El crimen organizado mata en el mundo a tantas personas como las guerras

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Foto: Getty

El crimen organizado global, desde las maras centroamericanas hasta las bandas que trafican con migrantes pasando por la mafia rusa, es responsable del mismo número de muertos que todos los conflictos armados del mundo, desde la guerra en Siria o Afganistán a la contienda civil en Sudán del Sur. El último Estudio mundial sobre el homicidio 2019 de la ONU, presentado ayer en Viena, recoge la cifra de casi medio millón (464.000) de muertes violentas en 2017. Un 19% de estas fue causada por asociaciones criminales de todo tipo. Una cifra similar a los 89.000 fallecidos en todas las guerras activas durante ese mismo año. Desde 2000, los grupos criminales mataron en todo el mundo a casi un millón de personas.

La mayoría de los muertos por violencia son hombres (81%), jóvenes y con escasas -como poco- perspectivas sociales y económicas. Al mismo tiempo, más del 90% de los sospechosos de homicidio eran también hombres. La tasa global de homicidios ha ido a la baja en el último cuarto de siglo, pero solo porque la población global ha aumentado. En 1992, se registraron 100.000 víctimas mortales menos que en 2017.

Por ser un hervidero de inestabilidad, ligada principalmente a factores socioeconómicos, Latinoamérica se perpetúa como la región más violenta, con 173.000 víctimas mortales, un 37,4% del casi medio millón de muertos por homicidio, seguida por África (35,1%). El informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) remarca, en diversos contextos y países, la falta de oportunidades como un factor principal de la violencia. En la otra cara de la moneda, Europa, Asia y Oceanía están por debajo de la media mundial en la tasa de homicidios (2,3, 2,8 y 3,0 por cada 100.000 habitantes, respectivamente).

Uno de los datos que más ha llamado la atención a la investigadora y coordinadora del estudio Andrada Filip es “la concentración del crimen en algunos lugares de América Latina”, explica desde la capital austríaca. “Si los lazos sociales de la comunidad o vecindario son demasiado débiles para influir en el comportamiento de la gente, la criminalidad, en particular, es más probable”, apunta el estudio. En Ciudad de México, cuatro municipalidades registran más de un cuarto de los homicidios en la capital, mientras en Caracas, el 50% se cometen en tres zonas.

La inestabilidad política, añadida a la falta de empleo, ha tenido “un efecto general negativo” en Venezuela, apunta Filip por teléfono. El país sudamericano ha sufrido uno de los mayores aumentos de la tasa de homicidios: si en 2012 era de 13 personas de cada 100.000, cinco años después, la cifra ha ascendido a 57.

No obstante, es Centroamérica quien lidera el índice de homicidios en el mundo: 62,1 por 100.000 habitantes. Aunque la investigadora Filip insiste en que el informe no concluye que las altas tasas de homicidios influyan en la crisis migratoria que vive la región, coincide en que se muestra como uno de los detonantes del movimiento entre países. La impunidad contra el crimen se revela un año más como el talón de Aquiles del desarrollo de América Latina.

Otro de los aspectos que señala el estudio y que también resalta Filip es que, aunque mujeres y niñas representan una proporción mucho menor de víctimas de homicidio que los hombres, sufren mayor riesgo de ser asesinadas por sus parejas o por alguien de la familia. Esta es una tendencia global.