Desde 2010, cuando se anunció la sede de la Copa de este año, después de la zaga de denuncias de sobornos a los principales ejecutivos de la FIFA, se informa que Qatar ha gastado 300.000 millones de dólares para construir la infraestructura del evento. Un gasto que de acuerdo a los expertos no se puede llamar inversión.
El Gobierno de Qatar estima que sólo se inyectarán US$ 17 mil millones a la economía del país durante el torneo. Y así es. Una investigación de la Universidad de Lausana mostró que, entre 1964 y 2018, 31 de los 36 eventos deportivos importantes (como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos) causaron enormes pérdidas financieras a los países anfitriones.
El diario inglés especializado en finanzas The Economist ha demostrado en entrevistas con autoridades del país anfitrión cuáles son los mayores gastos. El ministro de finanzas de Qatar reveló que el país estaba gastando US$ 500 millones de dólares por semana en proyectos de infraestructura, incluidas mejoras en carreteras, hoteles, estadios y aeropuertos, preparando a la pequeña nación de Medio Oriente para albergar el evento deportivo más grande del mundo.
De acuerdo con estimaciones Qatar ha gastado hasta US$ 320 mil millones en los doce años desde que fue elegido como anfitrión de la Copa del Mundo a fines de 2010, más de 15 veces lo que Rusia gastó para el evento de 2018.
En cuanto a la representación de ingresos el diario inglés asegura que son US$ 4.7 mil millones de dólares los ingresos esperados por la Copa del Mundo, según su presupuesto de 2022. Los derechos de transmisión de televisión representan US$ 2,640 millones y los derechos de marketing aportan otros 1,350 millones, mientras que la venta de boletos y los derechos de hospitalidad suman US$ 500 millones.