Se repetirá la historia de 2016. El nuevo campo de batalla ante la proximidad de las elecciones en EEUU.
Para aproximarse a la verdad es necesario repasar la historia. Es lo que planteamos en el siguiente reportaje publicado en la edición 197 de dat0s de 2017 después de que Donald Trump fue elegido presidente de EEUU (2016). Entonces se dijo que los rusos habían hackeado la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton. Al dar crédito a estas acciones, parecería lógico suponer que efectivamente los servicios de inteligencia rusos prepararon el terreno para que Trump acabe sentado en el salón oval de la Casa Blanca. De manera sistemática, las autoridades del Kremlin negaron cualquier interferencia informática en las elecciones estadounidenses. Se puede afirmar, sin embargo, que los agentes rusos estaban a la espera de las filtraciones de Wikileaks para descargar un ataque mortal contra la candidata demócrata.
Qué tiene que ver en la historia Julian Assange
Julian Assange, quien espera en prisión el fallo de un tribunal en Londres su posible extradición por espionaje a los EEUU, había afirmado en 2014 al corresponsal de Darthmouth Films que sus equipos develaron emails en los que Hillary Clinton -poco después de dejar la secretaria de Estado de los Estados Unidos-, envió un informe a su jefe de campaña John Podesta en el que aseguraba que Arabia Saudita y Qatar habían entregado una multimillonaria suma de dinero a la Fundación Clinton para financiar a los grupos terroristas islámicos.
En la misma entrevista, cuando le preguntan si las filtraciones de Wikileaks pretendían favorecer un cambio en el Gobierno de los Estados Unidos, dijo que sería “difícil ganar la presidencia de los Estados Unidos a grupos que no pertenecen al stablishment: la banca, los servicios de secretos de inteligencia y la industria militar se esforzarán porque Clinton gane la elección. Todas las corporaciones se han aliado a la candidata demócrata, incluso los grandes medios de comunicación”.
Posteriormente, el austriaco dijo que si ganaba Hillary Clinton se consolidaría el poder de la actual clase gobernante de los Estados Unidos. “Trump no es un insider puede ser un cambio bueno o malo, solo se verá si gana las elecciones, porque también él es parte de una elite rica en los Estados Unidos. Son gente que no forma parte de la estructura de poder, se trata de una estructura débil lo que no quiere decir que articule rápidamente una estructura de patrones”.
Los rusos en campaña
El fundador de WikiLeaks no es contundente cuando le preguntan sobre si los rusos estuvieron comprometidos con las filtraciones para perjudicar la elección de Hillary Clinton. Él prefiere responsabilizar al jefe de campaña de Hillary Clinton, John Podesta por el pésimo manejo de los ordenadores de campaña demócrata. Y hasta se atreve a lanzar una denuncia: “las filtraciones de WikiLeaks salieron de los propios ordenadores del Partido Demócrata. Nuestras fuentes de información fueron políticos desencantados con Hillary por la barrida contra Sanders. Los servicios de seguridad de los Estados Unidos apuntan a los rusos, pero la verdad es que se trata de una historia sin fundamento ni pruebas fehacientes que ellos hubieran hackeado la campaña de Hillary Clinton”.
En esa oportunidad, el fundador de Wikileaks al hacer referencia a las filtraciones que desportillaron la campaña de la candidata demócrata a la Casa Blanca señaló que las filtraciones salieron de los ordenadores del Partido Demócrata. “Las filtraciones son de 2015 cuando Trump no aparecía siquiera en el firmamento político como probable aspirante a la Casa Blanca”.
Más adelante, Assange afirma que existe una propaganda masiva para enturbiar las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia, pero lo cierto es que los norteamericanos se han dado la vuelta contra sus autoridades y eso ocurre cuando sus elites dejan de escuchar al pueblo. “Nosotros en WikiLeaks ofrecimos hasta US$ 30.000 a cada persona que proporcione información de que la administración Obama destrozó a Sanders”.
En la lucha por la nominación por el Partido Demócrata, Bernie Sanders había planteado la necesidad de evitar la recepción de donaciones de poderosos consorcios en una alusión directa a la Fundación de los Clinton que se convirtió en una caja negra. Sanders llegó al extremo de denunciar el levantamiento silencioso de una prohibición al levantamiento de donaciones de lobistas federales y comités de acción política que realizó el Comité Nacional Demócrata (DNC, por su sigla en inglés).
Las normas fueron propuestas por el entonces candidato a la presidencia Barack Obama en 2008. Sin embargo, estás se levantaron subrepticiamente en el correr de los últimos meses antes de la nominación. Quienes criticaron la medida afirmaron que el cambio favorecía a la rival de Sanders, Hillary Clinton, cuyo comité se ha especializado en la recaudación de fondos conjuntamente con el DNC.
“Me pregunto si es posible para un candidato que no sea multimillonario ni esté comprometido con la clase multimillonaria llevar a cabo una exitosa campaña, si ese es el caso, me gustaría que todos ustedes reconocieran el triste estado en que se encuentra la democracia estadounidense”. Bernie Sanders
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