Francia investiga los fallos de seguridad en la matanza de París

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El yihadista belga, Abdelhamid Abaaoud, fue identificado casi inmediatamente como el inspirador y coordinador de los atentados del 13 de noviembre contra París, que causaron 130 muertos y 350 heridos. Sin embargo, en aquel momento, los servicios secretos franceses estaban seguros de que se encontraba atrincherado en Siria, en la capital del Estado Islámico, Raqqa. Tres días después supieron que Abaaoud estaba en Francia, y que había logrado pasar bajo el radar de cualquier control de seguridad, pese a tratarse de uno de los terroristas más buscados del mundo, relacionado con al menos otros cuatro atentados.

Este gigantesco fallo de seguridad, en un país que se encontraba en estado de alerta desde los atentados de enero contra Charlie Hebdo y el supermercado Hypercacher, se ha convertido en un golpe tremendo, que deja un reguero de dudas detrás y, sobre todo, contribuye a aumentar la inquietud ante la posibilidad de que no sea el único terrorista buscado que haya podido abrirse camino sin ser detectado. Un grupo de yihadistas, la mayoría de los cuáles estaban fichados y buscados, tuvo la libertad de movimientos para organizar y llevar a cabo una matanza cuidadosamente planificada en seis puntos diferentes de la capital. El primer ministro, Manuel Valls declaró este viernes que el peligro se mantiene: “La amenaza sigue presente y va a ser larga y permanente”.

El Gobierno estaba convencido de que, tarde o temprano, otro atentado era inevitable. Lo que nadie esperaba es que su organizadorfuese un terrorista fichado y buscado, y que hubiese podido organizar la masacre desde París. Fue localizado, y abatido por la policía, en una operación de las fuerzas de seguridad en una vivienda del suburbio de Saint-Denis. El grupo que se encontraba en ese apartamento estaba fuertemente armado y tenía planes de cometer atentados inmediatos contra objetivos estratégicos de París.

“Ignoramos todavía todo sobre su itinerario y, por lo tanto, sobre la forma en que pudo entrar en Europa sin atraer la atención”, declaró este viernes a la prensa una fuente de los servicios de seguridad franceses, que reconocía el desconcierto ante el hecho de que un terrorista que creían en el feudo del Estado Islámico (ISIS) en Siria se encontrara en París, al mando de dos comandos, con un gigantesco arsenal y con la libertad de movimientos suficiente como para organizar la matanza.

El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, declaró el jueves: “Solamente el lunes, tras los atentados de París, un servicio de información de un país fuera de Europa nos señaló que había tenido conocimiento de la presencia de Abaaoud en Grecia. No nos llegó ninguna información procedente de otro país de la UE”. Este yihadista belga de origen marroquí de 28 años no era un terrorista cualquiera: estaba buscado desde 2013, por haber arrastrado a su hermano menor a Siria, y estaba relacionado directamente con la organización de varios atentados frustrados, en la localidad belga de Viviers, contra la ciudad francesa de Villejuif, cerca de París, y con el asalto de un tren entre Ámsterdam y París este verano.

No está claro todavía cómo y qué medida, pero es seguro que los fallos revelados tras los atentados de París tendrán consecuencias rotundas, tanto sobre la fronteras interiores y exteriores de la UE como sobre la crisis de los refugiados, provocada por la huida de miles de personas de la guerra Siria. De hecho, hoy mismo se celebra en Bruselas una reunión de los titulares de Interior para analizar todos estos asuntos y Francia defendió el control de pasajeros que se desplacen fuera de la UE y va a mantener los controles de fronteras. “Olvidar Schengen”, titula su rotundo editorial el diario conservadorLe Figaro, que afirma: “¿Quién quiere todavía Schengen? La presencia en Francia de Abdelhamid Abaaoud debería hacer que todos los defensores de la libre circulación en Europa abran los ojos”. “¿Cómo es posible que Abaaoud se infiltrase en Europa?”, asegura por su parte en su primera plana el diario popular Le Parisien.

Una grabación de los transportes públicos conocida hoy ha revelado que Abaaoud fue grabado el viernes 13 de noviembre, apenas media hora después de la masacre, a las 22.14 en la línea 9 del metro de París. Estaba en la estación de Croix-de-Chavaux, en Montreuil, donde fue abandonado el coche que utilizaron los terroristas que ametrallaron varios locales en la zona de bares dentro de la locura asesina. Un miembro de esta célula, Salah Abdeslam, se encuentra en busca y captura y una semana después no ha sido encontrado. La policía estaba convencida, también por una grabación de seguridad, de que este grupo estaba formado por tres terroristas: Abdeslam, fugado; su hermano Brahim, que hizo estallar un cinturón de explosivos; y un tercero hasta ahora desconocido. Es muy posible que sea el propio Abaaoud.

La policía francesa supo que el cabecilla se encontraba en su territorio el lunes, gracias a una información proveniente de Marruecos, que detuvo hace un mes a su hermano Yassine. De hecho, hoy mismo el presidente François Hollande ha dado las gracias a Rabat por su cooperación. Sobre como llegaron al apartamento de Saint-Denis hay diferentes versiones: según Reuters, el móvil de Hasna Aitboulahcen, una mujer identificada que murió en el tiroteo de Saint-Denis, estaba intervenido por asuntos de drogas y una conversación reveló la presencia de Abaadoud, que llegó a ser filmado el martes, horas antes del asalto. La cadena pública Radio France señaló, sin embargo, que se llegó hasta esa casa tras una información que surgió durante un interrogatorio. En la última semana se han producido 793 registros, 90 personas han sido procesadas, 164 asignadas a residencia y 174 armas han sido incautadas (18 de ellas armas de guerra), según datos recopilados por AFP.

Aunque la investigación ha logrado completar numerosas piezas de este trágico puzzle, muchas preguntas siguen sin respuesta. ¿Por dónde y cómo entraron los terroristas desde Siria? ¿Formaban parte de la misma célula los que perpetraron los ataques el viernes en París y los que estaban atrincherados en Saint-Denis o eran dos células diferentes con el mismo líder? ¿Cuál es lazo entre los diferentes terroristas que integraron el comando? Esta última pregunta es clave: muchos terroristas pasaron por Siria y es posible que se conociesen allí y otros se conocían del barrio de Molenbeek, en Bruselas, de donde numerosos indicios indican que salió el convoy. Pero otros, como Hasna Aitboulahcen, la mujer que murió en el tiroteo de Saint-Denis, no parecen haber pasado ni por Siria ni por Molenbeek. Además, dos terroristas suicidas siguen sin ser identificados y un tercero viajaba con un pasaporte sirio, seguramente falso, con el que entró a través de la isla griega de Leros.

Hallado un tercer cadáver en el piso de Saint-Denis

La fiscalía francesa ha confirmado este viernes que tres personas murieron durante el asalto contra una vivienda en Saint-Denis: Abdelhamid Abaaoud, cabecilla de los atentados del viernes en París, y dos mujeres. Una de ellas falleció haciendo explotar la carga explosiva que llevaba pegada a su cuerpo -algo que ocurre por primera vez en Francia- y todavía no ha sido identificada. La segunda mujer es Hasna Aitboulahcen, una joven de 28 años, nacida en una Banlieue cercana a París en una familia francomarroquí con pocos medios, que había vivido en los últimos tiempos un intenso proceso de radicalización. Se presentaba como la prima de Abaaoud aunque no está confirmado que esa lazo familiar sea real.

Aitboulahcen creció en una de las banlieue duras de los alrededores de París, Aulnay-sous-Bois, en una zona de viviendas sociales conocida como la Cité des Rose-des-Vents. De origen marroquí, su familia no tenía medios para mantener a cuatro hijos y creció en familias de acogida desde los cinco hasta los 15 años. Ha sido descrita por sus vecinos, citados por la prensa francesa, como una mujer frágil, marcada por una adolescencia problemática y que había tenido problemas con la justicia por asuntos de droga. Muchos testimonios la describen como una mujer aficionada al rap, que llevaba siempre un sombrero de vaquero de cuero, “simpática con los chavales de la Cité” (las Cité en Francia son los conjuntos de viviendas sociales, HLM, que muchas veces se han convertido en centros de marginación, alejadas de la mano del Estado).

Sin embargo, hace unos meses, después de una desaparición, cambió por completo y comenzó a vestir velo integral. Un vecino relató al diario La Parisien que, cuando se la encontró recietemente, le dijo: “Quiero ir a Siria, a hacer la Yihad”. “Comenzó a llevar el hijab (que cubre todo el cuerpo, menos el rostro) pero, un mes después, se pasó al niqab (que sólo deja los ojos al descubierto)”, relató a la agencia AFP un hombre que presentó como su hermano, pero que no quiso que su nombre fuese publicado. “Se fabricó su propia burbuja: no estudiaba la religión, nunca la vi con un Corán”.

El padre, un musulmán practicante, había dejado la casa familiar y se encuentra en Marruecos. Su madre, de 58 años, localizada por AFP, asegura que “pasaba los últimos tiempos criticando todo, no aceptaba ningún consejo y mantenía relaciones cada vez más dudosas”. “Estaba todo el día metida en Facebook y Whatsapp”, declaró su hermano. Hace tres se fue a vivir a casa de una amiga a Drancy, según los dijo.

FE DE ERRORES

Hasna Aitboulahcen había sido identificada en una primera versión como la terrorista que se suicidó durante el asalto policial del miércoles en Saint-Denis. Es un error. La suicida no ha sido identificada todavía. Aitboulahcen murió acribillada durante la operación.