Aunque Bolivia no cuenta en la economía mundial, el presidente Arce felicitó a Trump en un gesto “oportunista y oprobioso”. La frágil situación en la que se tambalea el país no da para más. Por otro lado, la mayor economía latinoamericana, Brasil, teme el impacto negativo en la balanza comercial bilateral. El triunfo de Trump ejercerá más presión para que reduzca el gasto, ya que el aumento del dólar podría provocar inflación y mayores tipos de interés.
En el ámbito de las relaciones internacionales hay que sopesar los vínculos ideológicos del presidente electo con Jair Bolsonaro y el argentino Javier Milei. A Lula, que antes de las elecciones sugirió que un nuevo mandato trumpista sería “un nazismo con otra cara”, no le quedó más que felicitar a Trump y priorizó el diálogo.
Trump, en sus interacciones con otros países, demostró ser inoportuno e impredecible en su primer mandato, sin tener en cuenta acuerdos y socios de larga data, y no hay indicios de que vaya a cambiar su actitud ahora, aunque la imprevisibilidad es una de sus características distintivas.
La guerra en Europa
El gobierno del republicano podría ser desastroso para Ucrania, que depende de su poderoso aliado para enfrentar a Rusia. Se espera que el presidente Volodymyr Zelensky sea presionado para que, en nombre de la paz, ceda el 20% del territorio ucraniano ya conquistado por Vladimir Putin, por quien Trump no oculta su afecto. En Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu fue uno de los primeros en saludar su victoria y celebrar su “sonoro regreso”, diciendo que el presidente electo lo apoyará en la guerra sin las imposiciones de negociar un alto el fuego y brindar ayuda humanitaria a los palestinos.
Política migratoria
Ningún tema resonó tanto en la campaña de Trump como la promesa de expulsar a los 11 millones de inmigrantes ilegales del país, en la “mayor deportación de la historia”, que costaría 300 millones de dólares. Bajo el alegato de que bandas de delincuentes entran y actúan a su antojo, el republicano pretende enviar fuerzas federales a ciudades gobernadas por demócratas para “imponer la ley y el orden” y defender el aumento de poderes policiales, con inmunidad procesal.
La propuesta es aprobada incluso por inmigrantes ya asentados en el país. En su discurso de victoria, Trump suavizó el tono y dijo que “vamos a permitir que la gente siga entrando a nuestro país, sólo legalmente”.
En cualquier caso, el segundo mandato de Trump tendrá lugar en un país decididamente más inclinado hacia la derecha. La curva aparece claramente en el sistema judicial, donde el nombramiento de jueces por parte del gobierno adquirió un claro contorno ideológico con un sesgo conservador (comenzando por la Corte Suprema).