Ernesto Samper, la falta de sinceridad de un expresidente

Por Carlos Rodriguez san Martín
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Ernesto Samper
Foto: Colprensa | RCN

Ernesto Samper el expresidente de Colombia dice que se ha subestimado a Maduro que es un excelente negociador. Después de todo lo que ha pasado el país creo que no se trata de una declaración correcta. Hay 2 millones de venezolanos en Colombia y otro tanto desbordando por toda América Latina. Puede negociar sacando la cabeza exhibiendo el petróleo que necesita la Shell, pero no ha sabido negociar la salud en su propio país. Eso basta.

Tuve la oportunidad de entrevistar a Samper, se trata de un personaje que comprime una enorme intuición. O al menos eso sucedió el día que nos juntamos. Íbamos a viajar rumbo a Tarija saliendo del Trompillo de Santa Cruz en un Cessna bimotor que hizo explosiones antes de decorar. Cuando volvimos a la terminal el ex de Colombia se volvió a la torre y se negó a volverse a subir al mismo avión. Tenía toda la razón meses después el mismo Cessna cayó cuando volaba en la misma ruta con una delegación de brillantes bolivianos.

Volvimos al hotel algo frustrados y allí hablamos largo sobre su Gobierno. Lo habían asociado con el narcotráfico, de que su campaña había recibido dinero del cartel de Cali en la época más regia del comercio del polvo blanco. Salió de la presidencia con una imagen acabada y se repuso solo de las acusaciones. Samper gobernó Colombia de 1994 a 1998, mantenía una excelente relación con Bolivia y era amigo personal de Paz Zamora que igual que él acabó su Gobierno haciendo una expiación de sus errores sobre la influencia del narcotráfico y su relación con algunos capos de la droga.
Samper, claro, desvirtuó las acusaciones y apuntó a la administración norteamericana por la arremetida porque se consideraba de izquierda. Luego ocupó varios puestos en organizaciones internacionales y lo último que supe de él fue que lo habían elegido secretario general de Unasur, ese organismo que destinaba millones para recomponer el tejido social de los países del acuerdo, pero que en realidad no tejieron nada.

Samper siendo colombiano acabó en la cabecera de ese organismo que en realidad no le correspondía, pero su capacidad de ver la región influenció entre sus amigos que gobernaron y siguen al frente de varios Gobiernos latinoamericanos.

Samper y los progres

El ex de Colombia es un convencido de que si gana Lula en Brasil consolidará el progresismo en la región. Claro que tiene razón, pero habría que entender que cree él de ser progresista. Lo hecho por Lula en sus dos periodos anteriores no ha sido precisamente progre. Ya lo hemos discutido largamente aquí mismo así que no vale la pena redundar.

El ex presidente de Colombia dice que se mantiene activo para no extinguir. Esa actividad lo mantiene al día y al tanto de los movimientos de la política. Samper que está vivo gracias a su enorme intuición podría parecer fatalista pero no es. Fue uno de los pocos ex mandatarios de Colombia que apoyó a Gustavo Petro y él mismo no llegó a la presidencia como un progresista de izquierda. Dice, lo que repiten quienes son conspicuos con las posturas ideológicas que a diario destiñen América latina cuando por ejemplo cita al presidente Fernández de la Argentina en el rollo de hacer integración, cuando en los hechos en la Argentina y Bolivia, para no ir más lejos, sus gobernantes gobiernan para ellos mismos.

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No parece ser sincero si de verdad es cierto cuando dice que “una cosa es que las relaciones internacionales tengan dimensión política y otra muy distinta es que las limitemos a las personas que piensan igual a nosotros que es una forma de renunciar a la integración, de acabarla”.

Sería estupendo que Samper acompañe con mayor sinceridad el proyecto populista de AL y que sus líderes entrelacen una mirada más amplia. Lo que hoy sucede en Bolivia, por ejemplo, es todo lo contrario y en Argentina de Fernández igual.

 

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