen un contrapeso para que esto no se convierta en un Gobierno autócrata”, asegura.
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Europa: así se expande la extrema derecha por la UE
Al otro lado del Atlántico, la balanza se inclina hacia el sentido contrario de la mayoría de Ejecutivos de América Latina. La mayor preocupación es el auge de la extrema derecha en los Parlamentos y en algunos casos en las coaliciones de Gobierno.
Polonia, Hungría e Italia son ahora mismo las tres naciones de la Unión Europea (UE) gobernadas por la ultraderecha tras el triunfo, el pasado septiembre, de la alianza política de Giorgia Meloni, que marcó el retorno del radicalismo de esa ala política desde la época del dictador Benito Mussolini.
En Polonia, gobiernan los dos partidos ultraconservadores Ley y Justicia, presididos por el primer ministro Mateusz Morawiecki, desde 2017.
Hungría, desde hace 12 años, permanece bajo la Administración del ultraderechista Viktor Orban, señalado por la Unión Europea por su agenda autoritaria.
Pero con cada elección el apoyo para la derecha radical aumenta y sus postulados se cuelan en los Parlamentos, independientemente de si sus Gobiernos están liderados o no por políticos y partidos de centro o de izquierda.
Aparte de las tres naciones donde gobierna, actualmente la ultraderecha está presente, ya sea como socio de coalición o como una fuerza representativa, en los Legislativos de Francia, Suecia, Alemania, Dinamarca, España, Portugal, Estonia, Letonia, Eslovaquia, Bélgica, Austria, Suiza, Finlandia, Eslovenia, Croacia, Rumania y Países Bajos.
Con menor representación, pero en todo caso presente, el ala radical derechista se ubica en los Parlamentos de Grecia, Bulgaria, Chipre, Luxemburgo y República Checa, este último administrado por la centro-derecha.
Sin ningún diputado de esta línea política están Lituania, Malta e Irlanda. Son por el momento las excepciones a este ascenso cada vez más fuerte en el bloque de 27 países.
Con estos movimientos el ‘cordón sanitario’ en Europa -metáfora que surgió en Francia en los 80’s y se refiere al acuerdo entre partidos de izquierda, centro y centro-derecha para no pactar con la ultraderecha- se va difuminando cada vez más.
Este extracto fue tomado de France 24