El escándalo de una red de pederastia vuelve de la mano de Elon Musk

Por dat0s con ViceNews
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Elon Musk Pizzagate
Foto: EPA

X ha tomado el caso en los que se involucran a su manera medios de comunicación y las élites políticas.

Pocos aquí conocen el escándalo que estalló en 2016 en New Jersey, Estados  Unidos, que apuntaba la Pizzería Ping Pong como el centro de una red de pederastia que no fue tomada muy en serio a pesar de tratarse de una denuncia pesada que involucraba al depravado sexual Jeffrey Edward Epstein​, un magnate financiero, ​pederasta y depredador sexual estadounidense de origen judío, condenado​ por una red de tráfico de menores en el mundo de élite, con conexiones al más alto nivel con esferas del poder.​​

Epstein, comenzó su carrera como funcionario financiero en el banco de inversión Bear Stearns, antes de fundar su propia firma. Fue arrestado y una mañana apareció ahorcado en su celda acrecentando las teorías de que detrás de su muerte se estaban ocultando nombres relacionados al escándalo de la Pizzería Ping Pong.

La novia de Epstein, o lo que fuera ella de él, Ghislaine Noelle Marion Maxwel (que le arreglaba citas en sus mansiones, islas privadas y yates) está detenida bajo cargos de delincuente sexual lo que evidentemente deja abierta la interrogante si el Pizzagate fue una mera especulación o es que realmente existió. El caso fue investigado, pero se cerró con premura al no determinarse indicios de que en el sótano de la Pizzería Ping Pong existía un sótano donde los menores eran abusados sexualmente por una élite de millonarios de alto vuelo.

Lo que saltó en las investigaciones según las alegaciones de los fiscales de las Islas Vírgenes es que Epstein llevaba niñas de tan solo 11 años al lugar, donde él y sus socios las agredían sexualmente, según The Wall Street Journal. El caso provocó fisuras empresariales y políticas y fue quedando en la nebulosa con el transcurso del tiempo.

Curiosamente, quien ha vuelto a poner el Pizzagate en agenda es el excéntrico multimillonario Elon Musk que debe tener razones para hacerlo. X (la red) se ha abierto como medio de divulgación del caso. ViceNews señala que se trataría de un afán de figuración para captar lectores. “Su estrategia comercial para X, una empresa que está demandando a un medio de comunicación por sus informes sobre el tema, implica posicionarla como la alternativa amante de la libertad de expresión a los medios tradicionales”.

La idea de que las élites, los medios de comunicación y la corriente principal están todos comprometidos en un encubrimiento concertado del Pizzagate es útil para una variedad de figuras marginales. La semana pasada, la revista femenina de derecha Evie se unió a la refriega con una publicación en su blog que pontificaba: “¿Nos han hecho creer que el Pizzagate era un engaño?” El quid de la teoría llegó al final de un resumen largo de los últimos siete años del Pizzagate; La autora Nicole Dominique escribió: “Si se sabía que Epstein y Maxwell traficaban [sic] menores, ¿es realmente tan descabellado pensar que existe una red de personas ricas e influyentes que trafican con niños?”