Cuáles son las alternativas de Europa para sustituir el gas de Rusia

BBC Mundo
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exportación gas, Rusia
Foto: Getty Images

El cierre del gasoducto que abastece a Polonia y Bulgaria desde Rusia ha levantado todas las alarmas en Europa, que busca urgentemente fuentes alternativas de energía con las que suplir el gas de Moscú.

El Kremlin había advertido que desde el 1 de abril los pagos deberían realizarse en rublos, la moneda local, algo a lo que la comunidad internacional se niega.

La decisión de Rusia es una represalia estratégica contra la UE, aprovechando su poder como principal proveedor de gas natural a Europa, que antes de la guerra de Ucrania compraba alrededor del 40% de su gas a la compañía estatal rusa Gazprom.

Los expertos creen que la incertidumbre geopolítica por el enfrentamiento está disparando los precios y aumenta el riesgo de que se interrumpa el suministro de gas a otros países de la UE.

¿Pero quién puede suplir el agujero que dejará Rusia si decide detener el suministro hacia el Viejo Continente?

“A corto plazo, es probable que los países de la UE puedan soportar una interrupción a gran escala del suministro de gas ruso durante el verano, gracias a mayores importaciones de gas natural licuado procedentes de EE.UU. y Qatar, al uso de los almacenes de gas y a los recortes en la demanda”, afirma Levon Kameryan, analista senior de Scope Ratings.

Sin embargo, incluso en este escenario, añade, “el aumento de los precios podría ser muy perjudicial para la recuperación económica de Europa”.

El primer lugar al que han acudido las naciones europeas es a Estados Unidos.

La potencia mundial se comprometió a aumentar sus envíos en barco de gas natural licuado a Europa en 15.000 millones de metros cúbicos. Se sumarán a los 22.000 millones de metros cúbicos del año pasado.

Pero Rusia vende unos 155.000 millones cada año, por lo que queda claro que prescindir del suministro ruso requiere buscar nuevos proveedores.

Noruega, por su cercanía y volumen de producción, se sitúa entre los destinos favoritos de la Unión Europea, aunque países como Alemania ya se han apresurado a estrechar lazos con Qatar o Emiratos Árabes Unidos.

Gracias a sus inmensos yacimientos marinos, el país nórdico es el tercer exportador mundial tras Rusia y Qatar y cubre el 20% de la demanda del gas natural europea y actualmente es el único país que provee energía a Europa dentro del continente.

Sus principales clientes son Alemania, Reino Unido, Países Bajos y Francia y con ellos Noruega tiene gasodutos directos que cruzan el Mar del Norte.

El principal productor de gas noruego, Equinor, ha dicho que planea impulsar las exportaciones a Europa en los próximos meses aumentando la producción y posponiendo las paradas de mantenimiento habituales en el verano del hemisferio norte.

Dado que Equinor es una empresa estatal, detrás de la decisión se encuentra el gobierno de Noruega, que ha permitido que aumente la producción hasta en 1.400 millones de metros cúbicos.

El primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store, garantizó en febrero a los países europeos que mantendránaltos volúmenes de exportación.

“Noruega está entregando gas al máximo de su capacidad. El gobierno está en contacto con las empresas encargadas de la producción y exportación a través de los gasoductos, y hoy están entregando gas a su máxima capacidad“, explicó Jonas Gahr Store.

“Equinor también está sopesando otras opciones, y el mayor potencial proviene del campo gigante Troll“, explican los expertos de Rystad Energy, una firma de análisis especializada en energía.

“Cualquier envío de gas adicional desde Noruega aliviaría el suministro insuficiente de Europa y ayudaría a la región a volverse menos dependiente del gas ruso”, escribió Rystad Energy en un informe.

Noruega cuenta con otros dos campos de gas a pleno rendimiento: el de Oseberg y el de Heidrun.

A la búsqueda también en África

Argelia, Nigeria, Tanzania y otros países de África también aparecen en el radar de muchas de las grandes petroleras con negocio en Europa que están tratando de cerrar acuerdos en el continente.

“Hasta el momento, los gigantes del petróleo y el gas BP, Shell, ExxonMobil y la noruega estatal Equinor han señalado su intención de abandonar Rusia, mientras que Total no realizará nuevas inversiones”, afirman los expertos de la firma.

África proporcionó el 18% del gas importado de Europa durante la última década y ahora se está preparando para aumentar esa participación.

“Actualmente se espera que la producción africana de gas comience a aumentar en la segunda mitad de esta década a medida que se pongan en marcha nuevos proyectos. La nueva ola de aceleración de proyectos podría impulsar este auge”.

Y cita ejemplos como el de la italiana Eni que acelerará su proyecto en Congo y tiene como objetivo ayudar a llevar suministros a Europa desde proyectos en Argelia, Egipto, Nigeria y Angola.

Por su parte Shell, Equinor y ExxonMobil tienen importantes planes en Tanzania.

Nuevas infraestructuras

En cierta manera, Polonia y Bulgaria ya estaban preparadas para esta desconexión de Rusia gracias a que la red de gas europea está conectada para poder compartir suministros entre sus miembros, dice Norbert Rücker, economista jefe y de análisis Next Generation Research del banco Julius Baer.

“Ambos países, con la ayuda de la Unión Europea, se han estado preparando para ese evento durante algunos años y, por lo tanto, también fueron de los primeros en anunciar la eliminación total de los contratos de suministro rusos este año”, dice el economista.

Rücker recuerda que hay dos gasoductos que están a punto de ponerse en servicio a mediados de año, lo que conectará a Polonia y Bulgaria con la red de gas natural de Europa y les ofrecerá acceso a suministros marítimos noruegos o extranjeros.

Uno de ellos es el Baltic Pipe, entre Noruega y Polonia a través de Dinamarca.

Terminado “hacia finales de año, en octubre o noviembre”, según el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, permitirá transportar 10.000 millones de metros cúbicos de gas noruego a Polonia cada año, suficiente para cubrir la mitad de su consumo.

“El corte por parte de Rusia es, por lo tanto, principalmente una amenaza y una escalada para los principales compradores restantes de gas natural en Europa”, añade.