
Un estudio que puede ser útil en la percepción del votante informado y de los que no se informan.
El consumo de información y los canales a través de los cuales se obtiene fueron determinantes en el resultado de las últimas elecciones de Estados Unidos. Mientras que Kamala Harris ganó 8 puntos porcentuales entre aquellos que más siguen las noticias, Donald Trump se impuso por 19 entre los que no se informan. Y eso no es todo. La demócrata venció con 57% entre quienes tienen los canales de televisión tradicionales como su fuente principal, pero perdió por 6 puntos entre quienes eligen las redes sociales.
Trump y el Partido Republicano son muy conscientes de estos números y lo que significan para el futuro. Por eso, la Casa Blanca ha iniciado una intensa campaña de desintermediación. El objetivo es debilitar al máximo la prensa tradicional y fortalecer un sistema alternativo, un nuevo ecosistema mediático en el que las instituciones y nuevos actores informan directamente a los ciudadanos sin intermediarios molestos. Control sobre el mensaje y sobre el medio que lo difunde.
Los cambios de hábitos informativos que han hecho posible este nuevo escenario comenzaron con la aparición de las redes sociales. Martín Gurri escribió sobre ello en el libro The Revolt of the public, en el que explica que la proliferación de nuevos actores y canales propicia una situación caótica que dificulta el accionar de los gobiernos e instituciones. Sin embargo, el mismo autor considera que Trump ha comprendido cómo nadar estas nuevas aguas y sacar provecho de ellas.
El rey de los desiertos informativos
De los 1.566 condados que hay en Estados Unidos, 206 son considerados desiertos informativos porque ya no cuentan con ningún medio tradicional que cubra las noticias locales, de acuerdo con el reporte 2024 de Local News Initiative. Esta cifra ha ido aumentando en los últimos años y beneficia a Trump y su estrategia de desintermediación: en las presidenciales del año pasado consiguió ganar en el 91% de estos territorios. Y no solo venció, sino que arrasó. Lo hizo por una diferencia media de 54 puntos porcentuales. Allí donde no llega la cobertura periodística tradicional, aumenta la influencia de las redes sociales y de medios digitales alternativos. En ese terreno, Trump es el rey.
Coacción a los medios tradicionales
Trump y su equipo saben que su éxito es inversamente proporcional al de los medios tradicionales. Si los canales de televisión y los periódicos llegan a menos personas y se confía menos en ellos, más oportunidades tiene él de posicionar su mensaje y ganar adeptos. Por eso, desde hace unos años ha iniciado una campaña contra diversos medios, la cual se ha recrudecido desde que regresó a la Casa Blanca. Su objetivo es reducir el público de estos canales o, al menos, influir en ellos para que modifique sus líneas editoriales y la cobertura que hacen de su presidencia. En algunos casos, está teniendo éxito debido a los altos costes legales o al hecho de que los medios prefieren llegar a acuerdos para ahorrarse esos procesos.