Chile rechaza una Constitución conservadora, segundo proyecto descartado en poco más de un año
Con más del 90% de los centros de votación escrutados, los resultados del referendo sobre una nueva Carta Magna se ubicaron en un 55,68 % ‘en contra’ y un 44,32 % ‘a favor’. Este domingo, los chilenos acudieron a las urnas por segunda vez en poco más de un año para decidir sobre una nueva Constitución. El texto en cuestión, elaborado por defensores del legado del general Pinochet, llegó a votación tras el rechazo en 2022 de una primera propuesta progresista respaldada por el presidente Gabriel Boric.
Es un rechazo claro. Con los primeros resultados revelados por el Servicio Electoral, observadores, Gobierno y oposición ya habían anticipado el resultado del referendo. Los chilenos, quienes volvieron a las urnas este domingo para pronunciarse sobre una propuesta de nueva Constitución, la han rechazado después de haberlo hecho también con una primera propuesta en 2022.
El proyecto sometido a votación, más conservador que la Constitución actual, fue redactado por defensores del legado del dictador Augusto Pinochet después de que la primera propuesta progresista respaldada por el joven presidente de izquierda, Gabriel Boric, de 37 años, fuera rechazada en septiembre de 2022.
Boric afirmó que esta nueva consulta será el último intento de reformar la Constitución en su periodo. “Durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional, las urgencias son otras”, dijo desde el Palacio de La Moneda, tras conocer los resultados.
José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de ultraderecha y quien lideró la nueva propuesta, admitió la derrota.
“Algunos dicen que las elecciones no se ganan ni se pierden, sino que se interpretan. Nosotros, los republicanos, somos diferentes: cuando ganamos, ganamos, y cuando perdemos, perdemos. Esta noche, una gran mayoría de chilenos ha rechazado la propuesta constitucional que impulsamos. Reconocemos esa derrota con mucha claridad. Fracasamos en el intento de convencer a los chilenos de que esta nueva Constitución sería mejor que la actual”, afirmó Kast.
La revisión de la Constitución actual, de la era de Pinochet (1973-1990), considerada un obstáculo para cualquier reforma social significativa, se había acordado para responder al estallido social de 2019 contra las desigualdades, que dejó alrededor de 30 muertos. Un año después, los chilenos habían aprobado con un 80% la redacción de una nueva Constitución.
Sin embargo, después del rechazo de la primera propuesta, Boric, quien impulsó el proyecto progresista de Carta Magna, sufrió un secundo revés en mayo de este año, cuando la ultraderecha conservadora lideró las elecciones para elegir a los miembros que conformarían el Consejo Constitucional encargado de redactar la nueva ley fundamental.
La derecha y extrema derecha presentaron la votación de este domingo como un referendo sobre el presidente Boric, quien capitalizó el descontento social para ser elegido a finales de 2021, a sus 35 años, como el líder más joven en la historia de Chile. Sin embargo, su índice de popularidad ha disminuido desde entonces.
Un voto evitado por parte de los chilenos
Este nuevo referendo se llevó a cabo en medio de una atmósfera de fatiga entre los chilenos. Más de 340.000 personas solicitaron una excusa de voto -debido a que el referendo es obligatorio-, lo que representa tres veces más que en la primera votación, en septiembre de 2022.
Las autoridades encargadas del procesamiento de estas solicitudes informaron que a lo largo de este domingo miles de personas hicieron fila en las comisarías para obtener oficialmente su dispensa y así evitar multas por no participar en el proceso, al cual estaban convocados 15,4 millones de ciudadanos.
Esta información, sumada a la baja participación en el extranjero, resalta, según los expertos, el cansancio electoral y la apatía con la que gran parte de la población chilena encaró esta nueva cita electoral.
Una propuesta aún más conservadora que la actual
La propuesta de Constitución rechazada este domingo reforzaba el carácter conservador del texto vigente desde 1980, especialmente en cuestiones como el aborto y la seguridad pública. El texto impulsado por la extrema derecha y la derecha establecía una visión liberal y conservadora del país, en oposición al primer proyecto sometido a votación popular en septiembre de 2022 y rechazado con un 62%.
El borrador final del Consejo retomaba el concepto de un “Estado social de derecho” proveniente de un texto preliminar de una comisión de expertos, pero según la izquierda y el centro izquierda, minoritarios en el Consejo Constitucional, este concepto fue vaciado de su significado al introducir varios artículos contradictorios a este principio, como la posibilidad de elegir entre el sistema privado o público en salud, educación y pensiones.
En esta línea, la propuesta extendía la vigencia de la Constitución legada por la dictadura al enraizar el principio del “Estado subsidiario”: el Estado interviene en una posición secundaria, luego del sector privado, una noción señalada por haber fortalecido las disparidades sociales.
Entre las polémicas, resalta la defensa de “la vida por nacer”. Según sus críticos, esta fórmula, respaldada por la extrema derecha, podría poner en tela de juicio el acceso al aborto, el cual solo ha sido permitido en tres circunstancias desde 2017 en Chile: violación, inviabilidad fetal o riesgo para la vida de la mujer embarazada.
Además, la derecha ha adoptado el principio de “expulsión inmediata” de los extranjeros que ingresen de manera irregular a Chile, así como la exención de impuestos sobre las viviendas principales, medida que se ha señalado como beneficiosa para los hogares más acomodados.
La coalición de izquierda Frente Amplio del presidente actual, había anunciado su oposición al texto, argumentando que aumenta “las desigualdades, la división y las injusticias”.
El primer intento de reescritura entre 2021 y 2022 fue liderado por una asamblea de 154 miembros predominantemente de izquierda. Su propuesta de texto era feminista, social, ecológica, completamente diferente al proyecto actual. Sin embargo, muchos chilenos consideraron esa versión demasiado radical, especialmente en lo concerniente a los derechos otorgados a los pueblos indígenas, que representan el 13% de la población.
El referendo del 17 de diciembre se convirtió en un trampolín para la derecha de cara a las elecciones presidenciales de finales de 2025. Una aprobación habría sido celebrada como una victoria por el Partido Republicano de derecha extrema. Desde su creación en 2019, este partido ha tenido un gran impacto en la política chilena al liderar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en 2021 y obtener cerca de la mitad de los escaños en el Consejo Constitucional en mayo de 2023.