Cómo la retirada de tropas estadounidenses de Siria podría hacer resurgir al Estado Islámico

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Se les considera prácticamente derrotadas, pero las fuerzas del autodenominado Estado Islámico (EI) podrían resurgir.

Y es que la decisión de Donald Trump de retirar las tropas estadounidenses del norte de Siria podría comprometer la seguridad de algunos campos de detención de yihadistas.

La medida del presidente norteamericano ha dejado sin respaldo militar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), milicia kurda que controla parte de la frontera entre Siria y Turquía y que retiene a miles de miembros de EI junto a sus familias.

Estados Unidos y las FDS habían peleado juntos contra EI, que a día de hoy se encuentra casi derrotado.

La retirada estadounidense fue visto por Turquía como la oportunidad ideal para arrebatarle a las fuerzas kurdas el control de esta parte de la frontera, algo que pretendía durante largo tiempo porque les considera un grupo terrorista.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, confirmó el inicio de las operaciones militares para hacerse con el poder en la zona el miércoles después de que el primer despliegue de tropas fuera recogido por la agencia estatal de noticias Anadolu la noche del martes.

El hecho de que ahora Turquía penetre en esta zona no solo abre la puerta a un nuevo conflicto sino que pone en riesgo el control de miles de prisioneros yihadistas, según coinciden los especialistas.

Trump advirtió en un post en Twitter que era el momento de Turquía y otros países de solucionar la situación con EI y amenazó con “destruir” la economía turca si este país rebasaba “sus límites”.

“Apuñalados por la espalda”

Las FDS jugaron un papel clave en la lucha contra el autodenominado EI.

Y durante la lucha, el gobierno de EE.UU. se alió a estas fuerzas kurdas y les envió armas, les entrenó y les brindó apoyo aéreo en las operaciones contra las milicias radicales islamistas.

Pero ahora los kurdos de Siria, que tras sus esfuerzos por combatir la amenaza islamista esperaban conseguir una mayor autonomía como recompensa, se enfrentan a la invasión turca.

Las FDS compararon la decisión de Trump con ser “apuñalados por la espalda”, aunque el presidente estadounidense resaltó en Twitter no haber abandonado a los kurdos.

Turquía considera a las fuerzas kurdas de Siria como una amenaza a su seguridad, llamándoles “guerreros terroristas” por sus vínculos con el PKK, el grupo kurdo armado que lleva décadas peleando contra el Estado turco.

“Responsabilidad” de Turquía

De momento, se conocen pocos detalles sobre si los oficiales turcos asumirán la responsabilidad de los prisioneros de EI y lo que harían con ellos.

Por su parte, Donald Trump afirmó que EE.UU. ya ha hecho suficiente contra el yihadismo y acusó a sus socios en Europa de no hacer más en la gestión de los prisioneros, de los cuales un gran número son ciudadanos europeos.

Las autoridades kurdas han pedido repetidamente a Europa que recupere a sus ciudadanos detenidos, pero dicho llamado no ha tenido éxito.

“Mientras que países como Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kosovo han reclamado a sus ciudadanos, la política dominante entre las naciones europeas ha sido mantener a los suyos en las prisiones y campamentos sirios” dijo a la BBC Fehim Tastekin, un analista turco.

Otros miles de detenidos provienen, además de los países mencionados, de varios Estados musulmanes como Egipto, Túnez, Yemen, Iraq o la propia Siria.

Las fuerzas kurdas dijeron que continuarían deteniendo a los prisioneros yihadistas, pero esto dependerá de qué tan extensa sea la incursión turca en los territorios sirios en cuestión, señalan los expertos.

Según Jonathan Marcus, corresponsal de Seguridad y Defensa de la BBC, ante la avanzada de Turquía, “los kurdos pueden verse obligados a buscar un acuerdo con el gobierno sirio”.

“El caos potencial podría facilitar un resurgimiento de Estado Islámico. De hecho, la retirada de las fuerzas estadounidenses en la zona fronteriza puede ser una señal de una futura retirada total de las tropas en Siria, algo que Trump siempre ha querido”.

Los campos de prisioneros

Turquía pretende instalar una “zona de seguridad” de 32 kilómetros dentro de Siria para mantenerla fuera del alcance de las milicias kurdas.

Esto situaría dos de los campamentos de prisión bajo control turco, donde se encuentran detenidos miles de familiares de combatientes de EI.

Hay cerca de 1.700 mujeres y niños del campo de Roj y alrededor de 1.500 en el de Ain Issa.

Pero sin dudas, el mayor campamento es el de al-Hol, localizado cerca de la frontera con Irak y a 60 kilómetros al sur de Turquía.

Este recinto alberga aproximadamente a 70.000 personas, de los cuales más del 90% son mujeres y niños, incluyendo a 11.000 extranjeros.

Además, cerca de 12.000 sospechosos están detenidos en siete prisiones más hacia el sur, cerca de la ciudad de Al Raqa.

Aunque la incursión de Turquía no sea tan extensa y profunda, aún así podría debilitar la custodia que vela por la seguridad de estos otros campamentos.

Un portavoz de las FDS señaló a la BBC que en caso de ofensiva turca tendrían que defenderse y eso obligaría a retirar efectivos de seguridad de las prisiones.

Y esto ha originado temores sobre una posible fuga y vuelta a sus países de muchos de los presos.

Temor al resurgimiento de EI

Existen dudas sobre la capacidad e incluso la voluntad de Turquía de asegurar la seguridad de estos campos de prisioneros.

En el caso probable de que las fuerzas kurdas no puedan controlar las prisiones, ¿será Turquía capaz de reemplazarles?

Brett McGurk, ex enviado presidencial de Estados Unidos en la lucha contra EI en Irak y Siria, cree que no.

En Twitter, McGurk dijo que Turquía “no tiene la intención, el deseo ni la capacidad” de manejar decenas de miles de detenidos en el campo de al-Hol, un lugar que, según él, se considera “el núcleo de un Estado Islámico resurgente”.

Pero además de las amenazas a la seguridad, también hay preocupaciones humanitarias sobre los detenidos.

La organización humanitaria Save the Children ha dicho que hay miles de niños de más de 40 países en los campos, que dependen exclusivamente de la ayuda humanitaria.

”Cualquier interrupción en los servicios del campamento, que ya están extendidos, pondría sus vidas en riesgo”, alertó la ONG.