“Nuestra Constitución, una de las mejores del mundo, está blindada de cualquier capricho personal”.
Así se refería Hugo Chávez en 2008 a la ley fundamental de Venezuela, promovida quien fuera presidente desde 1999 hasta que falleció en 2013.
Y sin embargo ahora, en medio de una crisis política y económica sin precedentes, su sucesor, Nicolás Maduro, busca algo hasta hace poco impensado: reformarla.
Los venezolanos están convocados este domingo a escoger a los miembros de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC)que se encargará de modificar la Carta Magna.
Se produce a 18 años de la ANC organizada por Chávez pocos meses después de asumir el poder, que permitió aprobar la llamada Constitución Bolivariana y que creó la base institucional existente en Venezuela.
Llevan el mismo nombre, pero responden a realidades completamente distintas. Y es una iniciativa que ha crispado los ánimos en un país dividido: para el gobierno es necesaria para fomentar el diálogo y alcanzar un pacto social por al paz; para la oposición es una forma de autogolpe de Estado y la confirmación de la “deriva autoritaria” del presidente.
La ANC de ahora se realiza por iniciativa del heredero político de Chávez, Maduro, a quien el difunto mandatario dejó encargado del poder y designó como sucesor. Pese a ello, entre ambas iniciativas parece haber más diferencias que semejanzas.
BBC Mundo te cuenta cuáles son las principales.
Un país distinto
El contexto político y económico de Venezuela es uno de los factores que marcan distancia entre las dos constituyentes.
“Cuando se convoca la ANC de 1999, el chavismo era la primera fuerza política del país tras ganar la presidencia en diciembre de 1998″, le dice a BBC Mundo, Andrés Caleca, quien en esa época presidía el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, “mientras la oposición estaba totalmente en desbandada y la situación económica del país era normal -aunque el precio del petróleo estaba bajo-, con todo el aparato productivo funcionando”,
“Ahora la situación es a la inversa: lo que está en desbandada es el chavismo, mientras la oposición está unificada, avanzando con aciertos y errores”, agrega, “según las encuestas, casi 80% de los electores votarían por la oposición y 20% lo haría por el oficialismo. El país está quebrado, en una situación de crisis humanitaria por falta de alimentos y de medicinas y con una expectativa de crecimiento de la economía de -12%, lo que es propio de países que han vivido una catástrofe o una guerra”.
Del chavismo al madurismo
Los cambios en la base de apoyo del chavismo tienen impacto en la convocatoria, explica Carmen Beatriz Fernández, consultora política de la empresa Datastrategia y profesora de Comunicación Política de la Universidad de Navarra.
“La diferencia no solo está entre el liderazgo de Chávez y de Maduro, una comparación en la que aparece en desventaja este último, sino que hay que reconocer que cuando el actual mandatario asumió las riendas del oficialismo este movimiento ya estaba mermando”, afirma en conversación con BBC Mundo.
La experta señala que Chávez siempre tuvo una mayoría a su favor y que mantuvo un nivel de apoyo en torno a un 56%, con algunos altibajos. “Él quiso tener mucha base popular, pero también institucional y constitucional para hacer la cosas que quería. Para ello se dotó de su Constituyente y su Constitución que le dieron su piso político”, señala.
En 1999, afirma, había tres tipos de chavistas: los emocionales, que eran la mayoría y que sentían una profunda conexión con Chávez; los ideológicos, que era una minoría de personas de extrema izquierda; y los utilitarios, que son aquellos cuyo apoyo depende de que reciban beneficios.
“Ahora el chavismo emocional desapareció. Maduró ganó las elecciones de 2013 en un resultado muy reñido con el país partido en dos mitades. Ese 50% Maduro lo llevó a 20% ahora. ¿Qué perdió? Básicamente al chavismo emocional. Se quedó con el ideológico y el utilitario”, apunta.
¿Corporativismo?
Fernández considera que esos cambios en el apoyo popular de Maduro son un elemento clave para entender las llamadas bases comiciales, las normas que rigen la elección de la ANC. En la Constituyente de 2017, estas reglas que fueron propuestas por Maduro establecen dos mecanismos para la elección de los 545 miembros de la Asamblea.
De ellos, 364 serán electos de forma territorial (uno por cada municipio y dos en los municipios de son capital de estado) y los 181 restantes serán escogidos en representación de ocho sectores seleccionados por el gobierno: trabajadores, campesinos y pescadores, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas, pensionados, empresarios y comunas y consejos comunales.
“Es una Asamblea corporativa. No va a nacer del voto universal sino de unos estamentos específicos inventados para esta ocasión que no están en la Constitución. Se convierte en una elección censitaria: los trabajadores votan por los trabajadores, los empresarios por empresarios, etc“, cuestiona Caleca.
Afirma que en Venezuela el único censo de votantes que existe es el padrón electoral universal, por lo que el CNE ha debido crear ahora las listas de quienes pueden votar en cada sector.
El expresidente del máximo órgano electoral de Venezuela recuerda que en 1999 los candidatos a la Constituyente fueron escogidos mediante el voto universal, secreto y directo en circunscripciones uninominales que se correspondían con las que ya existían y que habían sido usadas meses antes en las elecciones parlamentarias.
“Ahora hay una representación territorial que es totalmente inadecuada porque cada municipio elige el mismo número de representantes independientemente del número de electores que tenga. Eso no tiene sentido porque se pierde el principio de un hombre, un voto”, asegura en referencia a un norma que, en la práctica, hará que un municipio con 900.000 electores cuente con la misma representación que uno con 100.000.
Carmen Beatriz Fernández considera que las bases comiciales responden a la conformación actual del apoyo al oficialismo: “En el voto territorial se privilegia a los municipios rurales, que es donde la queda mayor apoyo al chavismo que ha mermado en las áreas urbanas. Pensando en eso se establece en las bases comiciales que cada municipio elige un miembro a la ANC. El voto sectorial, en cambio, se enfoca justo en esos sectores en los que el madurismo ha mostrado tener algún arraigo, bien por razones ideológicas o utilitarias”, asegura.
Objetivos
Maripili Hernández, quien fue miembro de todos los equipos de campaña electoral de Chávez desde 1998 y que durante su gobierno llegó a ser ministra de la Juventud, defiende la elección de miembros por sectores debido a los objetivos de la ANC.
“La Constituyente es importante para abrir el escenario de la discusión suprema, en la que se sienta el poder originario. Allí participan los representantes de todos los sectores del país: los indígenas, los estudiantes, los ancianos, los empresarios. Lo que me parece más importante es que ellos van a defender allí intereses sectoriales y por eso me parece muy bueno que esta Constituyente tenga candidatos de sectores”, señala en conversación con BBC Mundo.
“Los discapacitados que participen van a hacer propuestas que van a beneficiar no solo a los discapacitados chavistas. Estoy segura de que un empresario chavista y uno opositor tienen intereses comunes”, añade.
Hernández considera que los objetivos planteados son otra gran diferencia entre la Constituyente de 1999 y la de 2017.
Chávez impulsó la ANC con la promesa de refundar el Estado y cambiar la Constitución. “En aquel momento era sumamente importante establecer un pacto social que permitiera iniciar una nueva forma de gobierno. Veníamos de una democracia representativa, y con la nueva Constitución se estableció una democracia participativa y protagónica”, recuerda.
“Hoy no se trata tanto de un cambio de modelo democrático en sí mismo, porque en esta Constituyente se va a continuar con el modelo de democracia participativa y protagónica, sino que lo que realmente necesitamos es un pacto social por la paz”, indica.
“El país ha devenido en muchas situaciones conflictivas que nos están quitando la paz y es indispensable que los actores políticos se sienten a conversar para tratar de conseguir soluciones a nuestros problemas, pero no en el medio de protestas violentas”, agrega en relación con la ola de manifestaciones antigubernamentales que sacuden al país desde comienzos de abril.
Para Hernández, los líderes políticos tanto del oficialismo como de la oposición declinaron la posibilidad de establecer un diálogo para resolver sus diferencias.
“La Constituyente es un gran espacio para discutir los intereses que tenemos como sociedad y, además, permite saltarse la alcabala (el control) de los liderazgos de los partidos políticos de cada lado que, a mi modo de ver, están bastante desgastados sobre todo por su negativa absurda de no querer conversar. Será la gran mesa de negociación porque allí están representados todos los ciudadanos, porque ese es el poder originario”, afirma.
Participación opositora
En la elección de la Constituyente de 1999 el chavismo logró una mayoría abrumadora por dos motivos distintos: por un lado, era mayoritario; y por el otro, al estar unido logró que sus candidaturas se impusieran a los aspirantes opositores que estaban divididos.
Al tratarse de elecciones uninominales sin representación proporcional de las minorías, el candidato más votado -aunque no tuviera mayoría- era el que se quedaba con el puesto.
La consecuencia de ello, fue que el chavismo obteniendo poco más del 65% de los votos se quedó con 95% de los asientos de la ANC. “Había una preeminencia absoluta del chavismo. A pesar de eso, los candidatos de la oposición que pudieron participar obtuvieron un poco más de 30% de los votos”, recuerda Caleca.
En la Constituyente de este año, sin embargo, la oposición ha decidido no participar argumentando que se trata de un fraude y que las bases comiciales están sesgadas para darle al chavismo una mayoría.
Caleca señala además que en 2017, a diferencia de 1999, no hubo un referendo consultivo para que los ciudadanos expresaran su apoyo a la celebración a la Constituyente.
“Esta ANC de ahora ha sido convocada ilegalmente por el presidente de la República, quien no tiene facultades legales para hacerlo. El único que puede convocarla es el poder originario, expresado en el cuerpo de electores del país”, apunta.
Carmen Beatriz Fernández atribuye la falta de esta consulta previa al temor del gobierno de que la propuesta fuera rechazada: “La Constituyente de 1999 empieza con un referendo consultivo y concluye con un referendo aprobatorio de la nueva Constitución. Eso está muy lejos de la intención de Maduro en este proceso porque es evidente que cualquier referendo podría convertirse en un plebiscito”.
Caleca afirma que el oficialismo no se someterá a ninguna votación universal libre por temor a perderla. “El objetivo final de esta Constituyente es arrasar con los poderes públicos no afectos al gobierno e instaurar en Venezuela definitivamente una dictadura”.
Esta posición no es compartida por Maripili Hernández, quien dice lamentar la decisión de la oposición de no participar en la ANC y confía en que ese proceso ayudará a fomentar el entendimiento entre los venezolanos.
“No se puede pensar que el diálogo político necesario para conseguir la paz solamente se puede dar entre dirigentes políticos, de un lado o del otro. Venezuela es mucho más”, opina, “la ANC no es solo un mecanismo para cambiar la Constitución. Ese puede ser el resultado final, pero la Constituyente es un proceso en el que lo más importante es la conversación, el diálogo. Creo que en esta oportunidad, más importante incluso que el proceso final es el proceso”.