Ari Fleischer

“Ari Fleischer Communications ofrece gestión, estrategia, asesoramiento y capacitación de medios de primer nivel. Desde la Oficina Oval hasta la oficina de la esquina y desde la oficina principal hasta el campo, tenemos la experiencia para ayudarle a manejar las malas noticias y aprovechar las buenas”. La frase resume la visión de la organización que encabeza el exvocero de la Casa Blanca Ari Fleischer durante los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Durante una visita a Israel, el presidente Biden mezcló expresiones de simpatía y apoyo con consejos de no repetir el error estadounidense posterior al 11 de septiembre de tomar malas decisiones en medio de la ira. Fox News, en una decisión de casting similar a la de pedirle al capitán del Titanic que explicara por qué nunca se debe advertir a los capitanes de barcos que se alejen de los icebergs, provocó que Ari Fleischer expresara su indignación.

Fleischer, ex secretario de prensa de George W. Bush, solía conmemorar el 11 de septiembre anualmente tuiteando en vivo los acontecimientos del día. Sólo dejó de hacerlo después de firmar un acuerdo para representar a Arabia Saudita el año pasado. (Fleischer insistió en que el momento fue una coincidencia). Pero es importante comprender que Fleischer sigue viendo las consecuencias del 11 de septiembre como un punto culminante de liderazgo audaz y no como el preludio de una mala gestión catastrófica.

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Y como una de las mentes principales de este episodio inspirador, sintió la necesidad de criticar a Biden por invocar el día sagrado como algo más que un modelo de sabiduría y estrategia geopolítica.

La sugerencia de Biden de que los israelíes no deberían tomar grandes decisiones cuando estaban enojados pareció enfurecer visiblemente a Fleischer. “¿Cuándo dijo que los israelíes no deberían dejarse consumir por la ira? ¿Quién demonios se cree que es?” exigió. Fleischer señaló las acciones de los aliados estadounidenses después del 11 de septiembre como el camino correcto.

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“Asistí a todas las reuniones cumbre con líderes extranjeros cuando vinieron a Estados Unidos después del 11 de septiembre y me reuní con Bush”, relató. “Nadie le dijo a Bush que los estadounidenses no deberían consumirse por la ira. En lugar de eso, simplemente vinieron a apoyarnos”.

Ahora, un espectador que entendiera el desastroso resultado de ese episodio podría preguntarse si los aliados estadounidenses deberían haber hecho más para advertirnos que no permitamos que nuestro dolor nos lleve a un error histórico mundial. Pero para Ari Fleischer, la atmósfera posterior al 11 de septiembre (que coincide con el período de la vida estadounidense en el que su poder y prestigio estaban en su apogeo) es la perfección misma, y ​​cualquier desviación de ella es presuntamente incorrecta e inmoral.