Argentina: venden cortes de carne más pequeños y a plazos

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Los comercios de los barrios de Argentina comienzan a sentir los embates de la crisis. A los negocios de venta minorista los enfrenta un enemigo con tres caras: el incremento de sus propias tarifas de servicios públicos y las subas de los precios al por mayor, la caída del consumo y, en algunos casos, el pago de los aumentos salariales acordadas hace un mes. Por eso se han puesto a agudizar el ingenio, al igual que sus clientes, para llegar a fin de mes sin perder demasiado dinero.

La carne figura entre los productos que más se encarecieron en los últimos meses, al punto que un informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) estableció que su consumo cayó al nivel más bajo en 4 años. En el primer cuatrimestre de 2016 el retroceso es de 5,2% si se lo compara con el mismo período del año anterior. En los primeros 4 meses del año se consumieron 56,2 kilos por habitante mientras que entre enero y abril del año pasado la marca fue de 59,4 kilos.

Según Ciccra, la mayoría de los cortes registró aumentos que oscilan entre el 1% a 5,5% aunque existen seis cortes populares que se han mantenido. “La gente está comprando menos, lo necesario para el día, y se lleva cortes más económicos. Antes se llevaba peceto para el estofado y ahora lo hace con roast beef o paleta que son más económicos”, indicó Alberto Williams, vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal.

Pero el ingenio argentino siempre encuentra una salida. Las cadena de supermercados Supermax ofrece pequeños cortes de carne que no superan los 100 gramos, en un país en el que para calcular una comida se estima un mínimo de 500 gramos por persona.

Carlos Irigoyen, presidente de la cadena, explicó a EL PAÍS que la idea tiene 13 años, y que fue en respuesta a otra crisis. “La cadena de supermercados arrancó en plena crisis 2001-2002 y tuve que agudizar el ingenio para que la gente pueda comprar con lo que tenga en su bolsillo. En esta oportunidad vimos que nuevamente teníamos que volver al medio de comunicación que implementamos en su momento”, argumentó.

“Las compras vienen muy mal, hay un aumento de costos fijos muy importante y en volúmenes venimos con una caída significativa, del 12%”, agregó, “En carne específicamente todavía más, porque tuvo una movida de aumentos muy fuerte, arriba del 30% el año pasado y en este cuatrimestre subió otro 25%. Esta comunicación no aumenta el volumen de compra sino que hace que el cliente pueda seguir pidiendo sin ponerse colorado. La gente sí o sí tienen que comer todos los días pero hoy te das cuenta que comienzan a proliferar en los carros las segundas o terceras marcas”.

Más cerca del Obelisco, en un barrio de Buenos Aires, una verdulería comenzó a vender mercadería en plazos, hasta 3, sin intereses. Además, durante los sábados hay importantes descuentos si la compra es con tarjeta de débito o crédito.

Sergio nunca está libre para poder conversar. La verdulería que acaba de abrir en Villa Crespo está atestada de vecinos que empezaron a acercarse al leer en la pizarra una irresistible oferta: “con todas las tarjetas de crédito, 3 cuotas sin intereses”. La compra a plazos es un clásico en Argentina, pero no es común en compras tan pequeñas, como las que se pueden hacer en una verdulería. Sin embargo, la crisis obliga a saber apañarse.

“Esto es para que la gente tenga una posibilidad más si no cuentan con efectivo”, se apiadó Sergio, “empezamos con esto hace 2 meses. La recepción de la gente ha sido excelente. No aumentamos los precios para bajar con descuentos, sino que es el mismo precio. Somos productores y consignatarios de verduras, entonces la podemos vender más económica”, contó.

Si hay ensalada (a pagar) y, al menos, un poco de carne, no puede faltar el pan. Aunque para no pagar demasiado por él hay que esperar unos días. Raúl Santo André, vicepresidente de la Federación Industrial Panaderil bonaerense (FIP), confirmó una suba del 20% en el precio del pan.

“El pan se fue a 40 pesos el kilo (2,66 dólares) y es debido al alza que se registraron en los servicios, sobre todo, agua, gas y luz. También tenemos un 12% de aumento salarial este mes (de un total anual de 34% a pagar en plazos). Por eso hubo que tocar el precio, de otra manera había que cerrar industrias”, justificó Santo André. La FIP nuclea un total de 8.500 panaderías en las cuales trabajan alrededor de 40.000 personas.

Sin embargo, y a pesar de que la industria deberá afrontar nuevos compromisos salariales, Santo André cree que no será necesario volver a aumentar el precio del pan durante 2016. “Estamos trabajando con la Secretaria de Comercio de la Nación y en los próximos días estaríamos firmando un acuerdo para poner un precio menor, delegando alguna ganancia al Gobierno. Es una forma de colaborar porque no queremos que falte el pan en ninguna mesa”. Al parecer, la receta oficial seguirá siendo aquella que tantas críticas le endilgó al kirchnerismo: subsidiar la producción para que los bolsillos de los ciudadanos no sigan adelgazando.