El registro de las altas temperaturas este verano en Europa ha llevado a los intelectuales y climatólogos a denominar esta era como la de la “ebullición global”.
Los meses de junio, julio y agosto han sido los más calientes de los que se tenga registro. Siempre existió la rémora: “Si, pero no ha superado al que se registró en 1940 (cito ejemplo al azar), dicen los que opinan que el cambio climático es un bulo. Los defensores de causas perdidas –que acreditan los acuerdos de Paris para reducir las emisiones de H2O en 03°C hasta el 2030- alzan la voz al cielo. Afirman que los récords de temperatura se han ido acumulando a lo largo de la última década y que si no nos detenemos la humanidad va camino a la destrucción.
En este contexto, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo hace poco que “la era del calentamiento global ha terminado; ahora es el momento de la era de la ebullición”. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), dice que estamos “entrando en territorio desconocido”. Cita el caso de El Niño, un fenómeno que se asocia a la subida de temperaturas en el Pacífico que, a su vez, contribuye a acelerar el calentamiento.
No hay duda entre los ambientalistas de que la causa fundamental de la “ebullición global” es la quema de combustibles fósiles (ver nota: “El petróleo se cotiza a máximos históricos este año). De ahí la importancia de cambiar el modelo energético mediante la promoción de renovables, de aumentar la eficiencia energética y de tomar decisiones valientes, como la paralización de la extracción de petróleo en el Parque Natural de Yasuní (Ecuador), adopta tras una consulta en la que el 60% de los votantes priorizan la conservación del territorio frente al negocio.
Citando algunos casos: la baja de las aguas en el Canal de Panamá ha frenado la cadena de suministro de Norte a Sur y viceversa amenazando con la inflación de precios; las prolongadas inundaciones en la Argentina y sequias en Bolivia y Uruguay (que repercuten en el precio de los productos agrícolas y ganaderos.)
Como siempre El Niño o el SúperNiño como ya se lo ha bautizado- afecta a las poblaciones más necesitadas y de menos recursos.