El desempleo amenaza con crecer en Latinoamérica

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Foto: ROBERTO ESCOBAR (EFE)

Marcela, bonaerense, separada y madre de tres hijos, había hecho ya los estudios médicos y psicológicos para comenzar a trabajar en una planta siderúrgica de la mayor empresa privada de Argentina, Techint. Pero a último momento los futuros empleadores le han dicho que esperase, que aún no la pueden incorporar. Cobra la asignación universal por hijo, unos 80 dólares mensuales por cada uno, a cambio de enviarlos a la escuela y los controles sanitarios, pero necesita más ingresos y busca trabajo. Pese a la desaceleración económica de los últimos años en Latinoamérica, el desempleo seguía bajando hasta 2014, pero en 2015 volverá a subir, según pronostican la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El año pasado, el paro en la región llegó a un mínimo en 25 años, es decir, desde que la OIT y la CEPAL lo miden. Sin embargo, en 2015, tras cinco años de continua ralentización del ritmo de expansión económica, ambos organismos de la ONU calculan que subirá en forma leve del 6% al 6,2%. La economía regional solo crecería el 1%, es decir, menos de lo necesario para la creación de suficientes puestos de trabajo.

En un anterior informe de la OIT, con datos de 2014, Costa Rica figuraba como el país latinoamericano con más desempleo urbano y rural (9,6%), seguida por Colombia (9,4%), Paraguay (8,5%) y Argentina (7,4%). Los países con menos paro eran Guatemala (4,2%), Ecuador (4,3%), Panamá y México (5%, ambos), aunque en Latinoamérica el contar con trabajo no asegura necesariamente una cobertura social ni niveles de ingresos suficientes para esquivar la pobreza. Mientras tanto, el desempleo era del 7,3% en Venezuela, el 7% en Brasil, el 6,5% en Chile y el 6,1% en Perú.

“El escenario del mercado laboral que se avizora no es muy alentador para la búsqueda de progresos sustanciales que ayuden a alcanzar mejoras en términos de pobreza y desigualdad”, escribieron la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y la directora regional de la OIT, Elizabeth Tinoco. Precisamente, el empleo ha sido el gran factor de la reducción de la pobreza en la región, del 43% en 2002 al 28% en 2014. Incluso ha pesado más que las políticas sociales expansivas. “A ello se añadieron políticas públicas tanto laborales (salario mínimo, formalización, inspección) como no laborales (expansión de los sistemas de protección social y de la educación)”, destacan en la ONU.

La cantidad de empleados con cobertura de la Seguridad Social, excluidos las domésticas, se elevó en 9,9 puntos porcentuales entre 2003 y 2012, hasta el 78,7%. Pero la CEPAL y la OIT temen que el contexto económico actual también acabe afectando la “calidad del empleo” porque “es poco probable que las políticas de formalización logren contrarrestar la baja generación de empleo asalariado”.

El año pasado el paro seguía descendiendo en Latinoamérica porque en sus tres grandes economías, Brasil, México y Argentina, pese a la caída del empleo, menos personas buscaban trabajo. Esta tendencia sorprendió a los economistas porque se suponía que debería haber ocurrido lo contrario. La OIT y la CEPAL comentan que, cuando hay menos demanda laboral, suele subir la oferta de los hogares más pobres para cubrir posibles pérdidas de ingreso que afectarían los niveles de subsistencia y por eso reaccionan enviando a trabajar a los jóvenes. ¿Por qué eso no ocurrió? Los organismos de la ONU concluyen que las mejoras del empleo en los anteriores diez años produjeron “ciertas holguras en muchos hogares”, de manera que no tuvieron que reaccionar de inmediato a la pérdida de empleo. También influyeron, según la CEPAL y la OIT, los aumentos salariales que se registraron en esa década y que se sostuvieron incluso en 2014.

Por último, “muchos países han establecido programas dirigidos a incentivar una mayor permanencia de los jóvenes en los sistemas educativos”. Por ejemplo, Argentina creó en 2014 el plan Progresar, por el que subvenciona a los jóvenes de 18 a 24 años parados o con empleo informal para que estudien o se capaciten.

De todos modos, el fenómeno de 2014 no se repetiría en 2015. Quizás los hogares pudieron aguantar un año con menos ingresos, pero no dos. Por eso se prevé que una nueva desaceleración de la actividad económica y otra caída del empleo llevarán esta vez a que más personas busquen ‘chamba’ o ‘laburo’, como dicen en México o Argentina.

Ya el año pasado además creció el empleo informal. “El trabajo por cuenta propia, generalmente de menor calidad que el empleo asalariado, en la mayoría de los casos se expandió más que el empleo total, lo que evidencia un resurgimiento incipiente de actividades informales, en el contexto de la debilidad de la demanda laboral de las empresas”, lamentaron la OIT y la CEPAL. Al menos no esperan una caída de los salarios ajustados por la inflación, dado el nivel relativamente bajo del paro y los índices de precios al consumidor (IPC) en general acotados, con la excepción de Argentina y Venezuela.