El general PNP Julio Mercado, jefe de la Dirección Antidrogas (DIRANDRO), tendrá una nueva y contundente herramienta a su favor en la lucha contra las narcoavionetas.
Esta semana el Congreso aprobó por 89 votos la Ley de control, vigilancia y defensa del espacio aéreo nacional, que autoriza el derribamiento de narcoavionetas en vuelo.
La interdicción aérea activa en la década de 1990 fue suspendida en abril del 2001, al ser abatida por accidente una avioneta Cessna que transportaba a una familia de misioneros norteamericanos en lugar de droga.
En el trágico hecho murió la misionera bautista Verónica Bowers y su hija Charity, de apenas 7 meses. En la operación de derribo de la avioneta participaron cinco aviones: dos de la FAP y tres de la DEA.
La tragedia conmocionó a la opinión pública y la Casa Blanca presionó para suspender la interdicción aérea.
Catorce años después, la drástica medida despega nuevamente.
“La Ley tiene una serie de candados, solo en última instancia se empleará el uso de la fuerza y hasta el derribo”, aseguró el congresista fujimorista Carlos Tubino, autor del proyecto de ley.
El emporio de la cocaína, en el VRAEM, es un avispero. De acuerdo a Luis Alberto Otárola, entre mayo y agosto se detectaron 175 vuelos.
Cada avioneta puede transportar cerca de 400 kilos de droga con destino a Bolivia y Brasil. Las fuerzas del orden lograron cazar 13 avionetas este año al momento de pisar tierra.
Ahora la lucha será también en el espacio aéreo.
El único radar operativo está en Madre de Dios y solo cubre una parte del territorio limítrofe con Brasil y Bolivia.
La respuesta para dar con los facinerosos debe ser rápida. Una avioneta tarda entre 15 y 30 minutos para llegar a la zona del VRAEM y 5 minutos en cargar la droga.
La policía antidrogas ha detectado 201 pistas clandestinas, 136 dentro del VRAEM y 65 en la región del Pichis Palcazú, zonas de más afluencia, y las ha destruido.
Destruir una sola pista clandestina cuesta unos S/. 30 mil, que incluye 150 kilos de explosivos, transporte en helicópteros, labor de inteligencia policial, mecha corta y mucha paciencia.
Sin embargo, las pistas clandestinas se reproducen como amapolas.
Inteligencia policial sigue la pista del dinero y los códigos de las avionetas extranjeras detectadas para desbaratar a las mafias del narcotráfico internacional.
El VRAEM produce 18,000 hectáreas de hojas de coca, y se estima que están comprometidas unas 20 mil familias.
En el VRAEM ya se producen cantidades industriales de cocaína pura, un salto “cualitativo” de una zona productora, sobre todo de pasta básica.
El 19 de agosto, el coronel PNP Jhonel Castillo, al mando de 30 efectivos de la GOATJ, intervino un megalaboratorio de producción del cristal en el remoto caserío de Vistoso, en el distrito de Samugari, provincia de La Mar, Ayacucho.
Los narcos usan los más extraordinarios camuflajes para eludir la ley.
En el puesto de control policial de Manchete, puerta al VRAEM, la policía arqueó las cejas en una inspección de rutina de un camión cargado de cerveza, cuyo chofer aseguraba era para la fiesta patronal de Santa Rosa, en Pichari.
A Santa Rosa se la celebra en mayo, no en agosto. Al destapar una de las miles de botellas, se descubrió que en lugar de cebada, contenía acetona para producir cocaína.
En total, nada menos que 7,9 toneladas de insumos químicos.
Ahora, la lucha antinarcóticos se desplegará por tierra y por aire.