En riesgo la continuidad de la producción de autos eléctricos

Por El País
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El Tribunal de Cuentas de la UE advierte sobre los riesgos de no alcanzar los objetivos de producción de vehículos eléctricos.

Uno de los motivos del desembarco de la presidenta de la Comisión Europea a América Latina entre otros tiene que ver con el cumplimiento de sus metas por el cuidado ambiental. Europa es cada vez más dependiente que el aumento del coste de producción, tanto por la energía como por la escasez de la materia prima que encarezcan de tal modo los vehículos eléctricos que los hagan “inasequibles” para los compradores, “reduciendo así la demanda de vehículos eléctricos y la justificación económica de invertir en instalaciones de producción”, un auténtico pez que se muerde la cola.

Von der leyen y Fernandez

El punto de partida del informe son los objetivos marcados por el Pacto Verde Europeo, La estrategia que comprende la puesta en circulación de 13 millones de automóviles de cero o bajas emisiones en 2025 y un aumento hasta los 30 millones en 2030. Los Veintisiete ya han anunciado que, para cinco años después, la comercialización de vehículos con motores de combustión quedará prohibida en su territorio. Los autores del informe señalan que el plan de acción que la Comisión Europea puso en marcha en 2018 es positivo en su conjunto, matizan que este tenía “omisiones” que amenazan sus objetivos, al ser posible que no se consigan las baterías necesarias para los vehículos fabricados en el continente o que estas procedan de otras regiones, manteniendo la actual dependencia.

Uno de los elementos que están en entredicho es que se pueda alcanzar la capacidad de producción de 1.200 gigavatios por hora en baterías en 2030 (en 2020 era de 44GWh) “por factores geopolíticos y económicos”, especialmente por la alta dependencia de suministros procedentes de importaciones. “A partir de 2030, los fabricantes de la UE se enfrentan a una inminente escasez de materias primas para baterías”, señala el informe, que acusa de esa incertidumbre a la carrera mundial por hacerse con el cobalto, litio, manganeso, grafito y níquel necesarios para fabricar celdas de baterías, su encarecimiento y la ausencia de un plan minero para abastecerse de esos productos internamente en Europa.

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El informe pone de manifiesto que, pese a las promesas de la Comisión Europea, la UE “sigue careciendo de acuerdos de libre comercio” con los principales productores mundiales de materias primas para baterías. Destaca China, pero también República Democrática del Congo y Australia. Mientras tanto, los procesos para explotar minas siguen siendo largos y complejos en Europa. Han de pasar entre 12 y 16 años para poner en marcha una explotación y la otra vía de conseguir el mineral necesario, el reciclado, es muy accesorio porque de momento el número de vehículos con baterías que circulan por las carreteras europeas es escaso, apenas un 1% de todo el parque. El Tribunal de Cuentas expone la gravedad del asunto: “Dos proyectos europeos de fabricación de baterías financiados con el presupuesto de la UE y examinados por nuestra auditoría cuentan con acuerdos contractuales que garantizan el suministro de materias primas para solo 2 o 3 años de producción futura”.

China era en 2021 el principal fabricante de baterías, con un 76% de la capacidad mundial. La Unión Europea y Estados Unidos le seguían con un 7% cada uno. Y aunque la fabricación europea había tomado ventaja en la industria de los vehículos eléctricos, esta podría quedar rezagada. Entre 2022 y 2031 prevé inyectar US$ 6.000 millones además de otros US$ 15.900 millones en créditos fiscales para la producción de toda la cadena de valor de las baterías, incluida la explotación de minerales. Y además prevé destinar otros US$ 7.500 millones para subvencionar la adquisición de vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos o en otros países con el que tengan firmado un tratado de libre comercio. El objetivo es subvencionar un millón de coches.