
Donald Trump, echó por tierra uno de sus principales argumentos de la campaña a la Casa Blanca: acabar con las guerras era su prioridad. Al contrario, reprendió a Zelensky ante la prensa y permitió luego una larga de reuniones que en lugar de acabar avivaron el conflicto. Eso no es todo. Siguiendo el libreto, el sábado atacó las instalaciones en las que supuestamente Irán completaba su basamento nuclear, pulverizando según sus principales asesores, cualquier indicio de Irán a seguir adelante la construcción de su arsenal nuclear. Qué consecuencias podrían derivar tras el ataque. Hay varias versiones que se disputan un espacio para el análisis tras los bombardeos.
El régimen de Irán ha dicho que los ataques no frenarán la continuidad del plan nuclear que tiene bastante desarrollado. Los norteamericanos justifican el ataque y aseguran que han asestado un golpe que paralizará cualquier nuevo intento. El ataque, por supuesto, gravita el peso a una evidente nuclearización de las potencias planetarias. Aviva el armamentismo y acelera la proliferación de armamento nuclear.
A la globalización económica y política, un deseo de representación de la capacidad del liderazgo del presidente de los Estados Unidos (en la que hasta hace poco participaba como juez supremo Elon Musk), se suma el complejo militar donde los Estados Unidos se quiere hacer ver fuerte e invencible.
La arquitectura del Nuevo Orden Mundial emerge como un sistema de construcción de la Seguridad Nacional (doctrina eje); una combinación de ensayos desde tecnológicos, conexiones eléctricas, manufactura y la producción de software a gran escala, en la que EEUU ha perdido terreno sistemáticamente.
El ataque del sábado a Irán es el ensayo más próximo a la ciencia ficción (la dinámica militar); un enfoque interdisciplinario en el que participa la IA como la segunda doctrina que ha sido descrita como el Apocalipsis y el Anticristo.