FMLN se perfila ganador en elección salvadoreña

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El candidato de izquierda Salvador Sánchez Cerén se perfila como ganador de una reñida segunda vuelta de la elección presidencial de El Salvador con 50.11 por ciento de votos frente a 49.89 del opositor de derecha Norman Quijano, con 99.90 por ciento de actas escrutadas. El resultado definitivo se dará a conocer este lunes, anunció el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Con este resultado, que significa un millón 492 mil 805 votos para Sánchez Cerén, del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), contra un millón 486 mil 448 del derechista Norman Quijano, de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), la diferencia apenas es de 6 mil 357 votos. Ante esto, Quijano denunció que se fraguaba “un fraude” en su contra.

El presidente del TSE, Eugenio Chicas, anunció esta noche que ante el estrecho margen entre ambos candidatos por ahora las cifras son preliminares y el escrutinio definitivo se conocerá este lunes, cuando se habían escrutado 94.76 por ciento de las actas. Llamó a la calma, subrayó que el tribunal garantiza la transparencia y ordenó que ningún candidato se proclame ganador.

Aun cuando el cómputo preliminar no había terminado y las cifras daban ligera ventaja a Sánchez Cerén, Quijano se proclamó ganador.

Horas después, Quijano afirmó que el gobierno fraguaba “un fraude” con las autoridades electorales. “No vamos a permitir fraudes al estilo chavista o (Nicolás) Maduro. Aquí estamos en El Salvador”, señaló.

El secretario general del FMLN, Medardo González, poco antes había proclamado vencedor a Sánchez Cerén y convocó a sus seguidores a celebrar en una plaza, mientras la tensión subía porque los de Arena protestaban afuera de un hotel donde está el centro de operaciones del TSE.

Tras el anuncio de Chicas de que el escrutinio preliminar “prácticamente” concluyó, Quijano acusó al TSE de ser una institución “nada confiable”, de “actuar parcialmente” a favor de la izquierda y exigió el recuento de ciento por ciento de las actas electorales. Afirmó que estaban en “pie de guerra”, decididos a defender “la victoria” y “nuestra fuerza armada” pendiente del fraude.

En la primera ronda del 2 de febrero pasado, Sánchez Cerén, actual vicepresidente, ex maestro y ex comandante guerrillero, de 69 años, ganó a Quijano, odontólogo de 67 años, con 48.9 por ciento de votos contra 38.9, pero sin lograr el 50 por ciento más uno que evitaba la segunda ronda. Esa diferencia de 10 puntos esta vez fue acortada contra todos los pronósticos que vaticinaban un holgado triunfo al oficialista.

Cuando los resultados preliminares daban ventaja al FMLN por unos 7 mil votos, Arena salió a decir que su abanderado Norman Quijano había ganado la presidencia; citó los datos del TSE y aseguró que “con nuestro conteo que cuenta con el más alto grado de precisión podemos decirles que hemos logrado un triunfo para el pueblo salvadoreño”.

El presidente de Arena, Jorge Velado, junto a otros dirigentes, dijo que no sólo declaraban a Quijano nuevo presidente de El Salvador, sino que invitaban “al FMLN, a Sánchez Cerén y a su candidato a la vicepresidencia, Óscar Ortiz, así como a toda la cúpula del FMLN, a que comencemos desde ya un diálogo para hacer de éste el país que todos los salvadoreños merecen”.

Con todo, hubo denuncias recurrentes de “prepotencia y acciones de presión” de Arena, tanto en los centros de votación como con actos de campaña, prohibidos durante la jornada. La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho calificó de positivo el proceso, con excepción de las actividades de los areneros, que exhibieron pancartas contra el presidente Mauricio Funes, del FMLN.

Según información no oficial, la participación de los votantes superaría 54 por ciento de la primera ronda del 2 de febrero. Unos 4.9 millones de salvadoreños estaban convocados a votar en la segunda ronda electoral para elegir al presidente que gobernará por cinco años, incluyendo a los salvadoreños residentes en Estados Unidos y Canadá.

Los canales de la televisión transmitieron en vivo desde diferentes puntos del país el conteo de votos, y al dar a conocer los números que favorecían a determinado partidos, sus simpatizantes explotaban en júbilo.

Quijano y sus tres hijas participaron en una misa de acción de gracias en la iglesia María Auxiliadora, conocida como Don Rúa, en el noreste de la capital, y luego se trasladó a la plaza Salvador del Mundo “para realizar una oración a Dios Nuestro Señor”, con un grupo de pastores evangélicos.

El candidato de la derecha afirmó: “presagio un final bastante apretado, pero con ventaja para nosotros”. Molesto por supuestas acciones parciales del TSE, Quijano exigió que “al menos al final de este proceso adopte una actitud imparcial”, y afirmó que no puede adelantar que respetará el resultado.

“Ya he reiterado mi posición. A priori no se puede estar hablando de que voy a respetar, no fue la actitud imparcial que esperábamos”, agregó.

Sánchez Cerén y su compañero de fórmula Oscar Ortiz y un grupo de observadores internacionales, participaron del servicio religioso en la Capilla la Divina Providencia, donde en 1980 un francotirador no identificado asesinó al arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero.

El abanderado del FMLN dijo: “yo estoy preparado, soy actor de este proceso democrático que hemos construido”, al responder que no sólo dirigió la guerrilla, sino que también fue uno de los que impulsaron y firmaron los acuerdos de paz que pusieron fin a 12 años de guerra que dejaron 70 mil muertos y más de 12 mil desaparecidos.

“En una elección el pueblo es el soberano y son los salvadoreños y las salvadoreñas los que deciden, si tú no aceptas un resultado, estás violentando la voluntad del pueblo”, sentenció. Sánchez Cerén, que durante la campaña hizo llamados a la unidad de todos los sectores del país, pidió a la oposición superar las diferencias.

“Le digo a mi adversario, a su partido (Arena), que en mi gobierno tenemos los brazos abiertos para que juntos podamos construir un nuevo país”.

De ganar Sánchez Cerén, le daría un segundo quinquenio consecutivo al FMLN. Su promesa es continuar con los programas sociales de su predecesor. Pero si Quijano tomara las riendas, marcaría el regreso de Arena que perdió el poder en 2009, en un país con una economía debilitada y azotado por la violencia de las pandillas.